El Periódico de Aragón

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Las Turbulencias de Javier Losilla: Cuatro días en los que Rabat fue una fiesta

El festival Visa For Music vuelve tras la pandemia con una programación más abierta al público

Sainttrick, música de África del oeste, desde Congo y Senegal. Paco Valiente

A comienzos de 2019, cuando la normalidad aún no había sido alterada por el COVID-19, la celebración de la sexta edición de la feria-festival marroquí Visa For Music estaba más que en el aire por motivos presupuestarios. Pero finalmente se hizo. Una notable presencia de artistas femeninas y un amplio muestrario de las músicas del país anfitrión marcaron el desarrollo del evento que la organización calificó de continuista. Recordemos que Visa For Music, que se celebra en Rabat, se postula como el gran escaparate de los ritmos de África y Oriente Medio, aunque también asume propuestas procedentes de Europa y América. Y llegó la pandemia.

Así, los dos años más duros de ataque del bicho, Visa For Music celebró de manera presencial y restringida solo las actividades relacionadas con debates, ponencias, etcétera, ofreciendo los conciertos, previamente grabados, por internet.

Pero 2022 ha sido el momento del gran regreso, retomando las actuaciones presenciales y más: abriéndolas a un público amplio. Es cierto que en cada edición, a los conciertos, dirigidos especialmente a programadores, mánagers y periodistas, podían acceder espectadores no relacionados con el devenir de la feria, pero la asistencia estaba restringida por la capacidad de las salas. Este año, salvo las tres actuaciones realizadas en el Teatro Mohammed V, y un par más, desarrolladas en el bar de la sala Renaissance, los escenarios (dos) han estado colocados en la explanada del amurallado Palacio Tazi, hermosa aunque algo descuidada construcción que en ocasiones anteriores ha albergado música en sus jardines. Un cambio notable, pues ya no hablamos de que un número reducido de aficionados pueda disfrutar de los espectáculos de los que gozan los profesionales que acuden a Visa, sino de que cientos de personas tengan la oportunidad, por un precio más o menos razonable, de escuchar música en directo de diferentes latitudes. Ah, y con la opción de poder tomar una cerveza o varias.

Desde el punto de vista artístico, esta novena edición de Visa For Music, variada en sus contenidos, eso sí, no ha mostrado tantas novedades como en celebraciones precedentes, pero ha contado con un puñado de grupos y solistas notables. Y otro dato: el aumento de artistas procedentes de países subsaharianos. Y no quiero perder de vista un detalle que también ha sido constante en los conciertos: tanto en opciones sonoras más próximas al rock o al blues, como en ofertas musicales centradas en eso que comúnmente se conoce como músicas del mundo, la actitud retro (o vintage, si se prefiere) ha imperado en gran parte de lo escuchado (¡ah, esas guitarras progresivas setenteras!).

Pamela Badjogo, de Gabón, formó parte de Las Amazones d'Afrique. Paco Valiente

Tal vez la vigorosa vuelta de tuerca que la gabonesa Pamela Badjo dio a lo que fueron las músicas urbanas de África del oeste resultó lo más actual de la programación, por encima, incluso, del hip hop del marroquí Raste y de la 'guida' de club del bailarín y cantante guineano Ans T- Crazy. Más no se descodifique lo dicho como una crítica a la rítmica de décadas atrás: haciendo abstracción del paisaje sonoro dibujado para el público más joven, se puede observar que tanto en África como en Oriente Medio hay una mirada atenta a patrones musicales que triunfaron en el mundo décadas atrás. El planeta gira y gira. 

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