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Los bronces de Botorrita

Uno de los bronces de Botorrita expuesto en el Museo de Zaragoza.

Uno de los bronces de Botorrita expuesto en el Museo de Zaragoza. / SERGIO Martínez Gil HISTORIADOR Y CO-DIRECTOR DE HISTORIA DE ARAGÓN

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

Una vez más nos encontramos en plena sequía y preocupados por el ahorro de agua a pesar de las lluvias que han regado Aragón durante el último mes. Dado el clima del que gozamos, los periodos de sequía son, de forma natural, recurrentes, pero también es cierto que cada vez son más prolongados y agudos. Pero como comentaba, los problemas con el agua y sobre todo su abastecimiento no son una problemática nueva, aunque esta vaya evolucionando con los años e incluso los siglos. Y eso es algo que nos enseñan unas piezas de excepcional valor arqueológico e histórico como son los bronces de Botorrita (Zaragoza).

Los romanos llegaron a lo que ellos llamaban Hispania en el último tercio del siglo III a.C. para luchar contra los cartagineses en la Segunda Guerra Púnica (218-202 a.C.), pero una vez expulsados estos de la península, los romanos decidieron quedarse y gobernar estas tierras estableciendo las primeras provincias. La Antigua Roma le dio siempre una enorme importancia al agua y nunca fundaba una nueva ciudad sin antes solucionar un tema clave como es el abastecimiento de todas las necesidades hídricas que necesita una urbe, fuera del tamaño que fuera. De ahí que hicieran enormes esfuerzos y dedicaran en muchas ocasiones ingentes recursos a la hora de diseñar y construir kilométricos acueductos como el de Los Bañales (Uncastillo) o el de Cella-Albarracín, presas como la de Muel, cloacas, redes de canalización por medio de tuberías de plomo, cerámica e incluso madera, etc.

También acabaron desarrollando el gusto por dejar por escrito y en lugares visibles las leyes que se iban dictando, para que así fueran de dominio público. Una costumbre que nace, dentro de lo que sabemos, del Conflicto Patricio-Plebeyo, durante el cual la plebe de Roma exigió, entre otras muchas cosas, que las leyes fueran puestas por escrito y fueran publicadas, ya que durante mucho tiempo sólo los patricios las conocían y se las transmitían oralmente entre ellos de generación en generación, pudiendo así poner las leyes a su servicio e interés. Por eso, Roma acabó publicando en cualquier punto de su imperio las leyes tanto de carácter general como provincial o local, poniéndose las más importantes cinceladas en piedra o en bronce, siendo después colgadas estas piezas en las fachadas de los edificios más importantes del foro de cada ciudad.

Yacimiento arqueológico de Los Collados, entre Botorrita y Jaulín.

Yacimiento arqueológico de Los Collados, entre Botorrita y Jaulín. / SERVICIO ESPECIAL

Es ahí cuando encontramos los cuatro bronces de Botorrita, hallados en el año 1970 y que estaban en el foro de la ciudad de Contrebia Belaisca, el principal centro urbano del pueblo celtíbero de los Belos, y situado muy cerca de la actual localidad zaragozana de Botorrita. Se trata de un hallazgo excepcional, ya que tres de los cuatro bronces están en escritura celtíbera, lo que lo convierte en el texto en este signario más extenso encontrado hasta la fecha.

Lo cierto es que la zona central de lo que hoy en día es el actual Aragón se podría denominar en aquellos tiempos como una zona de frontera, sin pensar, eso sí, en el actual concepto que tenemos de frontera, pues por entonces estas podían ser mucho más sutiles y indefinidas. Para que nos hagamos una idea, cuando estos bronces fueron creados a inicios del siglo I a.C., el poblado de Salduie sobre el que varias décadas más tarde se fundó Caesaraugusta (actual Zaragoza), era un enclave íbero, mientras que Contrebia Belaisca (Botorrita), era celtíbero a pesar de estar a tan sólo unos kilómetros al sur. Para más inri, y si nos movemos por la línea del Ebro hacia el noroeste, Alaún, la actual Alagón, era un enclave de influencia vascona.

Bronces de Botorrita custodiados en cajas en el Museo de Zaragoza, en una imagen de archivo.

Bronces de Botorrita custodiados en cajas en el Museo de Zaragoza, en una imagen de archivo. / EDUARDO BAYONA

Y menciono estos tres lugares no sólo para mostrar y ejemplificar ese territorio de frontera, sino que fueron los tres enclaves que protagonizaron la disputa que se describe en estos bronces. Era una lucha por el agua y ver a quién le correspondía el uso de una canalización para riegos, si a Alaún o a Salduie. Como no se ponían de acuerdo sobre el tema, se decidió que una tercera parte independiente tomaría cartas en el asunto para tomar una decisión, siendo precisamente en Contrebia Belaisca donde se decidió que era a Salduie a quien pertenecía el uso de dicho canal de riegos. Y para que quedara perpetuado en el tiempo y fuera conocido de forma pública, la sentencia quedó escrita en aquellos bronces mostrados en el foro de Contrebia y que se nos han conservado, existiendo seguramente otras piezas similares ya fuera en bronce o en otro material que estarían expuestos de igual manera en un lugar preeminente en Alaún y Salduie pero que por desgracia no han llegado hasta nosotros.

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