Este sábado, Ludovice Ensemble estrenará en tierras aragonesas su concierto ‘À l’Espagnole’ que toma como hilo conductor la suite homónima del compositor François Couperin. Será a las 22:30 horas en la iglesia de Santa María de Santa Cruz de la Serós, dentro de los actos del XXXI Festival Internacional en el Camino de Santiago.
¿Cuál es la principal baza, el atractivo de su actuación ‘À l’Espagnole’ en esta edición del Festival?
Destacaría dos, por un lado la originalidad de un programa de música barroca francesa pero toda ella de inspiración española, algo que podemos comprobar no fue un interés aislado de unos pocos autores, pues en este programa se recogen en total obras de siete compositores distintos entre los mejores autores franceses de los siglos XVII y XVIII: Boësset, Lully, Charpentier, Couperin, Campra, Courbois y Desmarets. Y por otro lado, el solista, André Lacerda, un joven y magnífico tenor que dará mucho que hablar en los próximos años.
En esta edición, el Festival pone de relieve 'El enemigo invisible' como epígrafe común a distintas propuestas musicales salpicadas por pandemias.
No es nada nuevo, a lo largo de la historia las pandemias han sido episodios recurrentes y, cuando suceden, hay que hacerlas frente e intentar salir adelante con gran esfuerzo y buscando la mejor utilización de los recursos a nuestra disposición. Los momentos de dificultad siempre han sido a la vez generadores de avances científicos, artísticos, sociales.
¿Ha existido en Ludovice Ensemble un antes y un después del Covid-19? ¿Cómo se ha reinventado, si ha sido el caso?
Indudablemente la pandemia nos ha puesto a prueba a todos, como personas y como músicos, pero también ha generado un esfuerzo individual y conjunto per salir adelante en el que la música y sus intérpretes han ocupado un lugar destacado. Nosotros nos hemos adaptado todo lo posible, ofrecido todas las facilidades para llevar a cabo todos los compromisos y hemos buscado la forma de llenar los espacios que quedaban vacíos con nuevas iniciativas, por ejemplo con nuestra Academia de verano, que cumple ahora su segunda edición. Por otro lado está el apoyo institucional, que ha sido muy distinto dependiendo de los países.
¿Cómo se está desarrollando la actividad artística del grupo durante este año?
Debo decir que en el caso particular de Ludovice Ensemble y en el particular de Miguel Jalôto como director, el trabajo está siendo incesante en 2022 y estamos recuperando unos niveles de actividad muy altos. Esto es cierto tanto en Portugal como en España, a donde, a parte de sus compromiso con Ludovice, Jalôto ha venido como director en 2022 para dirigir distintos proyectos en un festival de Pascua y este mismo verano tras la gira que nos ocupa. Esperemos que se mantenga en años venideros.
En general, ¿cómo valora el momento actual que atraviesa la música antigua y la barroca? ¿Cuáles serían sus principales retos a corto y medio plazo?
El momento es bueno pero a la vez delicado. Ha habido en los últimos años un crecimiento considerable del número de intérpretes, del número de centros de formación, del número de festivales y conciertos, pero el reto principal sigue siendo despertar el interés del público, que no siempre acude en la medida que desearíamos. Hay una oferta muy considerable y el reto es la educación y la formación de la sociedad para que se interese por estas formas musicales.
