Magdalena Lasala presenta este miércoles, en el Patio de la Infanta, la reedición de su novela La casa de los dioses de alabastro (Pregunta Ediciones), un libro que tuvo mucho éxito tras su publicación. Tal es así que, tras dos años agotado, la demanda ha llevado a la autora a presentar esta nueva edición. "Existe una gran demanda de recordar la gran Zaragoza, no solo desde la guerra y la desgracia, sino de toda la aportación magnífica que la ciudad ha hecho", afirma la escritora.
La obra se ambienta en la Zaragoza renacentista, una ciudad de 25.000 habitantes que respiraba grandeza, en lo que fue un momento histórico insuperable según la propia autora. Una riqueza alimentada por comerciantes, artistas e intelectuales que se veía reflejada en grandes edificios como la Lonja o la Diputación del Reino -ya desaparecida-, pero, sobre todo, en los edificios civiles: "Las casas-palacio, edificadas por los pudientes, servían para embellecer la ciudad y, además, demostrar su altura social". Unas cualidades que le valieron para ser calificada como la Harta o la Florencia de Occidente, ciudad a la que, según la autora, "miraba directamente a la cara". La capital de la Corona de Aragón también vivía un momento "duro", pese a su esplendor, ya que la Santa Inquisición quería "cortar las ansias intelectuales y de más brillo de esta ciudad", explica Lasala.
"La estructura se basa en tres voces que recuerdan a las tres columnas antropomorfas del patio"
El lugar de la presentación no es casual. El Patio de la Infanta es el epicentro sobre el que gira toda la trama, con amor, odio, traiciones y secretos ocultos que confluyen en una estructura coral. "La estructura se basa en tres voces que recuerdan a las tres columnas antropomorfas del patio", recalca. Un lugar que no siempre se llamó así. La novela gira en torno a la casa Zaporta, la cual albergó uno de los matrimonios más pudientes de la Zaragoza del siglo XVI, el de Gabriel Zaporta y Sabina de Santángel, provenientes de dos familias judeoconversas. Sabina de Santángel aprovechaba el patio para reunir a los personajes más destacados de la ciudad, en las conocidas "veladas de Venus", por lo que el patio era conocido entonces como el "Patio de Venus".
Sabina de Santángel, una figura que debe recuperarse
Precisamente, recuperar la figura de esta mujer fue otra de las razones que llevaron a Lasala a escribir esta obra. "Me siento comprometida con muchas mujeres que deben ser reivindicadas. Soy una privilegiada por poderlas recuperar", reconoce orgullosa. La propia autora ya recuperó otra figura femenina, Jimena, mujer del Cid, en su libro homónimo. Sin embargo, la zaragozana cree que debemos afrontar la visión femenina con naturalidad: "No es que fueran mujeres extraordinarias, sino que iban mano a mano con los momentos históricos".
La novela histórica se ha erigido en los últimos tiempos como uno de los mejores modos de poder transmitir la historia. "Bien documentada y con fidelidad, es un excelente instrumento de transmitir unos conocimientos que el lector está deseando conocer", recalca, para después añadir: "Estamos en un momento en el que la verdad no existe, existe la interpretación del hecho histórico". Lasala siempre ha tenido la ambición, como ella misma reconoce, de "iluminar esas sombras que a veces deja la historiografía convencional", algo que el género le permite constantemente.
Con respecto al trágico final del linaje de la casa Zaporta, que se terminó perdiendo tras la Guerra de Independencia, la escritora aragonesa cree que "recuerda lo que fue luego la ciudad de Zaragoza". "Es una historia que los zaragozanos y aragoneses no debemos olvidar. Debemos conocernos en el pasado, para saber que somos en el presente y que queremos ser en el futuro", concluye.
La presentación tendrá lugar a partir de las 19.00 horas, en un acto que contará con la presencia de Domingo Buesa, presidente de la Academia de Bellas Artes de San Luis. Como colofón al acto, Lasala ofrecerá un recital poético, acompañado por la música de Joaquín Pardinilla, recreando las ya mencionadas "veladas de Venus" que organizaba Sabina de Santángel, un viaje en el tiempo simbólico que refuerza la idea de la autora.
