LIBROS

Crítica de Miguel Ángel Ordovás de 'Vulváfora': Una consagración de la escritura de lo posible

La autora recurre a la vulva femenina para ofrecer un poemario que deslumbra por su vitalidad y creatividad

Un fragmento de la portada de 'Vulváfora'.

Un fragmento de la portada de 'Vulváfora'. / EL PERIÓDICO

Miguel Ángel Ordovás

Sin temor a enfrentarse a prejuicios o malas interpretaciones, Esther Lapeña recurre a la vulva femenina, que trata como la palabra que es, repleta de un exuberante simbolismo, para ofrecer un poemario que deslumbra por su vitalidad y creatividad. Lo ha titulado Vulváfora, y Libros del Innombrable se ha encargado de su edición, complicada en algunos poemas por los requerimientos de los textos, exigentes pero nunca arbitrarios o caprichosos.

El poemario se convierte en una consagración de la escritura de lo posible, confiriendo a la palabra todo el valor mágico y trascendente que atesora, tanto en su forma sonora como en su representación visual. En este sentido, es casi inevitable que sea la imagen de la vulva el centro de todo el libro, ya que en ella confluye el simbolismo de la vida, la creación, la pasión y el erotismo entendido como fuerza generatriz y tremendamente vital.

Esta noción es más evidente en la primera parte, cuyos poemas son los más cercanos a composiciones tradicionales, aunque los autores de los que se hacen eco desvelan que son poemas que no van a estar sometidos a la horma ortodoxa: los postistas Chicharro y Ory, Gloria Fuertes, Huidobro, Francisco Pino o Juan Eduardo Cirlot son convocados en los versos de Esther Lapeña para acompañarla en este viaje en el que, por cierto, la autora consigue momentos de excepcional intensidad cuando hace al amor protagonista de su vuelo.

También está muy presente en la segunda parte Cirlot y su combinatoria fonética, que hurtando a las palabras su significado recto otorga a sus sonidos múltiples dimensiones, que podrían incluso hacer recordar la poesía cúbica que practicara Ignacio Prat. Y como en un viaje cada vez más cercano a la velocidad de la luz, las propias letras saltan la barrera hipertextual en la última parte del poemario hasta hacerse mero grafismo y color (verde) para estallar al fin en una apoteosis final salvaje que salpica todo de vida. Vida, con uve de vulva.

'VULVÁFORA'

Esther Lapeña

Libros del Innombrable

123 páginas

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