Manolo Jiménez entró en la rueda de prensa y habló apenas 45 segundos, sin admitir preguntas: "Buenas noches, Voy a dar un titular que necesitáis. El Real Zaragoza hasta el segundo gol ha estado bien. Nos meten un gol previa falta y nos meten otro en propia meta. Aun así, no se puede competir, como hemos hecho, ni medio partido ni media hora. Se acabaron los paños calientes. Siento vergüenza, siento vergüenza", exclamó el entrenador para levantarse e irse muy dolido. Pidiendo "perdón" a la prensa.

Las palabras del técnico son una clara bofetada a sus propios futbolistas, al comportamiento de una plantilla que se rinde a la mínima. También, sin cortinas de humo, otro mensaje hacia un presidente que no le ha traído ni uno de los refuerzos que solicitó. La paliza encajada en La Rosaleda y sus formas hicieron estallar a Jiménez, inacapaz, en su honestidad, de mentir frente al peso de la realidad. Habrá que esperar futuras e inmediatas reacciones del preparador, que podrían traducirse en una dimisión en las próximas horas.