--Ante Osasuna, debut como titular, gol, asistencia y victoria. Estará en una nube, ¿no?

--Sí, claro. Estoy muy feliz por el partido, por cómo se me dio todo y, sobre todo, por haber ganado. Pero tengo los pies en el suelo y sé lo que soy, aunque eso no quita para que haya disfrutado mucho, con muchísima felicidad.

--La primera llamada de felicitación tras el partido...

--Fue de mi padre, por supuesto. La felicitación de los familiares más cercanos siempre es la más importante para mí junto con la de mi novia. Después, muchas felicitaciones de amigos, de excompañeros...

--La familia siempre ha estado ahí, esa nunca falla.

--Es cierto. En mi familia no hay precedentes de jugadores profesionales y siempre me han seguido como mis primeros fans, porque hay mucha pasión por el fútbol. Y no me puedo olvidar de mi novia. Está aquí conmigo en Zaragoza apoyándome y ya se sabe que las mujeres son las que más sufren.

--Tiene ya 23 años y muchos llegan antes a la élite. ¿Pensó que se le iba a escapar ese tren?

--Sí que se te pasa por la cabeza, claro, porque ves que trabajas duro y que nunca te acaba de llegar esa oportunidad. Pero nunca perdí la fe ni la confianza en mí mismo. Y por suerte parece que ahora es mi momento, que va todo rodado. A ver si lo aprovecho.

--Con usted y con José Mari se demuestra que el salto de Segunda B a Primera no es tan difícil, que no tiene por qué haber vértigo.

--No diría vértigo, pero sí que se nota ese salto, en el ritmo y en la calidad de los jugadores sobre todo. Por ahí tienes que acostumbrarte y hacerte rápido con la categoría. Eso se consigue poniendo el puntito más de trabajo, de ganas y de ilusión por agradar para que ese cambio se note menos o que no se note.

--Pero en Segunda B hay muchos futbolistas con condiciones para jugar en Primera.

--No sé yo si muchos, pero sí que en Segunda B hay muy buenos jugadores, que valen la pena, y por no tener la suerte de estar en el momento justo y con la oportunidad de verdad no han dado ese salto a la élite.

--¿Cómo llega Víctor al Zaragoza este verano?

--El primero que me llama es Ander Garitano. Yo sabía que había estado viéndome en la temporada que había finalizado con el Badalona. En años anteriores me había seguido y ya estaba detrás de mí. También me lo había dicho mi agente (David Aranda). Sabía del interés del Zaragoza, pero todo se dio tras acabar los playoffs. Garitano me llamó y me convenció para venir aquí.

--Acababa contrato con el Badalona y tenía otras ofertas.

--Algunas, claro. Después de dos años muy buenos, haciendo playoffs con el Badalona y con un rendimiento personal bastante bueno sí que me salieron cosas. Había filiales, como los del Betis y el Celta, y algunos equipos de Segunda, pero la confianza de Garitano fue lo que me decidió a venir. En mí existía una percepción, una sensación previa que tenía de que en el Zaragoza me podían ir bien las cosas. Y lo que acabó de decantarme sin lugar a dudas fue Garitano.

--¿Ya sabía que iba a hacer la pretemporada con el primer equipo cuando firmó?

--Yo sabía que iba a ir a Navaleno a completar plantilla, a hacer grupo, y que había posibilidades de ir a Costa Ballena. Eso también influyó mucho. Hacer un stage con un equipo de Primera era algo que no podía dejar escapar.

--Y ser dirigido por Jiménez. ¿Cómo es como técnico?

--Es tan intenso y exigente dentro del vestuario como lo parece fuera, pero ayuda mucho al jugador y al grupo, porque no permite la relajación de nadie y eso hace que el equipo saque siempre la casta y el espíritu que ya mostró la temporada pasada.

--Con usted ha sido valiente. Tiene ficha del filial, pero ha jugado en tres partidos de cinco y en su puesto tiene la competencia de Edu Oriol, muchas veces titular el curso pasado, Javi Álamo, por quien se pagó traspaso, o Lucas Wílchez. Está claro que el entrenador del Zaragoza no mira el DNI sino el rendimiento.

--Esa valentía es buena y José Mari, Ortí o yo somos ejemplos. El resto de jugadores del filial o de otras categorías eso lo han de valorar mucho porque invita a dar aún más, ya que sabemos que hay un entrenador en el primer equipo que puede dar la oportunidad al que se la gane.

--Tampoco le temblará el pulso si le tiene que quitar y vuelve al filial. ¿Está preparado para ello?

--Por supuesto. Lo que marca la diferencia es el rendimiento en los entrenamientos, lo que uno se gana en cada día. Yo ya tengo asimilado que puedo volver a jugar con el filial en cualquier momento. En mi camiseta llevo el 32 y eso ya lo dice todo. Estoy preparado mentalmente para jugar donde sea necesario. Para mí es una ilusión y un orgullo jugar con el primer equipo, pero también con el filial.

--¿Tiene Víctor Rodríguez condiciones para triunfar en Primera?

--Yo me siento capacitado para hacerlo, estoy seguro de mí mismo. Me encuentro muy fuerte y, con la base del trabajo diario, todo lo que llegue, bienvenido será. En lo que no me va a ganar nadie es en ilusión y en ganas. Eso, por descontado.

--¿Cuál cree que es su mayor virtud como futbolista?

--Sin duda, el uno contra uno, el encarar y el desbordar.

--Pero no es el típico extremo que solo vive para atacar. Usted también ayuda en defensa.

--Ese trabajo me lo han exigido siempre y desde pequeñito estoy acostumbrado. Claro que me gusta más encarar, pero hay que currar por el equipo. Esto es un grupo. Cuando gana el equipo, ganamos todos.