del 6 al 10 de diciembre en la sala Mozart

Miguel Ángel Berna: "La jota necesita volver a las calles de Aragón, a la cultura urbana"

El bailarín zaragozano divisa su adiós a los escenarios con 'Rematadera', el que será su último espectáculo personal

Miguel Ángel Berna es una de las grandes figuras de la jota aragonesa, con más de 28 producciones propias así como un sinfin de espectáculos y coreografías.

Miguel Ángel Berna es una de las grandes figuras de la jota aragonesa, con más de 28 producciones propias así como un sinfin de espectáculos y coreografías. / JAIME GALINDO

Álvaro Jordán

Álvaro Jordán

Tras casi una vida entera rodeado de trilladoras y labradoras, por nombrar solo algunas de las ramas de su arte jotero, el bailarín Miguel Ángel Berna (Zaragoza, 1968) comienza a divisar su adiós a los escenarios. De hecho, del 6 al 10 de diciembre llegará a la sala Mozart con 'Rematadera', el que será su último espectáculo personal. El bailarín zaragozano ha charlado con este diario sobre su trayectoria artística, esa que le ha llevado a los mejores escenarios del mundo, y también sobre su futuro alejado ya de los grandes focos. Reconocido por ser uno de los grandes renovadores de la jota a través de la danza, Berna lleva más de 25 años representando el folclore aragonés, algo de lo que se siente especialmente satisfecho, si bien lamenta el escaso apoyo por parte de las instituciones. 

¿Qué representa ‘Rematadera’ para usted?

'Rematadera' es una consecuencia de estos últimos ocho años, en los que ha habido espacio para todo tipo de emociones. En 2015 yo salí del ayuntamiento en calidad de compañía residente, con un proyecto en el que puse gran parte de mi vida. Estaba lleno de unas ilusiones que me permitieron visitar los mejores escenarios del mundo. Desgraciadamente, es el poder político el que decide al artista, y por esas mismas decisiones políticas mi proyecto se acabó agravando.  

¿Cómo definiría esa etapa?

Como una etapa de naufragio, en la que la cultura se ha visto controlada por la política y en la que he visto un desinterés absoluto hacia mis proyectos. Una etapa en la que pude sobrevivir gracias a mi nombre y esfuerzo, cosechado y demostrable por mis logros. A todo esto tengo que sumarle que mi compañía no tiene bailarines actualmente dado que el Conservatorio de Zaragoza no posee bailarines de danza española, y como tampoco he contado con apoyo institucional no he podido traer bailarines de fuera. La veo como un desastre por completo.

¿Y cómo se ve a sí mismo actualmente?

Pues a mí me veo con una edad, eso sobre todo. Tengo ya 55 años y podría decirse que como bailarín ya estoy acabado. Pero tengo la suerte de poder conservar todavía las facultades para poder subirme a un escenario y actuar en condiciones. Obviamente, no sé lo que me durarán.

¿Es entonces este proyecto un adiós definitivo de los escenarios?

No un adiós instantáneo, pero dejo claro que 'Rematadera' será mi último proyecto propio, desde luego. No obstante, también pienso que todos, hasta que no nos morimos, no dejamos de bailar. Todos somos bailarines de la vida, por lo que puede que siga colaborando en el espectáculo de algún compañero de gremio, como estoy haciendo en 'Eterno' de Carlos Rodríguez. Tengo varios proyectos en mente también: hacer una escuela o una fundación, y también estoy grabando una película documental de mi vida con Gaizka Urresti. Así que me veo muy ocupado de cara al futuro.

¿Cómo ve su legado artístico?

Veo un legado muy grande y arraigado a Aragón, pero a un Aragón universal, no a uno tópico. Quedarse en los tópicos no sirve de nada y, desafortunadamente, eso es lo que se ve de España en el resto del mundo: tópicos.

¿Veremos en ‘Rematadera’ ese Aragón universal?

