RESEÑA

Los libros aragoneses de Domingo Buesa: La regla de Santa María de Sijena

Es una publicación que puede ser muy útil para entender nuestra identidad como nación aragonesa

La sala capitular del Monasterio de Santa María de Sijena.

La sala capitular del Monasterio de Santa María de Sijena. / EL PERIÓDICO

Domingo Buesa

Domingo Buesa

Este año 2023 el monasterio de Sijena cumple cien años de su declaración como monumento nacional y 835 años desde el momento en el que la reina doña Sancha, esposa de Alfonso II de Aragón recibió el permiso eclesiástico para poner en marcha la fundación de un monasterio en el que unas monjas, a las que se las denominaba Dueñas, vivirían honrando a Dios con arreglo a un modelo de vida que resultaba de la unión de la regla del Hospital y de la regla de San Agustín, que a la reina le agradaba y quiso incorporar. Era marzo de 1188, el momento en el que se ponía en marcha este poderoso monasterio femenino que estaba llamado a ser panteón de los reyes aragoneses, el lugar donde descansarían los miembros de la familia que mantenían la legalidad que daba el linaje, el testimonio público de la transcendencia política de una reina aragonesa.

Estamos hablando de un monasterio que, por encima de todo, era un punto clave en el control de los caminos que unían el reino de Aragón con las tierras del antiguo condado de Barcelona. En realidad, era el monasterio que iba a gestionar las estepas del valle medio del Ebro. Por su importancia, ante la priora de Sijena se doblegaban todos los eclesiásticos y nobles que por allí pasaban, salvo la reina doña Sancha que fue la fundadora y la benefactora de una comunidad que contaba incluso con la milagrosa imagen de la Virgen que había sido encontrada en los alrededores inundados. Es evidente que estas tierras cubiertas por agua son presididas por la imponente mole del monasterio, junto al pueblo de Villanueva que se establece en una elevación a salvo del agua y con un montón de pueblos que se fundan para crear campos de cereales o de viñas, por las que las señoras de Sijena cobraron impuestos.

Custodiado en la Biblioteca de Cataluña

A lo largo de los siglos se han ido publicando interesantes trabajos sobre el monasterio, tanto sobre su historia como sobre la vida de las mujeres que lo mantuvieron vivo hasta el siglo XX. Y ahora, como testimonio de esta efeméride, el Gobierno de Aragón (Dirección General de Cultura y Dirección General de Política Lingüística a las que agradecemos este gran libro) publica unos estudios sobre la regla que rigió este monasterio y que se conserva en un códice manuscrito de 38 hojas, custodiado en la Biblioteca de Cataluña, pues ya sabemos que todo lo que afecta a este monasterio se lo llevaron -por las buenas o por las malas- gentes del oriente de Aragón. Este pequeño libro que debió de realizarse en el siglo XIII contiene la regla del monasterio y la presenta escrita en aragonés. Es curioso saber que las monjas cuando hablaban en el capítulo lo debían hacer en latín, pero también en lengua materna cuando no tenían destreza para manejarse en la lengua latina.

Como pueden ver estamos ante una publicación que puede ser muy útil para entender nuestra identidad como nación aragonesa, máxime cuando contamos con los magníficos estudios que acompañan la edición de la regla. El catedrático zaragozano Laliena Corbera habla de la fundación, Cebolla Royo habla de la liturgia sigenense desde el conservatorio de Castilla y León, Ríos Conejero de la Regla, Tomás Faci del códice y su lengua. Y estos dos últimos, funcionarios del archivo de la Corona de Aragón y de la universidad Complutense, transcriben el texto en aragonés que precede a la edición facsímil para deleite de los estudioso y curiosos. Y coordinando todo el trabajo Juan José Generelo que ha logrado un libro magnifico, interesante por su nivel científico y por su capacidad didáctica.  

La elección de la priora

De su mano descubrirán la apasionante vida de estas monjas que se levantan al punto de la mañana, despertándose unas a otros, bañándose de una en una, hincándose de rodillas si se equivocan en los rezos, dejando en la mesa del capítulo todo lo que encuentran que no es suyo, procesionando solemnemente por el claustro, comenzando a comer después de que la monja de turno haya iniciado las lecturas que oirán en el comedor. Un comedor que no pueden abandonar excepto con ocasión de casos graves como que sangren por la nariz, en el que no hablan y en el que cuidan el pan que les toca. No hablan en otro sitio que no sea el parlatorio donde juegan y cosen en sus recreos, acompañan a sus hermanas en el momento de su muerte, a las que les dan la extremaunción y después de lavarles les colocan los guantes y la cofia. Y al final dan a los pobres las vestiduras de las Dueñas muertas. Cierra la regla la elección de la priora que prepararán para su presentación cortándole el pelo y vistiéndola, y a la que han seleccionado por una curiosa manera: todas las monjas o señoras eligen a las tres ancianas más santas. Estas, a su vez, eligen a las cinco dueñas del capítulo más representativas y ellas serán las que elijan a la priora.

Como pueden ver es apasionante descubrir cómo se vivía en un monasterio real del siglo XII, en un espacio donde las poderosas monjas o señoras de Sijena custodiaban los cuerpos de reyes y miembros de la familia real de Aragón. Además, el monasterio merece toda nuestra atención y tomárnoslo en serio, no sea que anunciando lo que ya está hecho, una y mil veces, se nos venga encima otro centenario. Es el tiempo de que el Gobierno de Aragón, y hay que reconocer que el presidente Lambán ha actuado con ejemplaridad y muy bien en este asunto, se plantee quedarse con un monasterio que es de unas monjas que desaparecieron, por lo que debería revertir a sus fundadores: los reyes de Aragón y sus herederos institucionales actuales. Y de las pinturas no hablo que no quiero amargarme el día.

'LA REGLA DEL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE SIGENA'

Edición facsímil de la versión en aragonés del siglo XIII.

Juan José Generelo Lanaspa, coordinador

Gobierno de Aragón

122 páginas de estudios, 82 de facsímil.