El Periódico de Aragón

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NOVEDAD EDITORIAL

Teresa Viejo: "Las personas muy curiosas pueden vivir plenamente hasta cinco años más"

La escritora y periodista recibe el Premio Especial del Festival Aragón Negro y presenta su último libro, 'La niña que todo lo quería saber'

La escritora y periodista Teresa Viejo.

La periodista y escritora Teresa Viejo recibe este lunes el Premio Especial del Festival Aragón Negro, el cual reconoce su trayectoria como pionera en la lucha por los derechos de las mujeres. Además, aprovecha su visita para promocionar su último libro, La niña que todo lo quería saber (HarperCollins), en el que aborda un tema que le apasiona: la curiosidad.

Este lunes le entregan el Premio Especial del Festival Aragón Negro. ¿Qué supone este reconocimiento?

Supone muchísimo, no te voy a engañar. Me emocioné mucho cuando me lo dijeron, es una ilusión enorme recogerlo. Zaragoza y Aragón son lugares donde me siento especialmente querida y valorada. Que se valore mi trayectoria como novelista, que no es especialmente reconocida en cuanto a galardones, para mí es un premio a la constancia. Es precioso, una invitación a seguir por el mismo camino.

Además del premio, presenta su último libro, en el que define la curiosidad como "la primera fortaleza humana". ¿A qué se refiere?

No es una definición mía, sino de la psicología positiva. Los humanos contamos con 24 fortalezas, es decir, competencias o destrezas para desenvolvernos en la vida, en circunstancias cómodas o adversas. La primera es la curiosidad, lo que implica varias cosas. De ella surgen otras competencias como la fortaleza del amor por el conocimiento o la capacidad de conectar con otros seres humanos; o la motivación, que no es una fortaleza pero sí un comportamiento humano deseable. La curiosidad es como la Declaración de los Derechos Humanos: universal, democrática, intransferible y de obligado cumplimiento.

¿Cómo definiría el libro?

Es un libro de autodesarrollo personal. El título es provocador, pero el subtítulo es el verdadero sentido del libro (La curiosidad. Claves para una vida más inteligente y feliz). Es una buena compañía que te permite desarrollar estrategias para incrementar tu curiosidad, con prácticas muy sencillas. Es una obra de autoexploración para quien lo lea, invita a observarse y crecer. Este nuevo tiempo de incertidumbre y cambios nos exige competencias nuevas, y no son tecnológicas ni digitales, sino las que están en nuestro interior y a las que llegamos a través de la curiosidad.

La bibliografía en este ámbito es habitual en países anglosajones, pero no aquí. ¿Cuándo decide enfocarse de forma tan decidida a ello?

Empecé a estudiar la curiosidad hace unos cinco años. Leí varias investigaciones sobre ella, sobre todo de Harvard, y me apeteció leer algún libro en castellano. Ahí me di cuenta de que no había ninguno, eran todos norteamericanos, ingleses, alguno italiano… Con mucha paciencia iba traduciendo alguna cosa, pero me costaba una barbaridad. Mi primera idea no era escribir un libro, simplemente estudiaba porque me ayudaba mucho para mis conferencias. En la medida en la que avanzaba, me iba convenciendo de que era necesario hacerlo.

"En la medida que le damos más espacio al miedo, retrocede nuestra curiosidad"

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Al final, la curiosidad forma parte de la salud mental, un tema tabú durante mucho tiempo. ¿En qué aspecto nos puede ayudar a mejorarla?

Hay una investigación de un grupo de neurólogos norteamericanos que concluye que las personas muy curiosas pueden llegar a vivir de forma plena hasta cinco años más. Esta explicación científica, a la espera de otras que la rebatan, me parece muy interesante. La Asociación española antienvejecimiento también lo investiga, con el doctor Manuel Castillo a la cabeza. En cuanto a la perspectiva emocional, que puede resultar más difícil de cuantificar, aquellas personas que manifiestan más inquietudes en su vida tienen una vida más plena, pero eso es algo que cae de cajón. ¿Quién disfruta más? Quien sale, tiene hobbies, queda con sus amigos, va a un museo… o quien se sienta cinco horas frente a un televisor. Es muy simple. Con curiosidad, no nos referimos a fisgonear la vida del prójimo, sino al hambre por aprender y experimentar cosas nuevas, por acercarnos a personas nuevas.

¿Qué relación guarda con el miedo?

Son realmente antagónicos, no pueden cohabitar en el mismo espacio. En la medida en la que damos más espacio al miedo, retrocede nuestra curiosidad. Si somos capaces de frenarlo, podemos manipularlo, condicionarlo y trabajarlo. Me gusta decir siempre que al miedo hay que observarlo, no para que desaparezca, sino porque nos va a decir cosas. Preguntémosle qué sentido tiene, de qué nos alerta, a qué situaciones nos remonta. Es duro, porque el miedo nos bloquea, pero es una actitud saludable.

Hemos tocado muchos ámbitos de la vida. ¿Realmente afecta a todos?

La propia curiosidad reniega de las etiquetas. Las afirmaciones categóricas siempre son peligrosas, porque hay que saber ponerle límites, evitar los excesos. Es una fortaleza interior que debemos trabajar y poner en acción cuando es necesaria. El cerebro tiene que descansar, la sobreexcitación no es buena. Mi propuesta es que las personas reconozcan para que quieren aplicarla realmente. En el libro cuento una anécdota: la hija de una de mis mejores amigas había roto con su pareja, estaba muy triste y una tarde fue al Thyssen. Pues la persona a la que tenía delante, a quien pregunto cualquier cosa banal, se ha casado con ella. Y quien le iba a decir a esa chica, cuando salió de su casa deprimida, que el conocer una nueva persona le iba a deparar eso. Lo importante es eso, darle un sentido a la curiosidad y ponerle un foco.

¿Cuáles eran sus objetivos, además de empezar a divulgar en habla hispana sobre el tema?

Tengo un propósito muy ambicioso, me gusta soñar, me mantiene viva. Mi objetivo es crear una conciencia, una cultura de la curiosidad en la sociedad española, que esta gran fortaleza olvidada se ponga en valor. Que se pueda emplear el concepto con orgullo, frente a la extrañeza que hay ahora.

"Ojalá tuviésemos la misma percepción positiva de la curiosidad que en los países anglosajones"

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Es una paradoja, hacer un ejercicio de curiosidad sobre la propia curiosidad.

Exacto. Ojalá tuviésemos la misma percepción positiva que tienen los anglosajones sobre la curiosidad, que significa exploración y cercanía a la ciencia. Con eso me sentiría feliz.

En España incluso es negativa, la frase que dice que la curiosidad mató al gato, tan usada y popular, lo refleja.

Esa frase, encima, está mal traducida. Originariamente se refería a la precaución, es decir, realmente la muerte del gato es a causa de la falta de curiosidad. Nos estaban alertando de esa dificultad, de lo negativo que era no explorar y quedarse parado. En España hay muchos motivos para tener esa concepción, también tiene que ver con nuestra herencia reciente, en la que era complicado salirse del pensamiento dominante y ser crítico. Tampoco tenemos una cultura del error, y solo se puede aprender si te equivocas. Es algo muy complejo, se debe cambiar la sociedad que tenemos. Y se puede resolver activando la curiosidad. 

¿Cuáles son sus próximos proyectos?

He creado el Instituto de la curiosidad, así que tengo un montón de trabajo. Adaptar la curiosidad al aprendizaje, llevarla a las empresas, a la sociedad, promover acciones. También continúo dando conferencias, impartiendo formación, lo que me hace disfrutar muchísimo. 

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