Veremos un espectáculo íntimo en todos los sentidos, donde mis emociones saldrán a flor de piel mientras me rodea la música en directo y los bailadores de mi mundo. Son ellos quienes me van a recordar de dónde vengo, de bailar por amor al arte. Quiero hacer rasmia de ese Aragón que amo, como ya dejo entrever con ese Belchite destrozado por la guerra en el cartel de la obra. Busco hacer honor a nuestro pueblo aragonés de antes, no al pueblo cohibido que veo ahora.

Cartel del espectáculo.

Cartel del espectáculo. / AUDITORIO DE ZARAGOZA

¿Por qué cree que se encuentra cohibido?

Porque no baila. Nos hemos modernizado, sí, y hemos evolucionado. Pero al importar elementos como el hip hop, el rap o, incluso, fiestas como Halloween, nos hemos olvidado de nuestras tradiciones. La España de ahora solo copia, no crea. Eso obliga a que muchos artistas aragoneses se tengan que ir de aquí. Yo no me quería ir de mi tierra, a pesar de que figuras como Cristina Hoyos me preguntaban que qué hacía quedándome en Zaragoza. He aguantado como he podido y estoy pagando las consecuencias de mis acciones, pero antes de irme quiero tratar de devolver un poco de esa motivación al pueblo.

"Yo he sido un transgresor porque he estado en Aragón, donde no se mira por la cultura ni se aprovecha su riqueza"

¿Qué papel juegan los jóvenes de ese pueblo en su jota más actual?

Los jóvenes tienen una falta de historia enorme sobre la jota. ¿Cuántos jóvenes escuchan jota en Spotify? Las cifras serán de risa. Primero, necesitamos readaptar la jota para ellos, que la entiendan, como entienden el rap o el reggaeton. Es decir, necesitamos que la jota se baile en la calle. Que vuelva a salir a la cultura urbana como cuando yo era un niño.

¿Cómo recuerda sus inicios en la jota?

Los recuerdo con ciertas aguas turbulentas, pero con mucha pasión, tanto por mi tierra como por el baile. Recuerdo todas esas danzas en las calles de mi barrio, recuerdo cómo acababa con las rodillas ensangrentadas al tirarme al suelo en los festivales y certámenes, de cómo trataba de absorber todos los géneros musicales y posibles y también me acuerdo de muchos de mis referentes: mi primera maestra de jota, Conchita, mis profesoras Lola o Natividad Vela. José Miguel Pamplona, Mijaíl Barýshnikov, Antonio Gades...

Han sido las grandes fuentes de inspiración de su jota transgresora...

Una jota que ha recibido muchas críticas, aunque siempre he conectado bien con la gente mayor sobre todo. Pero he de admitir que yo soy transgresor porque he estado en Aragón. Si no, habría sido un bailarín normal y corriente con sus espectáculos. Tenemos una cultura muy rica, pero no la aprovechamos.

"Si los políticos no solventan este problema, seremos por siempre los prisioneros del mito de la caverna de Platón"

A pesar de esta situación, ¿se queda orgulloso de su recorrido?

Por supuesto. Vamos, que un hombre como yo haya reunido a 150.000 personas en directo en la Notte della Taranta o haya estado en la Arena de Verona con otras 20.000, en el mismo escenario en el que han estado Justin Bieber o Plácido Domingo, es increíble. Pero la gente, sobre todo los jóvenes, tienen que entender que ahí se llega con mucho esfuerzo y sacrificio. No sentándose en una silla a esperar 'likes' del resto.

¿Cree que la candidatura de la jota para ser Patrimonio de la Unesco puede ayudar en ese retorno de la jota?

Aunque la mona se vista de seda, mona queda. Lo que se necesita es que los políticos hagan un cambio de paradigma: en poesía, en arte, en baile... Porque como la cosa no cambie, seremos por siempre los prisioneros del mito de la caverna de Platón.