El Periódico de Aragón

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CICLO 'BOMBO Y PLATILLO'

La crítica de Javier Losilla: Martirio y Raúl, en un mundo raro

La cantante andaluza ofreció un concierto el pasado domingo en Zaragoza

Martirio, durante el concierto que ofreció el domingo en Zaragoza.

Yo vengo a ofrecer mi corazón. Así, a bocajarro, con esta canción de Fito Páez que han interpretado desde Mercedes Sosa a Susana Baca, abrió Martirio su concierto del domingo en Zaragoza, en el Centro Cívico Salvador Allende, inaugurando (¡al aire libre y con sol!) la programación de primavera del ciclo Bombo y platillo. Fue la de Martirio toda una declaración de intenciones, pues el corazón puso en un repertorio en el que no escatimó tiempo ni alma. Bueno, Martirio y Raúl Rodríguez, quien le acompañó a la guitarra, maestro de cuerdas y cantares de ambos lados del Atlántico, fenómeno de proyectos propios que en ocasiones comparte escenario con su madre.

Así, Martirio y Raúl, Raúl y Martirio fueron transitando por el bolero, la copla, el tango y otras especies sonoras; todo ello, arrimado al ascua de la sardina sabrosa de Martirio y a la guitarra de variados colores y sabores de Raúl. Sonaron pues La noche de mi amor; Quisiera amarte menos; ese divertimento martiriológico llamado Madurito; los tangazos El día que me quieras, Chiquilín de Bachín y Volver; Ay, amor, tributo al complejo y pícaro Bola de Nieve; Es mejor vivir así; Torre de arena; Tatuaje; el gratísimo recuerdo al gran Carlos Cano con María la portiguesa; la sabinera Noches de boda y un Compuesta y sin novia antológica para la despedida.

A estas alturas, y salvo incidentes no esperados, poco hay que decir de Martirio que no se sepa. De manera que, espléndida de voz y de pletórica de ganas, armó un concierto de base y altura, algo lastrado en ocasiones por el abuso de una tendencia melismática que, francamente, su gozosa interpretación no necesita. Mal menor, en cualquier caso; o manías de crítico, en el peor de los supuestos.

He dejado para el final En un mundo raro, esa elocuente pieza de José Alfredo Jiménez, que Martirio interpretó tras la pieza de apertura del concierto, para señalar que ella y Raúl dibujaron todas las formas de la emoción. Es mucho en tiempos de sentimientos low cost y en la inestable fragilidad de un mundo convulso; de un mundo raro. ¡Bravo!  

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