Pese a estar sumido en una tremenda crisis institucional, el Betis ha comenzado como un misil su temporada consecutiva en Segunda División. Tras vaciar el vestuario de estrellas, el equipo de Mel ha sumado solo una derrota y un empate en nueve partidos de Liga. Es líder con siete victorias en su inicio de competición y ha sabido dar un cambio radical en personalidad y juego para encarar la difícil empresa del ascenso.

Su objetivo para la campaña pasada era el mismo que el de la presente. Antonio Tapia comenzó el año sentado en el banquillo del Ruiz de Lopera. Sin embargo, no encadenó buenos resultados y en su lugar la entidad verdiblanca fichó al aragonés Víctor Fernández. Con él llegó la reacción, pero algo tarde. Finalmente, el Betis se quedó a las puertas del ascenso debido al golaverage.

Pero este año las cosas han cambiado radicalmente en el vestuario. Una gran parte de culpa del fulgurante inicio del Betis ha sido el de la expulsión, encubierta en forma de ventas eso sí, de todas las grandes estrellas del vestuario. La llegada de Pepe Mel ha hecho que hombres como Mehmet Aurelio, Ricardo o Sergio García se hayan marchado de Sevilla en busca de suerte en otros clubs. Emaná es uno de los pocos que quedan del barco que se hundió.

En lugar de los que se fueron, la entidad andaluza ha fichado a hombres trabajadores y de equipo. Futbolistas como David Belenguer, Salva Sevilla, Momo o los exjugadores del Huesca Rubén Castro y Chechu Dorado han sido algunos de los efectivos que se han embarcado en el nuevo proyecto de Mel. En pocas jornadas han dado un gran rédito y han devuelto la ilusión. Suele emplear el 4-4-2 y aprovecha el juego rápido por bandas y el acierto de sus delanteros Rubén Castro y Molina en la punta de ataque.

En contraposición al buen momento de juego y resultados que acumula el equipo, la entidad de la capital andaluza está sumida en una terrible crisis institucional. Con la salida de Lopera los problemas no han terminado todavía y siguen coleando en los juzgados. Actualmente el presidente del club es Jaime Rodríguez, mientras que Luis Oliver ocupa el cargo de consejero deportivo, o lo que es lo mismo, el hombre que más manda en el Betis actualmente. Lo curioso del asunto es que Oliver tiene el control absoluto con tan solo nueve acciones.

Sin embargo, esta directiva parece que tocará a su fin pronto. En alrededor de 40 días se celebrará una reunión del Consejo de Administración que expulsará de su cargo a Oliver e instalará una nueva cúpula organizativa dentro del Real Betis. Así las cosas, y si la Audiencia Nacional no lo impide, el club del Benito Villamarín --nombre que recuperará el estadio en el partido contra el Real Zaragoza-- cambiará en poco más de un mes su directiva e intentará zanjar sus problemas corporativos y continuar su buena andadura deportiva.