El CAI Zaragoza no dibujó ayer un partido perfecto, ni mucho menos, pero dio el primer paso hacia el gran objetivo que se ha marcado esta temporada. Como corresponde a cualquier recién ascendido, el equipo aragonés piensa en asegurarse cuanto antes la permanencia, consciente de que en las victorias ante rivales como el Granada encontrará el camino y la salvación. El partido no fue correr y cantar, pero casi. En cuanto Abós logró que sus chicos interpretaran sobre la pintura las lecciones defensivas explicadas durante la semana, el encuentro se fue inclinando a un ritmo cansino pero constante, hasta que cayó definitivamente del lado local mucho antes de que se avistara el final. Triunfo soso, justo.

Visto lo visto, al CAI Zaragoza le queda mucho baloncesto dentro, e incluso su entrenador asegura que el equipo está a años luz de lo que puede realmente ofrecer. Hay reparto de buenas noticias. Primero, porque el conjunto aragonés ya sabe lo que es volver a ganar en la Liga ACB. Segundo, porque el desarrollo normal de la temporada debe servir para acompasar los ritmos de los desconocidos, encajar piezas y poner a punto el funcionamiento general de la maquinaria. Tercero, porque mientras todo eso ocurre --o debería ocurrir--, el equipo ya suma. En fin, aquello de que aprender ganando es mejor que hacerlo en otras circunstancias que a veces derivan en inesperadas crisis que anuncian la llegada de las prisas y los miedos.

Así que tampoco es cuestión de henchirse de optimismo. El CB Granada es lo que es, pese a que tuvo al Barcelona a tiro hace unos días, algo que nadie se explicaba ayer en el Príncipe Felipe. La conclusión de su entrenador al final del choque fue reveladora: "No se puede defender peor", dijo Poch razonadamente. Reflexión acertada pero escasa. La sensación que dejó fue la de un equipo muy flojo al que no le bastará con Ingles y Kurz. Y esa percepción, que al CAI en términos globales le debe importar poco, tiene que servirle al mismo tiempo para saber quién y qué es en estos momentos. El CAI debe encontrar primero su estilo para después hallar su lugar en la ACB. Ayer empezó a hacerlo a golpe de metralleta.