El Centro de Tecnificación de Alpinismo de la Federación Aragonesa de Montañismo ha vuelto del macizo del Mont Blanc con los deberes cumplidos. Los ocho montañeros y los tres monitores han realizado, pese al mal tiempo que han debido soportar, unas actividades de escalada de primera línea.

"El tiempo era muy inestable. Podíamos llevar a cabo actividades rápidas por la mañana para evitar las tormentas", explica Oscar Acín, uno de los monitores.

El grupo que se desplazó hasta Chamonix desde el 13 al 29 de julio lo componían Carlos Lacoma, Levi Moliner, Manel Córdoba, Marta Alejandre, Carlos Cano, Miriam Marco y Nacho Garrido. Como monitores estuvieron en los Alpes Eduardo Alonso, Toño Marco y el propio Oscar Acín.

En su segunda promoción, este grupo de promesas del alpinismo aragonés ha llevado una progresión ascendente. Antes de embarcarse en los Alpes realizaron escaladas en Ordesa (el Tozal del Mallo), Montrebei y los Mallos de Riglos.

La dificultad

Los escaladores aragoneses viajaron con la intención de llevar a cabo "vías largas de 500 a 1.000 metros de desnivel cn cierto compromiso", relata Acín. Para aproximarse hasta estas paredes de granito había que pasar glaciares. "Había que andar unas tres horas desde Chamonix hasta el pie de la pared y era necesario llevar crampones y piolet para atravesar los glaciares". Los aragoneses también llevaron material de escalada en roca.

Varias han sido las escaladas que ha realizado el equipo aragonés. "Culminamos las Agujas de Blaitiere, de un desnivel de entre 250 a 300 metros y las Agujas de Envers, escalando vías de 300 a 400 metros de roca de gran calidad, de granito con fisuras", añade.

Los escaladores se intercambiaban en cada actividad, acompañados normalmente de un monitor. "También realizamos la Aiguille de Peigne por la vía Vaucher, con una dificultad MD en 400 metros y el Gran Capucin por la vía de los suizos. La escalada más comprometida fue la de la Directa Americana del Dru. También era de envergadura el Mont Blanc de Tacul por la Goulotte Cheré", explica Oscar Acín.

El Centro de Tecnificación de Alpinismo, junto a los de Escalada y Esquí de Montaña de la Federación Aragonesa, cuenta con el apoyo de la CAI y Artiach desde esta temporada. "Esta promoción de alpinistas durará tres años. El año pasado viajamos a los Andes. Suramérica es otra historia, en un sitio tan lejano y con montañas de más de 1.000 metros de diferencia con respecto a los Alpes", apunta.

Durante el mes de agosto este grupo descansará y en septiembre retomarán la actividad. "El Naranjo de Bulnes sería una buena salida. Iremos una semana a este monolito de caliza gris, subiendo por rutas de hasta 600 metros de desnivel". Acín ya piensa en las vías Rabadá y Navarro o la Murciana en la cara oeste del Naranjo, en el centenario de la primera escalada de la montaña asturiana.