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Aragoneses en América

¿Cuál fue la aportación aragonesa a la exploración del Nuevo Mundo?

Llegada de Colón a América, por Dióscoro Puebla, 1862.

Llegada de Colón a América, por Dióscoro Puebla, 1862.

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

Un 9 de junio, pero del año 1508, el rey Fernando II de Aragón como regente del reino de Castilla otorgó al castellano Diego de Nicuesa los derechos para explorar la llamada costa de Veragua en el mar Caribe, compuesta por lo que hoy en día son las costas de Nicaragua, Costa Rica y Panamá, dándole también el cargo de gobernador de la región. Una efeméride que me lleva a tratar esa pequeña historia del maltratado e importante papel que tuvo la Corona de Aragón en la exploración y conquista de América. Sin duda fue un papel secundario con respecto al que realizó el reino de Castilla, pero muy alejado del relato tradicional en el que la Corona aragonesa, así como sus habitantes, quedaron por completo excluidos de la aventura indiana durante los siglos XVI y XVII. Nada más lejos de la realidad, con el resumen que vamos a ver en las siguientes líneas. 

Y, de hecho, esta aventura comienza incluso en el mismo viaje de Cristóbal Colón. Un periplo del que siempre se ha dicho que fue financiado exclusivamente por la corona castellana, de la cual recordemos que también era rey el propio Fernando el Católico, así como con las famosas joyas de la reina Isabel I. Desde luego es cierto que el monarca aragonés tenía sus dudas con el proyecto que les presentó Colón en el año 1486, pues probablemente pensaba que el navegante era una especie de vendehumos que exigía muchas concesiones a cambio de esa hipótesis de que podía llegar a Asia navegando hacia el oeste, pudiendo así competir con unos portugueses que estaban ya cerca de abrir su propia ruta circunnavegando África. Además, ya tenían en esos momentos bastantes gastos con la guerra de conquista de Granada, que se estaba alargando en el tiempo y a la cual a esas alturas todavía le quedaba mucho recorrido.

Pero aquí entraron en juego varios personajes importantes de la corte aragonesa que acabaron convenciendo al monarca a la hora de apoyar el proyecto. Por ejemplo, el valenciano Luis de Santángel, escribano de ración del reino de Aragón y uno de los consejeros más cercanos al monarca, fue quien más hizo por convencerle, e incluso fue él quien acabó prestando a la monarquía más de la mitad del dinero para financiar la onerosa expedición colombina. Es decir, que más de la mitad del dinero salió, en forma de préstamos, de la Corona de Aragón. También fueron importantes para convencer a los Reyes Católicos el eclesiástico zaragozano y doctor en Derecho Juan Cabrero, así como el también aragonés y tesorero Gabriel Sánchez. Incluso fue el aragonés Juan de Coloma, oriundo de Borja, uno de los que llevaron las negociaciones del acuerdo final con Colón en el campamento de Santa Fe junto a la recién conquistada Granada en 1492.

EL EMPERADOR CARLOS V JUNTO A SU PERRO, OBRA DEL PINTOR TIZIANO.

EL EMPERADOR CARLOS V JUNTO A SU PERRO, OBRA DEL PINTOR TIZIANO. / EL PERIÓDICO

Finalmente, el viaje salió adelante y el navegante no llegó a Asia, sino que se encontró en las islas Bahamas con la antesala de todo un nuevo mundo que, oficialmente, quedó para Castilla. Pero desde los inicios vemos que también participaron en la exploración gentes provenientes de la Corona de Aragón. El primer aragonés que pisó tierras americanas fue el clérigo oscense Bernardo de Boyl, quien acompañó a Colón en su segunda expedición en 1493 y a quien se encargó el liderar la evangelización de las gentes que vivían en aquellas tierras. Una década más tarde vemos también como en septiembre del año 1504 comienzan a llegar los primeros aragoneses para intentar comerciar en el nuevo mundo, siendo este el caso de Juan Sánchez, a quien se le concede en ese momento licencia para comerciar en América en una fecha como vemos muy temprana.

También hubo un turolense llamado Melchor de Alavés que fue capitán en la expedición liderada por Hernán Cortés que sometió, junto a otros muchos pueblos de la zona, al poderoso Imperio azteca. Pero la apertura total llegó de la mano del emperador Carlos V de Habsburgo, quien en una cédula emitida el 10 de noviembre del año 1525 estableció que se daba licencia «a todos nuestros súbditos y naturales del imperio […] para que puedan pasar a las dichas indias y estar y contratar en ellas según y de la forma y manera y con las condiciones que lo hacen y pueden hacer los naturales de estos nuestros reinos de Castilla y León».

Mapa de la península de la Baja California,todavía representada como una isla (ca. 1650).

Mapa de la península de la Baja California,todavía representada como una isla (ca. 1650). / EL PERIÓDICO

Desde luego las condiciones que castellanos y no castellanos tenían en América no eran las mismas, pero demuestra una vez más que la Corona de Aragón también participó en ello al contrario de lo todavía se sigue diciendo. Por ejemplo, tenemos el caso de otro zaragozano llamado Juan Martín de Ampués, quien después de haberse fogueado junto al Gran Capitán en la conquista de Nápoles acabó también en América, fundando en 1527 la ciudad de Coro, situada en la actual Venezuela, sien do además también el primer gobernador de la región. Contamos también con el caso de Jerónimo de Ortal, quien participó en las primeras exploraciones del río Orinoco en 1531 y que acabó gobernando su desembocadura en el Golfo de Paria desde donde organizó expediciones para buscar la legendaria ciudad de «El Dorado». Pero sin duda, y mi favorito, fue el zaragozano Pedro Porter y Casanate, quien como miembro de la Armada tuvo una vida digna de película. Luchó en batallas navales, fue hecho prisionero por los famosos piratas del Caribe consiguiendo después escapar; fue gobernador de Sinaloa y de Chile, así como almirante del Océano Pacífico. Y aun así le dio tiempo para realizar dos expediciones para explotar la Baja California pagándolas incluso de su propio bolsillo, allá por mediados del siglo XVII. Y estos son solo algunos de los casos que se pueden mencionar para erradicar por fin ese bulo histórico de que la Corona de Aragón nunca participó en las expediciones indianas.

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