Todo controlado». Preguntaba Eusebio Unzué, mánager del Movistar, y José Luis Arrieta, el director, mostraba el pulgar de la mano derecha afirmativamente. Los ciclistas del conjunto español se desprendían de los chalecos con hielo, los que les servían para refrescarse un poco. El calor de Cholet no era para humanos. Alejandro Valverde daba un beso a su hijo Pablo, vestido con la camiseta de la selección española, y con el nombre de Marco Asensio en la espalda. Nairo Quintana se tapaba la cara con una toalla y Mikel Landa solo se preocupaba en ajustarse en el pecho la cinta del pulsómetro antes de tomar la salida.

El Movistar cumplió, al menos resistió, y sus líderes españoles salieron vivos y todavía con tiempo favorable en relación a Froome, que comenzó a recuperar lo perdido en el castañazo inaugural del sábado. Pocas dudas había sobre el equipo vencedor en la contrarreloj, que quizá no sea la modalidad más espectacular, sobre todo cuando los mejores equipos por culpa de las caídas del sábado (Movistar, Sky y Michelton, por ejemplo, tuvieron que retrasar a todos sus efectivos para auxiliar a Nairo Quintana, Froome y Adam Yates) salían los primeros y buena parte de las escuadras que poco cuentan para la clasificación general lo hacían en la última hora de carrera.

Pocas dudas había de que el BMC sería el ganador con lo que Richie Porte, al que nunca hay que olvidar por mucho que en cada Tour tenga un día, no malo, sino horrible, comenzó a asomar en este Tour, tras accidentarse también el sábado. Un BMC que colocó de líder a Greg van Avermaet, quien no lleva una temporada gloriosa pero que puede presumir de ser campeón olímpico.

Pocas dudas había sobre el vencedor. Se intuía, como así fue, que el Sky de Froome volaría con una genial aportación de Jonathan Castroviejo, hombre clave hasta esta temporada en las cronos por equipos del Movistar. Pero el vizcaíno decidió cambiar de aires y ayer Froome pudo estar superfeliz con el trabajo realizado por su gregario vasco.

Y la preocupación en el Movistar, sabedor de que la alineación de este Tour no era la mejor para afrontar una etapa de estas características, era no hundirse, salir vivos del fuego contrarreloj de Cholet y, aunque era evidente que el minuto largo perdido por Quintana seguiría pesando como una losa, al menos Landa y Valverde se beneficiarían ante Froome (aún están dos segundos por delante del británico) y sin apenas preocuparse por los dos segundos que les saca Porte.Era evidente que otros favoritos como Dumoulin o Urán también podían salir reforzados, como así fue. «El resultado ha sido incluso un poquito mejor de lo esperado. Estar por delante de Froome es muy bueno», reconoció Landa.