Ángelo Henríquez ha dado desde su llegada para varias certezas. La mayor, que estamos ante un jugador de área, ante un depredador. Sus cuatro goles --dos frente al Mallorca y uno ante Recre y Castilla-- llegaron por su pericia para moverse en ese territorio, en la cercanía con los porteros. Ayer, Herrera lo ubicó en la derecha para frenar la salida del Depor y liberar de trabajo a Barkero y, cuando atacaba el Zaragoza, el chileno dejaba vía libre en ese carril para meterse hacia dentro.

Esa idea del técnico lo alejó de su hábitat natural hasta los últimos minutos, donde fue otra vez el 9 y, viendo la escasa producción ofensiva del equipo en general y del chileno en particular, es obvio que el entrenador ideó un mal plan esta vez, que en su decisión hubo mucho más a perder que a ganar, ya que Barkero tampoco aguantó los 90 minutos y fue relevado en la segunda mitad.

En ese preguión de Herrera también estaba que Barkero ayudara más en la creación, lo que solo sucedió siendo generosos en la primera media hora, mientras Henríquez corría como un poseso para tapar a Luisinho y, cuando tenía el balón, debía mirar con unos prismáticos para ver al portero Germán Lux. No se le puede negar al chileno esfuerzo y dedicación, lo que reconoció el técnico, pero la variante táctica que escondía para el partido fue contraproducente. De eso no hay duda.

Con Víctor como falsa referencia arriba, con Montañés desaparecido y con Henríquez lejos de su hábitat, la producción ofensiva del Zaragoza fue escasa, solo comandada por los escarceos de Víctor, autor del gol y que también parece sentirse más cómodo con Henríquez por delante, con el chileno haciendo su labor natural, la de delantero centro.

Además, la mayor virtud de Ángelo no está en la capacidad de asociación, en la generación de fútbol ofensivo, faceta en la que debe aparecer más en un partido. Y jugar más retrasado en Riazor tampoco hizo que mejorara por ahí. El partido de Henríquez se resumió en kilómetros de esfuerzo y nula aportación de cara al gol. Es verdad que ante la Ponferradina tampoco tuvo ocasiones y ahí sí jugó de referencia, pero el chileno es un delantero, el delantero del Zaragoza. Alejarlo tanto de su radio de acción es, por lo tanto, un error.