Luccin y Gabi salieron del Atlético por distinta puerta y hacia el mismo rumbo. Regresan el domingo al Vicente Calderón (21.00 horas) con diferentes sensaciones, porque el francés lo hace como indiscutible en el Zaragoza y con la idea de que abandonó el club rojiblanco a última hora y casi por accidente, por la extraña facilidad que tiene esa entidad de tomar decisiones rocambolescas. Mientras, el adiós de Gabi estaba anunciado ya en febrero porque Aguirre apenas le dio oportunidades y el Zaragoza supo aprovechar bien toda una ganga a coste cero.

Tres años como rojiblanco estuvo Peter Luccin. Fijo para César Ferrando, Bianchi y Murcia su protagonismo decayó algo con Aguirre, pero firmó 35 partidos el curso pasado y fue de los pocos que se libraron de ser señalados por la grada en un equipo que lo hizo mal en su feudo.

En verano habían llegado Cleber Santana y Raúl García, pero Aguirre contaba con él. Motta se cruzó en el camino cerca del cierre de fichajes y Luccin, que acababa contrato en el 2008, no había dado el a la posibilidad de renovar por 3 años. La Premier --City, Villa y sobre todo Birmingham-- echó sus redes, pero el Zaragoza lo firmó por cuatro temporadas y 2,8 millones, aunque el Vasco casi ni se lo creía en el penúltimo día del pasado mercado veraniego.

SIN RENCOR Luccin regresa sin rencor, aunque asegura que Aguirre le puso las cosas difíciles. Espera un buen recibimiento, pero reconoce que le da igual si no se produce, porque el partido es especial, pero no mucho. Lo sería si Peter jugara en el Velodrome de Marsella. En esa ciudad nació y creció y en el Olympique jugó dos años.

Otra cosa es para Gabi. Él admite que vivirá un día cargado de emociones. Formado en la cantera rojiblanca, estuvo doce años en esa casa, aunque tuvo que marcharse cedido al Getafe (04-05), de donde volvió como triunfador y titular indiscutible en el equipo azulón. Mantuvo esa vitola en su regreso al Calderón, pero los problemas de aquel Atlético primero de Bianchi y después de Murcia le devolvieron al banquillo.

La situación empeoró el curso pasado. Gabi era el descarte habitual de Aguirre y ya en diciembre pudo salir, con Valencia, Deportivo y Zaragoza interesados. No lo hizo, pero el 7 de febrero se anunció su compromiso con el club aragonés por cuatro temporadas. La plaga de lesiones en el equipo hizo que terminara sumando 20 partidos de Liga, incluyendo la visita a La Romareda cuando su futuro era ya zaragocista. Espera una buen acogida porque su salida del Manzanares estaba más que asumida hace tiempo. Todo lo contrario que la de Luccin.