El cuerpo técnico del Real Zaragoza lo tenía claro antes de comenzar el choque ante el Barcelona, partido en el que por primera vez en mucho tiempo el equipo aragonés jugó con tres centrales. Mantuvo sus ideas, incluso reforzadas, tras la derrota frente al equipo de Guardiola. Lo hará en un futuro, independientemente del sistema que utilice, que por el momento será como el del sábado. Ante el Betis volverán a jugar tres centrales, y en Mestalla también. Antes y después, como al principio, la idea es cerrar la portería, poner un candado que permita a su equipo tener la opción, al menos, de pelear por ganar los partidos.

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Conocidos los gravísimos problemas que tiene para marcar goles, incluso para alcanzar con cierta intención la portería rival, el planteamiento y conclusión resulta evidente: aguantar los partidos en 0-0 y esperar que una jugada de carácter, de calidad o de fortuna enseñe a su equipo el camino del triunfo.

Hay que regresar al principio, volver a empezar. Por eso el empeño que va a poner Gay a partir de mañana en el Benito Villamarín --el mensaje que ya manda a sus jugadores-- es el mismo que empleó en sus primeras palabras como entrenador del Ral Zaragoza: "La prioridad es encajar menos goles. Hay que cerrar ese grifo", dijo el preparador poco antes de sentarse por primera vez en el banquilo zaragocista. La historia se repite. Los técnicos están convencidos de que una de las pocas vías de escape que tiene el equipo aragonés pasa por rearmar el sistema defensivo.

LA PASADA TEMPORADA Ante el Barça, con tres centrales y dos laterales --Diogo y Obradovic tuvieron poco de carrileros--, sumado a una relación estrecha con el centro del campo, el equipo aguantó en pie prácticamente el primer asalto entero. Se descosió poco antes del intermedio en una insensata pérdida de balón de Ander Herrera y en un desajuste calamitoso de los cinco hombres de atrás, que se sintieron multitud y se movieron francamente mal. Pero en líneas generales el equipo se sintió más seguro, al estilo de la temporada pasada, cuando el propio Gay admitió en más de una ocasión que el equipo reculaba demasiado, seguramente porque esa idea inicial de la solidaridad defensiva había calado tanto que los jugadores acabaron por sentirse más cómodos tirando las líneas más atrás.

Esa idea se podía haber extendido a esta temporada, pero Gay buscó un poco más de toque, de profundidad, de fútbol, y el equipo se quedó a mitad de camino. Al final, perdido. Ni defiende con corrección, ni contraataca con soltura, ni por supuesto es capaz de dominar los partidos. Así, el entrenador lleva dándole vueltas a la plantilla desde hace semanas. Han probado todos, y muchos de ellos en diferentes posiciones, incluso con ligeras variaciones en el sistema de juego.

BUENAS SENSACIONES El resultado ha sido casi idéntico en cualquier caso. Como el sábado, pero con la diferencia de que el equipo emitió otras sensaciones durante un buen rato. Así, más arropado, recordó otra vez al Zaragoza que escapó del averno hace unos meses: más reprimido pero más seguro. Sería un primer paso, claro. Luego quedaría por resolver el asunto ofensivo, una ardua tarea que tendrá más que ver con los nombres que con los hombres.

Los técnicos tienen modelos a los que agarrarse, y así lo han expresado. El Espanyol, por ejemplo, solo ha marcado dos tantos más hasta el momento en la Liga, pero ya suma doce puntos más que los aragoneses. Antes de esta jornada, con los mismos goles anotados por el Zaragoza (6) había sido capaz de lograr cuatro victorias. Sirven para la explicación otros equipos como Mallorca (7 goles, 11 puntos), Osasuna (7 goles, 9 puntos), o incluso Racing (5 goles, 7 puntos). Es decir, se puede marcar poco, pero seleccionando bien las dianas y logrando mantener la portería a cero durante el mayor número de minutos posible.

Con la cuenta atrás en marcha, Gay regresa al pasado para ganar futuro. Su consigna vuelve a ser la primera, cerrar el grifo, y el diseño de la semana es similar al de hace nueve meses, cuando el Zaragoza realizó una mini concentración en Tenerife antes de iniciar la resurrección en el Heliodoro Rodríguez, donde ganó 1-3 y empezó a creer. Esta vez la piña se hará junto a las playas de El Saler, y la idea única es volver a renacer. Es el plan de Gay, que necesita, otra vez, obtener un resultado inmediato. Casi al final, el técnico vuelve al principio.