Llega el largo puente de Semana Santa al final con la visita de un Real Jaén en descenso para examinar al equipo de Víctor Muñoz, a ese Zaragoza que intenta levantarse por encima de sus propias limitaciones, que son muchas, y de sus problemas, que son aún más, en el césped y sobre todo en las oficinas. Tres jornadas sin perder acumula el Zaragoza, con una victoria y dos empates, un balance que le ha valido para frenar la caída que amenazaba con el descenso a Segunda B, alarma que aún sigue encendida, pero que no ha sido suficiente para acercarse a una zona de promoción que, debido a la igualdad de la categoría, no anda aún muy lejos, a 6 puntos.

Se diría que la cita de hoy es también el final de un puente para el Zaragoza, que en las últimas semanas ha soñado con mirar hacia arriba y la realidad le ha hecho quedarse con la vista puesta en el descenso, en eludirlo, porque sus números en la segunda vuelta, donde es el peor equipo junto al Jaén, con 12 puntos en 13 jornadas, solo conducen a eso, a evitar un abismo a Segunda B que amenazaría la supervivencia del club. Es decir, que la obra de destrucción de Agapito Iglesias desde que arribó en el 2006 tendría el desenlace que muchos zaragocistas temen.

Si el equipo zaragocista da más lustre a la mejoría vivida con Víctor Muñoz en las sensaciones, que no en el fútbol, que es igual de pobre que con Paco Herrera, y supera al Jaén, la situación ganaría en tranquilidad, en toneladas de calma, porque se pondría más tierra de por medio con el peligro. El técnico cifra la permanencia en unos 52 puntos, por lo que aún sería necesario algún triunfo más. Pero con esos tres puntos en el zurrón la moral aumentaría, restaría visitar a otro equipo en descenso después, el Girona, y quizá los sueños de mirar a la promoción tendrían una base más tangible. Un poco más, al menos. Sin embargo, todo lo que no sea ganar condenará a luchar por sobrevivir y, además, disparará la tensión. Por eso este partido tiene sabor a final de puente. Lo que hay en ese epílogo dependerá del resultado ante el Jaén.

El Zaragoza, con la victoria ante el Eibar, frenó la mala racha de cinco partidos seguidos sin vencer en La Romareda, que ha sido un sumidero, un agujero de puntos terrible. Solo 23 logrados de 51 en juego. Así, dejó escapar 28, con seis derrotas. Por el bien del zaragocismo es más que necesario que no llegue la séptima.

LA AFLUENCIA El retiro vacacional hace que la asistencia a La Romareda hoy sea una incógnita, pese a que el club ha incentivado la presencia con una iniciativa entre los equipos aragoneses que habrá que ver qué eco real tiene --el nominal es la petición de casi 4.000 invitaciones--.

Al menos, los datos del enemigo sí invitan al optimismo. Es el tercer peor visitante, con 14 puntos, lleva cuatro jornadas sin ganar y la derrota en casa ante el Barça B le devolvió a una zona de descenso tras 23 partidos fuera. Colecciona dudas pues el Jaén, que en la primera vuelta destrozó al Zaragoza con un fútbol intenso y lleno de fe. No está al mismo nivel ahora el rival, al que es ineludible ganar hoy.