Después de una larga espera, Carlos Cabezas aterrizó en Zaragoza ayer a mediodía y fue presentado como nuevo jugador del CAI por la tarde. Llevaba diez largos días aguardando a que se concretara su pase al CAI, sobre todo a que Unicaja no le cerrara las puertas de su futuro. El club malagueño estiró la tensión hasta el último segundo, pero finalmente se definió el acuerdo, y con él los deseos de la entidad aragonesa y del jugador. El base, líder natural de Unicaja durante muchos años, llega a Zaragoza con otro talante. "Yo no vengo de líder. Soy un jugador que he tenido la suerte de pertenecer a una generación buena y en Málaga he sido referente por mi carácter, pero ahora llego a un equipo nuevo para jugar y ganarme el respeto de mis compañeros y de todo el mundo".

El malagueño conoce perfectamente la historia que tiene el CAI, muy por encima de su presente, y al mismo tiempo el ambiente que se respira en la ciudad. "Me gusta la afición que hay en Zaragoza. Se respira baloncesto como en Málaga y eso me motiva. Es un reto, algo muy positivo para mí", dijo el malagueño, quien, no obstante, es consciente de que en el club aragonés no podrá pelear por los mismos objetivos que ha tenido en sus últimos clubs. "Exceptuando lo cuatro equipos que están por encima, los demás estamos igualados. Por supuesto que cada partido va a ser una final, pero hay plantilla y hay equipo para pelear, siempre partido a partido".

Cabezas explicó los pormenores de sus últimos meses como jugador. "He estado toda mi vida en Málaga, pero mi carrera dio un cambio cuando fui a Rusia --llegó al Khimki en el 2009, que luego decidió no contar con él para esta temporada-- y después las circunstancias han venido así. Nos metimos a final de agosto con todas las plantillas ya hechas y decidí que no tenía prisa, hasta que una llamada de Willy Villar (director deportivo del CAI) me hizo reflexionar. Tal y como estaba el mercado, tenía que jugar. Y este proyecto y este reto con el CAI eran importantes para mí". Un reto que se retrasó por la postura del Unicaja, que no quiso confirmar públicamente que no iba a ejercer el derecho de tanteo. "Parecía que se iba a torcer tras lo que ha pasado en Málaga, pero yo estaba muy ilusionado y por suerte al final ha salido todo bien. No fue solo el último día de espera, han sido diez días".

A partir de ahora, el nuevo director deportivo del CAI tiene como principal objetivo recuperar el tono físico. "El último partido lo jugué a mitad de junio. Desde entonces he estado entrenando, pero no a nivel profesional. Ahora llego con ganas y me voy a poner las pilas cuanto antes", manifestó el malagueño, que ha seguido el juego del equipo aragonés en las tres primeras jornadas de Liga. "He visto jugar al CAI y lo he visto muy bien, a excepción del partido de Las Palmas. Ante el Unicaja hizo un partido muy completo y pudo ganar, y ante el Granada tuve la posibilidad de verlo en directo por Canal Sur y me pareció muy bien".

Cabezas, que lucirá el dorsal 16 en el CAI al no estar libre su número preferido --el 10 lo lleva Hettsheimeir--, admitió que ha hablado en las últimas semanas con Darren Phillip, al que conoce de sus comienzos en Málaga. "Tengo una magnífica relación con DP, que es un americano atípico. Siempre me ha hablado muy bien del club y lo que me ha contado es lo que he visto en estas pocas horas que llevo aquí".

Por último, el base habló de los hombres con los que se disputará el puesto. "A Riera lo conocía menos, pero sé que en la LEB ha sido un jugador importante. A Van Rossom lo conozco de la selección belga y me parece un buen jugador", concluyó Cabezas, el fichaje que Willy Villar definió como "un esfuerzo, una oportunidad que se nos presentó para afianzar un proyecto importante en la ACB".