LA EXITOSA TRAYECTORIA DE UN ARTISTA DE CARIÑENA

Ángel Gil Orrios, un "loco" aragonés dirigiendo un teatro de Nueva York

El dramaturgo es uno de los responsables de la Alianza de Teatros Latinos neoyorquina, que recientemente ha recibido la Medalla de Oro de la Academia de las Artes Escénicas de España

Ángel Gil Orrios (izquierda) recibió de Yolanda Díaz la Medalla de Oro de las Artes Escénicas de España

Ángel Gil Orrios (izquierda) recibió de Yolanda Díaz la Medalla de Oro de las Artes Escénicas de España / EL PERIÓDICO

Alberto Arilla

Alberto Arilla

El pasado mes de noviembre, la Academia de las Artes Escénicas de España reconoció con la Medalla de Oro a la Alianza de Teatros Latinos de Nueva York. Uno de sus responsables, que recibió el galardón de manos de la vicepresidenta Yolanda Díaz, es Ángel Gil Orrios, artista cariñenense que pasó buena parte de su infancia en Ejea de los Caballeros y que, desde el año 2000, es el director artístico-ejecutivo del Thalia Spanish Theatre de la ciudad neoyorquina.

Y es que la vida de Ángel Gil no se entendería sin las tablas desde que, con tan solo siete años, participara en su primera función. Sin embargo, su trayectoria artística no ha sido un camino de rosas. Con nueve años, sus padres le matricularon en el Seminario Metropolitano de Zaragoza. "Querían que su primer hijo fuese cura, pero durante los seis años que estuve allí en ningún momento se me fue el veneno del teatro", cuenta el protagonista. Así, aprovechó su estancia entre sacerdotes para seguir formándose en su verdadera pasión. "El seminario tenía un muy buen auditorio, y siempre era el primero en apuntarme a cualquier función que se organizaba por el día del padre, de la madre... Además, tuve la suerte de tener algunos profesores estupendos que me dejaban libros", recuerda Gil.

Con todo, el momento más difícil llegó cuando, al terminar la etapa menor de su formación, decidió que eso no era lo suyo: "Tenía 15 años y mis padres no lo entendieron. Mi padre llegó a echarme de casa porque, en aquel tiempo, pasar de ser cura a llevar una vida pecaminosa, como artista, era un cambio importante". No obstante, el dramaturgo aragonés siguió firme en su decisión, y empezó una carrera meteórica que enseguida le llevó a ganar varios reconocimientos, como el Premio Extraordinario de la Escuela Municipal de Arte Dramático de Zaragoza o el Trofeo Príncipe Fernando, ambos en 1975.

Desde entonces, su ascenso no se detuvo. Con tan solo 18 años, tras ser rechazado por varios directores teatrales madrileños, logró abrirse un hueco en el Teatro Nacional María Guerrero como ayudante de dirección, un puesto al que accedió tras una sucesión de acontecimientos rocambolesca. "Me enteré de que el Ministerio de Cultura había nombrado director general de Teatro a un aragonés, Mario Antolín -rememora-. Me presenté con un traje prestado y unas tarjetas que me hizo un amigo, y logré colarme en su agenda. Antolín se reía a carcajadas con la situación, ya que no lo conocía de nada. Luego, me hizo un examen increíble de conocimientos, y de esa reunión ya salí con trabajo. La verdad es que tuve suerte".

El sueño americano

Tras un año como ayudante en el Teatro Nacional, Gil Orrios necesitaba un cambio de aires. "Siempre he sido muy inquieto, como buen aragonés. La experiencia fue increíble, pero no me satisfacía, porque mi sueño siempre había sido crear musicales españoles, que en ese momento no existían", señala. Así, el dramaturgo cogió su maleta y se mudó a Nueva York, gracias a una beca del gobierno norteamericano. "Todo el mundo me dijo que estaba loco por renunciar a ese trabajo con 18 años, pero yo me consideraba director. Boradway me entusiasmó tanto que decidí quedarme", explica.

Ángel Gil Orrios (centro), junto al entonces alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.

Ángel Gil Orrios (centro), junto al entonces alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg (derecha).. / EL PERIÓDICO

De esa forma, y tras terminar su beca, regresó a Nueva York con un musical original de Alberto Miralles sobre Cristóbal Colón: "El coreógrafo era Jim Collins, que tenía muy buenas conexiones por su participación en musicales como 'West Side Story'. Me recomendó a Raúl Juliá (Gómez en 'La familia Addams' de 1991), con el que hice gran amistad, y así empezó mi andadura profesional en EEUU".

Cooperación entre el teatro latino de Nueva York

Un viaje que llegó a uno de sus puntos álgidos con su nombramiento, hace 23 años, como director artístico y ejecutivo del Thalia Spanish Theatre, en el barrio de Queens. Un destacado trabajo que le ha valido reconocimientos de la propia ciudad neoyorquina, como el Premio de Arte y Cultura de 2009, el cual recibió de manos del entonces alcalde Michael Bloomberg. Ya en 2013, nueve teatros latinos (siete de Manhattan, uno del Bronx y el Thalia de Queens) de la ciudad se unieron en una alianza que ha resultado muy provechosa para sus intereses. "El objetivo era colaborar en coproducciones y cruces de públicos, ya que el movimiento teatral hispano de Nueva York es muy importante", subraya Gil Orrios.

Ángel Gil Orrios, durante la reinauguración del Teatro Olimpia de Cariñena.

Ángel Gil Orrios, durante la reinauguración del Teatro Olimpia de Cariñena. / EL PERIÓDICO

En cualquier caso, el aragonés no olvida su tierra, a la que regresa siempre que puede. Gracias a una de esas visitas, en el año 2004, se reconcilió con su padre. "Di el pregón de las fiestas de Ejea, y mi padre entendió que el teatro era mi vida", asevera el artista, quien tampoco olvida sus raíces en Cariñena, donde también fue pregonero en 2019, tras participar en la reinauguración del Teatro Olimpia de la localidad. Su ilusión, en cambio, es poder traer a su tierra su próximo proyecto, 'El pintor y la modelo', inspirado en la vida de Picasso. "Como buen Quijote, me encantaría aportar mi granito de arena al movimiento artístico aragonés y español", concluye.

Suscríbete para seguir leyendo