Alfonso IV es uno de los monarcas más desconocidos de la larga historia de la Corona de Aragón, quizás un poco oscurecido por su 'corto' reinado, muy marcado por las importantes crisis sociales y económicas que afectaron a toda Europa, y además bajo la sombra del largo reinado de su hijo y sucesor, Pedro IV el Ceremonioso.

Se sabe que Alfonso nació en el año 1299, aunque realmente no se conoce dónde. Algunos historiadores colocan su nacimiento en la ciudad de Nápoles, que todavía no pertenecía a la Corona de Aragón pero sí había sido disputada esa región entre tropas de la Corona y los ejércitos de Francia. Ni siquiera estaba destinado a reinar, pues era hijo de Jaime II y su segunda esposa, Blanca de Anjou. Tenía por delante a su hermano Jaime, pero finalmente este decidió renunciar al trono para iniciar su carrera eclesiástica.

A la muerte de Jaime II en 1327, Alfonso subió al trono en un duro momento para él, pues solo hacía cinco días que había quedado viudo de su primera esposa, Teresa de Entenza. Primero juró los Usatges en Barcelona (en contra de la costumbre y el derecho de jurar primero los fueros de Aragón), y fue reconocido como conde de Barcelona en la Navidad de 1327, haciendo lo propio con los fueros aragoneses en la Pascua de 1328 en la Seo de Zaragoza.

Crisis demográfica

En política interior, Alfonso tuvo que enfrentarse al comienzo de un largo periodo de crisis demográfica, acentuada en los territorios del condado de Barcelona, y debida sobre todo a la sucesión de brotes de peste que diezmaban a la población. Diferentes años con malas cosechas también acabaron afectando poblacional y socialmente a los Estados de la corona, aunque quizás el Reino de Valencia fue el que logró una mayor pujanza. Tuvo la oposición de la nobleza, sobre todo en Valencia, pero también en Aragón donde, recordemos, seguía vigente el Privilegio de la Unión, concedido en el año 1287, y gracias al cual los nobles limitaban mucho la acción del monarca en dicho reino.

En política exterior mantuvo muy buenas relaciones con Alfonso XI de Castilla, llegando a casarse en segundas nupcias con la hermana de este

En política exterior mantuvo muy buenas relaciones con Alfonso XI de Castilla, llegando a casarse en segundas nupcias con la hermana de este, doña Leonor. Logró una alianza con los sultanes de Túnez y Bugía para así no ver entorpecido el pujante comercio de la Corona de Aragón, principalmente catalán, por el Mediterráneo. Estamos precisamente en la época de la llamada «segunda expansión mediterránea» de la Corona de Aragón. Mientras, el Reino de Mallorca no pertenecía a la corona desde que Jaime I el Conquistador la separó para dársela a su segundo hijo, Jaime II de Mallorca (1276), aunque siempre hubo intentos por devolverla a la corona. Pero no sería hasta el reinado de Pedro IV cuando se logró la definitiva anexión.

Por otro lado, la Corona de Aragón había llegado a un acuerdo con el papado para tener el derecho de conquista sobre Córcega y Cerdeña (Tratado de Anagni, 1295) a cambio de que Sicilia no perteneciera a la Corona, aunque finalmente se mantuvo en las manos de una rama de la Casa de Aragón a pesar de la oposición de Francia y Roma.

Victorias en Cerdeña

Fue Alfonso IV quien impulsó la ocupación, especialmente de Cerdeña, enviando numerosas expediciones y colonos catalanes, aragoneses y valencianos. Pero siempre encontró una fortísima oposición de las repúblicas de Génova y Pisa, que al fin y al cabo eran rivales comerciales y tenían muchos intereses en aquellas islas mediterráneas. Fueron numerosos los enfrentamientos armados y las rebeliones de los isleños, pero finalmente la Corona de Aragón lograría imponerse.

El otro reto exterior al que se enfrentó Alfonso IV fue el reino nazarí de Granada. El monarca estaba obsesionado con continuar la expansión por la península hacia el sur a costa del último reino islámico que quedaba, y buscó la ayuda de Castilla para proclamar una Cruzada, pero el rey castellano siempre se opuso, pues mantenía buenas relaciones con los nazaríes, de los que recibía importantes tributos (las famosas parias).

Alfonso IV decidió acometer él sólo la empresa en 1329, llegando incluso a realizar un ataque fallido sobre la zona de Almería, pero finalmente tuvo que pasar a la defensiva, pues los granadinos llegaron incluso a tomar Elche y Orihuela, aunque fueron recuperadas. La paz definitiva no se firmaría hasta el año 1335. Finalmente, Alfonso IV falleció en Barcelona un 27 de enero de 1336, habiendo contribuido a la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo y dejando como sucesor a su hijo Pedro IV, con quien se alcanzarían territorios como los ducados de Atenas y Neopatria, marcando así la máxima expansión histórica de sus Estados.