LA MONTAÑA EN ARAGÓN

Un paseo por las trincheras de Aragón

Tierz en Huesca, Alfajarín en Zaragoza y Rubielos de la Cédira en Teruel ofrecen la posibilidad de combinar el senderismo y la historia

El tramo de trincheras de Tierz tiene una bonita panorámica sobre Guara.

El tramo de trincheras de Tierz tiene una bonita panorámica sobre Guara. / SERVICIO ESPECIAL

Sergio Ruiz Antorán

Sergio Ruiz Antorán

Combinar el senderismo con lugares de interés histórico, como las trincheras de la Guerra Civil, es una propuesta para incentivar el bienestar del esfuerzo físico y el recuerdo de una contienda que no se puede olvidar por salud democrática.

Tierz. Las huellas republicanas del fallido sitio a Huesca

Huesca mira de cerca a los restos del frente que, casi inalterable, se estableció en los dos primeros años de la Guerra Civil. Un ocioso paseo entre huertas desde la propia capital permite un viaje a las posiciones de Estrecho Quinto, en Tierz, reacondicionadas en algún tramo, junto a otros vestigios de la presencia sin fortuna de las columnas republicanas.

El Palacio de Congresos de la capital oscense será el punto de partida de una ruta circular llana de unos 20 kilómetros. Accedemos al santuario de Nuestra Señora de Salas y, por el PR-144, se cruza el río Isuela y nos acercamos a la orilla del Flumen, que remontaremos por un sendero hasta un puente para cruzarlo. Desde aquí alcanzamos por pista Tierz e iniciamos la ruta marcada de las trincheras. Esta nos lleva a la Ermita de la Santa Cruz y aquí tomaremos rumbo al sur por una pista que pasa por campos y explotaciones ganaderas. Visitamos la curiosa caseta redonda, con grafitis dejados por los columnistas del POUM en su frustrado avance.

Hay que alcanzar ahora la torre de vigilancia forestal que encumbra el Saso de Loporzano, por senderos marcado por hitos. Desde esta planicie elevada, en su filo, encontramos la línea de trincheras que, en su tramo final, están recuperadas, con varias cuevas excavadas que servían de almacén y refugio, y paneles informativos. 

Se puede seguir hasta la cruz de Estrecho de Quinto, donde hay un curioso mirador sobre las obras de la autovía, Guara y el castillo de Montearagón. En el descenso se pasa cerca de dos búnkeres posteriores, antes de regresar a Tierz. Es posible retroceder por los mismos pasos o, en el paso del Flumen, seguir en línea recta y, cruzando la vega oscense tranquilamente hasta la ciudad. 

Alfajarín. Parapetos escondidos entre Montes Blancos

Los Montes Blancos conforman una barrera árida de yesos pálidos entre las productivas llanuras del Ebro y el secano monegrino. En esta extensión se situó una dilatada línea de enfrentamientos entre los dos bandos que ha dejado heridas en un terreno baldío y erosionado de trincheras, búnkeres y cuevas como parapetos. Proponemos en esta ocasión una forma de descubrir estos parajes cercanos a Zaragoza capital, pero, sinceramente, perdidos en los planes de los senderistas habituales. 

La ruta es lineal, aunque fácilmente es posible conectar el inicio y final a pie o en transporte público. Salimos de Nuez de Ebro, pasando junto al aljibe y cruzando la N-2 para tomar un sendero en ascenso hacia el cerro. Los restos de cuevas y trincheras aparecen en el costado del camino. 

Los yesos de la Ribera Izquierda del Ebro guardan sorpresas.

Los yesos de la Ribera Izquierda del Ebro guardan sorpresas. / SERVICIO ESPECIAL

Descender ahora por la Cañada Real hacia Villafranca, hasta llegar a un gran barranco, en el que nos adentraremos girando hacia la izquierda, para, tras otro desvío, alcanzar su final. En esta ubicación hallaremos nuevas trincheras y fortificaciones. Continuar hacia el destino de Peña Redonda, donde volveremos a hallar nuevas zanjas defensivas. Iniciamos una bajada hacia el llamado ‘palomar del casino’ cruzando la pista que va a Farlete.

No dejamos el sube y baja hasta coronar la zona de Los Agudos, donde se adivina un gran ramal que comunica dos lomas que fueron adaptadas para su mejor defensa por los sublevados. Este enclave, con buenas vistas, domina el paraje desértico y marca el progresivo descenso que, siguiendo las marcas de ‘la ruta de las trincheras’ nos baja hasta Alfajarín pasando por otros puntos de interés como cuevas y parapetos, además de una sabina. Directos por el barranco de San Juan desembocamos en el centro urbano.  

Rubielos de la Cédira. Los bastiones del Jiloca junto a bellas areniscas

Distintas comarcas de la provincia de Teruel han compuesto interesantes mapas y rutas para localizar los numerosos restos de las beligerancias de la Guerra Civil. Cabe destacar la recopilación que, bajo el epígrafe ‘Atrinchérate’, ha realizado la Comarca Comunidad de Teruel. Sin embargo, en esta ocasión planteamos un recorrido por el Jiloca, partiendo de la población de Rubielos de la Cérida, municipio que hay que encontrar cerca de Caminreal.

La ruta está bien señalizada y no tiene pérdida. Es el PR- TE 57, que no cuenta como único interés la visita a las trincheras de Los Pilones, bastión sublevado que conserva una agrupación de seis nidos de ametralladora, cincuenta y ocho puestos de tiro y cuatro refugios enlazados por una densa red de trincheras y parapetos de más de 480 metros de longitud.

La posición de Los Pilones sorprende al  caminante.

La posición de Los Pilones sorprende al caminante. / SERVICIO ESPECIAL

Desde Rubielos se llega a la zona de aparcamiento de las trincheras, con acceso por carretera hasta ellas. Desde aquí se toma un sendero rocoso que desemboca en un camino hasta el abrevadero del Plomicero. En este punto se inicia un ligero ascenso por una senda que atraviesa encinas y carrascas y llega a una bifurcación que marca la dirección hacia Monreal del Campo.

Comienza aquí otro atractivo de la ruta, el conocido como Caño el Gato, un barranco con formaciones de areniscas, como las llamadas capillas, donde la erosión ha diseñado caprichosas dimensiones que guardan una leyenda sobre la existencia de un tesoro escondido por un rey moro. Dejemos enigmas para volver a Rubielos, en un camino circular de doce kilómetros, para desviarse por una senda antes de la carretera antes de volver a las trincheras.