Espectáculo, concierto o recital. Alberto San Juan no tiene muy claro cómo definir a Te quiero, Benedetti, el proyecto con el que el domingo 27 de marzo llega al Teatro de las Esquinas, a partir de las 18.00 horas. «A mí el concepto recital también me suena a rollo», bromea al actor, que en esta función no aborda ningún personaje, sino que homenajea a los escritores españoles y latinoamericanos que sufrieron un exilio.

«La premisa con la que salimos al escenario es convertir la tarde en una fiesta», asegura San Juan, que quiere huir del aura de intensidad que siempre acompaña a la lectura de textos: «La solemnidad y el aburrimiento están fuera del espectáculo». Todo ese afán por hacer pasar un buen rato a los espectadores nace del otro gran protagonista de la función, el poeta uruguayo Mario Benedetti: «Es un autor ideal para intentar esa alegría, porque se caracteriza por su ternura y su gran sentido del humor».

"Si voy a un espectáculo y me aburro, me cabreo; lo mínimo que le pido es que me haga disfrutar"

Aunque no es solo el charrúa el escritor homenajeado en este espectáculo. Junto a él, Cortazar, Cernuda o Galeano pasan por la voz de un San Juan que está acompañado en el escenario por Fernando Egozcue, guitarrista y compositor de la música que suena a lo largo del espectáculo. «Tenemos poemas, pero también textos más largos y canciones», explica el actor, que valora positivamente la variedad que compone este nutrido repertorio. San Juan insiste en acercarse a Te quiero, Benedetti como una fiesta. A bote pronto, el intérprete enumera «tangos, una canción de Caetano Veloso, una copla de Concha Piquer e incluso algo de Albert Pla y de Serrat» como ejemplos a que todo lo que toca los sentimientos a través del arte tiene cabida en su nueva aventura literaria.

Estudio y reivindicación

Antes de subirse a las tablas, San Juan repasa la bibliografía de todos los autores a los que va a poner voz. «No soy una persona especialmente culta, por lo que siempre me empapo del autor que me toca», cuenta el actor, que disfruta de «tener que leer tanto, porque se descubren muchas cosas bellas».

La política tiene, como en casi todos los espectáculos literarios que han ejecutado anteriormente, un papel fundamental. Anteriormente, San Juan y Egozcue han colaborado en funciones dedicadas a la cultura en la Segunda República española o a la obra de los hermanos Machado.

«La obra habla de un doble exilio. Primero, las voces de la cultura española que salieron del país con el exilio republicano; en segundo lugar, el paso a Europa de voces latinoamericanas por las dictaduras en Chile, Uruguay o Argentina», resume un San Juan que siempre ha destacado por su compromiso político. Tanto el actor como el guitarrista coinciden en que Te quiero, Benedetti es «un homenaje a todas esas personas que tienen que huir de su país por la violencia, ya sea por la guerra, por vivir en una dictadura o por la situación de miseria».

Unas vivencias que hoy vuelven a estar en las primeras páginas de los medios de comunicación, por los refugiados ucranianos. «No podemos olvidar que también sucede lo mismo en Siria, Afganistán o en el África subsahariana», recuerda un San Juan que, pese al «drama» propio de los textos que se recitan, consigue convertir su interpretación sobre el escenario en «una celebración de la vida».

En el caso de San Juan, la vida es sinónimo de teatro. El actor recuerda que «desde 1995 no ha habido ni un solo año en el que no haya hecho teatro». Sobre el escenario, el intérprete se siente en su hábitat natural, por eso no deja esta disciplina, «algo que sí ha sucedido con el cine o con las series de televisión».

Con una dilatada carrera y asentado en lo más alto de los actores nacionales, San Juan es, en sí mismo, un reclamo. Consciente de que habrá gente que acuda al Teatro de las Esquinas por el propio espectáculo o por Benedetti, el actor también sabe que parte del público acudirá hasta el local por él. «A mí me gusta que la gente venga a verme porque le interesa mi trabajo», argumenta el intérprete, que considera que «el afán de todas las personas que nos subimos al escenario es que la gente venga a vernos». Por todo ello, no le da miedo presentarse como Alberto San Juan, sin aparecer sobre las tablas oculto tras un personaje: «Este espectáculo es simple en ese sentido: solo soy yo contando cuentos e historias».

Un contexto dramático, como es el de la cultura en el exilio, convertido en un espectáculo feliz, que siempre busca llevar la alegría a los asistentes. Para San Juan, el espectáculo de este domingo también da lugar a nuevos amores y primeras veces: «Encontrarse con el público en el teatro es tener una cita con un amigo al que no conoces pero al que amas».