La sobreinformación, los datos estadísticos y la soledad de las propias casas aleja a la población de la realidad que viven muchos de los profesionales sanitarios ahí fuera. Es ahora cuando nuestro apoyo y reconocimiento debe ser máximo con cada uno de ellos incluyendo nombres y apellidos. Carlos García Naranjo (Zaragoza, 1995) hace tres semanas que cambió las botas de fútbol por los guantes y las mascarillas. El jugador del Azulejos Moncayo Colo Colo de fútbol sala es enfermero de atención primaria en el Centro de Salud San José, y tras una jornada extenuante, dedica a este diario algo de su tiempo para contar su día a día.

«Entré en el grupo de mañanas, de ocho a ocho, para hacer un seguimiento de todos los pacientes que presenten síntomas de Covid-19 ya que el 061 empezó a saturarse. Les atendemos durante 14 días por si necesitan un ingreso hospitalario, si están en un estado grave realizamos una atención en el domicilio, ya sea para coger la vía o poner medicación hasta que venga la ambulancia», asegura el aragonés, que se ocupa de ir puerta por puerta para ayudar a los ciudadanos afectados de San José. «Todos conocemos el barrio, sabemos que la mayoría de vecinos son de edad avanzada. Hay muchos abuelos que están solos, no tienen suficientes provisiones en casa y necesitan nuestra ayuda. Empezamos con mucha presión, y ahora que conocemos más a la enfermedad, parece que está más controlado», indica el zaragozano.

El cuerpo sanitario está realizando una labor de gran responsabilidad demostrando una fortaleza excepcional. «En la primera visita, intentamos hacerles ver que deben permanecer 14 días aislados. Si padecen fiebre, vómitos o sensación de falta de aire que les impide hacer las actividades de la vida diaria, les llamamos cada 48 o 72 horas. Si necesitan ayuda para hacer la compra o ir a la farmacia pueden apoyarse en nosotros», insiste Carlos, que ha vivido la parte más dura de esta pandemia. «Nos encontramos un paciente con una pluripatología muy fuerte que pensábamos que no la superaría. Para nosotros es una carga muy grande cuando los ancianos nos expresan sus dolencias y su soledad. Contamos con ayuda psicológica en el hospital, nos insisten en que hay que estar fuertes, ser optimistas y transmitir alegría», asiente Carlos.

Para salir adelante es necesario la implicación de todos y facilitar la labor de personas como Carlos que estarán allí para echar una mano. «Llamamos por teléfono a casa de pacientes que no lo cogen. Esto son indicios de que no están respetando el aislamiento. Hay que aunar fuerzas y seguir hacia delante», anima el zaragozano.

Al retirarse todas las protecciones se quita consigo toda la presión acumulada durante el día e intenta recargar las pilas para, al día siguiente, salir a defendernos de nuevo. «Estamos muy agradecidos de todas las muestras de apoyo que nos brinda la gente. Tanto mi profesión como el fútbol, que es mi gran pasión, la desarrollo con la máxima ilusión posible. Cuando llego a casa con mi familia, intento despejar la mente, y hacer deporte para estar preparado para lo que pueda venir», concluye.