Como Mario hubiera querido

La familia del chico de 14 años atropellado por un autobús y El Olivar, su club, están organizando un torneo de cadetes en su honor. También se va a crear una asociación benéfica con su nombre que ayudará a los niños más necesitados

Mario, con la camiseta de El Olivar

Mario, con la camiseta de El Olivar / Servicio Especial

Arturo Pola

Arturo Pola

Ha pasado ya más de medio año desde que Mario Azúa perdió la vida tras ser arrollado por un autobús de línea en Zaragoza, pero su recuerdo sigue muy presente tanto en la memoria de sus seres queridos como en la de la sociedad en general. Y con ese objetivo, y con el de honrar la memoria del joven de 14 años, las iniciativas en su nombre no dejan de sucederse. Las dos últimas son la organización de un torneo de fútbol cadete, categoría en la que jugaba Mario, y la creación de una fundación para ayudar a los niños más necesitados de la ciudad.

«Sería una manera de unir las dos pasiones que tenía Mario: el fútbol y ayudar a los demás», confiesa Javier Azúa, reconocido médico aragonés y padre del niño fallecido. El Olivar, el club de toda la vida de Mario y en el que practicaba su deportivo favorito, será el anfitrión del torneo que se celebrará el primer fin de semana de agosto y en su organización está colaborando en gran medida Paco Rúa, coordinador de El Olivar. «De momento el Real Zaragoza, al que damos las gracias, ya ha confirmado su participación en el memorial, pero estamos teniendo dificultades para confirmar más clubs de primer nivel, ya que cadete es una categoría importante y muchos equipos ya tienen las agendas cubiertas», explica Javier Azúa. «Yo no soy un hombre de fútbol ni tengo contactos, pero me gustaría hacer un llamamiento a todo aquel que crea que puede ayudar a dar voz a este torneo para que Mario pueda tener el mejor de los homenajes», afirma su padre.

Enamorado del fútbol

Para ello desde El Olivar y desde la familia, la incitativa ya es conocida por la Federación Aragonesa. «Estamos también tratando de contactar con futbolistas y exfutbolistas de renombre para ver si pueden apadrinar el torneo», dice Javier Azúa, que se emociona al pensar en la ilusión que le haría a Mario ver una competición de estas características con su nombre: «Era un loco del fútbol. Lo llevaba siempre en la cabeza y por la boca». Pero, por encima de ese amor, Javier destaca la calidad humana de Mario. «Para ser un niño tan pequeño tenía unos valores muy importantes. Siempre trataba de ayudar a los demás», rememora el doctor Azúa. «No era el mejor estudiante pero siempre intentaba echar una mano al que lo necesitara», confiesa Javier.

La camiseta de Mario, firmada por sus compañeros y que han tenido presente durante toda la temporada

La camiseta de Mario, firmada por sus compañeros y que han tenido presente durante toda la temporada / Servicio Especial

Por ello, el segundo proyecto en el que el nombre de Mario Azúa va a brillar con luz propia es el de una fundación para ayudar a los niños más desfavorecidos a poder jugar al fútbol sin preocuparse de los recursos que dispongan. «Estamos ya con todos los trámites necesarios para constituir la asociación y queremos aprovechar la celebración del torneo en su memoria para dar el pistoletazo de salida a las actividades que llevemos a cabo», explica su padre. «Dudamos en qué tipo de fundación y para qué fin constituirla. Una posibilidad era la de ayudar a gente que hubiera sufrido algún accidente de tráfico como él, pero decidimos ligar su nombre a algo más positivo y que pueda influir en niños como él. Seguro que Mario lo hubiera preferido así», asegura Javier.

Siendo imposible borrar el dolor y la tristeza de su familia y amigos, sus seres queridos sueñan ahora con poder contribuir a dibujar la sonrisa que nunca se le borraba a Mario en la cara de los niños más necesitados. Es lo que él hubiera querido.