Los propios sentimientos son la base de la literatura de María Bastarós. No hay objetivos y no hay moralejas: esta escritora zaragozana escribe en función de lo que le pide el cuerpo. Todo lo que sintió durante el confinamiento y los momentos más duros de la pandemia se ha traducido en No era esto a lo que veníamos (Editorial Candaya) que este miércoles se presenta en la librería Cálamo de Zaragoza, a partir de las 19.00 horas. 

Esta antología funciona como una imagen de lo cotidiano, del día a día. «Las situaciones convencionales son mi disparador para mostrar las costuras que veo en la realidad», resume la autora, que mantiene como premisa para sus textos que las situaciones más comunes «pueden derivar en momentos muy extraños».

Una niña que le prepara una comida a sus padres, la cena de un matrimonio con el jefe del marido o la vuelta a casa de una trabajadora de una empresa cárnica son el germen de breves historias que concluyen con giros inesperados. Cuentos ambientados en el día a día que se convierten en casos terroríficos «Más que terror me gusta hablar de lo inquietante», apunta Bastarós, que sí ha querido aportar en este libro «una perspectiva nueva de lo familiar, en la que se descubre la parte de detrás de momentos que tenemos completamente asumidos». 

«Los protagonistas de los relatos tienen crisis vitales derivadas de esa cotidianidad y no tienen claro cómo salir de ahí», adelanta la escritora. Unos personajes que, casi siempre, son femeninos. «Escribir sobre mujeres no es una elección política o activista», defiende Bastarós, que ha dado tanta fuerza a lo femenino en estas breves historias porque su propia visión del mundo es «la de una mujer, y eso es algo que se nota en todo lo que escribo». Una embarazada que no está segura de tener a su bebé o una joven que acaba de sufrir maltrato físico son, también, algunos de los personajes que desfilan por las 220 páginas de No era esto a lo que veníamos. Óscar, protagonista del último relato, es el único hombre en asumir el rol principal:«Ese texto cambia toda la perspectiva del libro y el que aclara cómo se ha escrito esta antología». 

Si los personajes son muy importantes en la escritora de María Bastarós, el paisaje es capital. «Muchas veces empiezo a escribir en torno a un territorio», indica la escritora, que en este libro ha recurrido a las zonas desérticas del interior de Aragón, al Valle de Tena o a la urbanización en la que se crió de niña. «Me gusta mucho situar a los personajes en un desierto», explica la autora, que ve en este entorno «un paisaje con las coordenadas en blanco, un lugar en el que se tienen que enfrentar con ellos mismos».

Escritura pasional

Los sentimientos como recurso es la explicación máxima que Bastarós encuentra a lo que su literatura dice de ella misma. La escritora, que casi siempre se apoya en la tercera persona para narrar sus historias, considera que cada texto «se escribe desde el yo, lo que hace que se cuente mucho del propio autor». 

Esta situación, la de desnudarse en cada uno de los textos que escribe, es algo asimilado e incluso potenciado por la propia Bastarós: «La narrativa te da la oportunidad de experimentar contigo y con lo que el cuerpo te pide hacer en cada momento». Un proceso que, sin dudar, la escritora defiende que solo se puede hacer «en soledad y mientras se atraviesa un momento emocional adecuado para lo que se quiere escribir». En el caso de No era esto a lo que veníamos, la pandemia tuvo una gran influencia:«El confinamiento y mi proceso de divorcio marcaron el contexto en el que se escribió el libro». 

Su debut en el género de los relatos ha concluido con un libro potente y directo, de esos que marcan al lector cada vez que se detiene al final de los textos. No era esto a lo que veníamos ofrece giros, crítica, disconformidad y derrotas a un público que conoce más de su autora en cada vuelta de página: «No tenía ningún objetivo cuando comencé con este libro, solo hacer lo que me pedía el alma».

Mostrando lo más profundo de su interior, Bastarós afirma que se siente «muy cómoda» escribiendo textos breves. De hecho, la escritora llegó a detener el proyecto de una novela por cambiarse al relato: «Necesitaba concentrar todos mis mensajes en estas píldoras tan explosivas».

La velocidad que se necesita para contar una historia completa en un puñado de páginas es lo que atrae a una Bastarós que supo, desde el primer momento, que su forma de escritura debía cambiar: «Es un espacio que funciona por explosión, mientras que en la novela el lector asimila lo narrado por acumulación».

Aunque no alcanza la categoría de activista del género, la zaragozana sí que considera que el relato está «muy denostado» en España: «El mercado editorial en este país propicia que el relato no tenga tanta presencia en las librerías y que el público no se acerque a estos libros». 

Una situación que, quizá, puede cambiar por la tendencia generalizada de la sociedad a consumir productos de entretenimiento cada vez más breves, como ocurre con los vídeos en internet o los capítulos de las series de televisión contemporáneas. «La falta de concentración que hoy tenemos nos arrastra hacia el audiovisual y nuestra adicción a las pantallas nos aleja de la literatura en papel», resume Bastarós, que tiene dudas sobre qué puede pasar con los libros de relatos: «Son textos que exigen concentración durante un tiempo más corto, pero estaría bien que el crecimiento del género venga porque la gente esté interesada en él».

Trabajo colaborativo

No era esto a lo que veníamos no ha sido el único lanzamiento que la autora zaragozana ha producido durante el último año. Junto a Nacho M. Segarra y Cristina Daura presentó Sexbook. Una historia de la sexualidad, en la que recorrían uno de los aspectos más particulares del ser humano. «Soy especialista en trabajar en dos libros a la vez», cuenta Bastarós, que en este proyecto colaborativo toma el papel de historiadora del arte: «En estos libros se pone por delante mi parte más académica, mientras que en la narrativa aparece mi lado más salvaje». «La capacidad para combinar mi mirada con la de mis compañeros es la que hace que los libros salgan adelante», sentencia Bastarós, que ya publicó junto a Daura y Segarra Herstory, que repasa la historia de las conquistas sociales de las mujeres. 

María Bastarós regresa mañana a una Zaragoza «a la que no he podido ir tanto como quería por culpa de la pandemia». La autora se juntará con sus lectores en Cálamo para conocer las impresionas que ha provocado en su público No era esto a lo que veníamos. La librería zaragozana ya reconoció en 2019 el talento de Bastarós al otorgar su premio Otra Mirada a su novela Historia de España contada a las niñas, que sí tenía una postura «política y activista» y en la que recorre la cronología nacional de las últimas décadas en una novela que se mueve entre la literatura de quiosco, el panfleto y la crónica periodística.