El reciclaje es mucho más que la separación por contenedores. Es economía circular, conductas responsables para con el medioambiente, reducción de emisiones y concienciación. Y reciclar no solo es una responsabilidad de las instituciones o de los grupos ambientalistas y ecologistas. Cada vez más las empresas y la ciudadanía están sensibilizadas con la necesidad de reciclar y dar una segunda vida a los recursos que consumimos.

La economía circular es ya un imperativo para el tejido empresarial, donde proliferan los proyectos de gestión y revalorización de residuos. En el ámbito doméstico, el volumen de material reciclado va en aumento. Este 2020, debido a la pandemia, se ha incrementado el consumo de los hogares, y esto se ha reflejado también en la cifra de material reciclado en los contenedores a pie de calle.

De todo esto y mucho más se debatió en busca de soluciones en el desayuno informativo organizado por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN celebrado con motivo del Día Mundial del Reciclaje, que contó con la participación de Roberto Ara Palacio, jefe de Producción de FCC Medio Ambiente; Carolina Gracia, directora de Ingeniería y Sostenibilidad y responsable de la innovación y la calidad del producto de HMY Group; Marta de Santos Loriente, directora general de Cambio Climático y Educación Ambiental del Gobierno de Aragón; y Alicia García-Franco, directora general de la Federación Española de Reciclaje, vicepresidenta de EuRIC (European Recycling Industries Confederation) y miembro del Comité Ejecutivo de Confemetal y de la Junta Directiva de UNE (Asociación Española de la Normalización).

La economía circular ha irrumpido en el panorama socioeconómico como un imperativo para empresas y ciudadanos. Tanto los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU como las políticas europeas a las que llevarán los fondos de reconstrucción se alinean con la consecución de una economía más verde y respetuosa. En Aragón, según explica Marta de Santos, la organización legislativa se enmarca dentro del Plan de Gestión de Residuos (GIRA). «Estamos en plena actualización para adaptarlo a la nueva normativa, porque había cosas que no se contemplaban. Desde esta planificación tenemos que impulsar desde la Administración todos los cambios pendientes», explica de Santos.

Hasta ahora, tal y como apunta Roberto Ara Palacio, jefe de Producción de FCC Medio Ambiente, todos estábamos acostumbrados a una economía lineal del extraer, producir, usar y tirar. «Eso solo nos ha provocado contaminación, degradación del medioambiente y agotamiento de los recursos naturales. Desde que Europa inició en 2018 sus famosas cuatro directivas que forman parte del paquete de economía circular hemos empezado a cambiar esa filosofía con conceptos como prevención, reutilización, reciclaje… Debemos dejar de amenazar el futuro de las generaciones próximas y las probabilidades de crecimiento de los países en desarrollo», asevera Ara. Y añade que «el mejor residuo es el que no se genera».

Carolina Gracia, directora de Ingenieria y Sostenibilidad de HMY Group, cree por su parte que hay que concienciar a la sociedad de tratar los residuos y desechos de forma adecuada. «No es solo una responsabilidad de las instituciones o de los grupos ambientalistas, sino que cada vez más las empresas y la ciudadanía están más concienciadas», afirma. «Europa también camina hacia la economía circular y los países de la UE cuentan desde el 2018 con una normativa que plantea un objetivo en materia de reciclaje: reducir en un 65% los residuos urbanos para el año 2035». Y es aquí donde entran en juego las empresas de gestión de residuos.

La situación actual

Alicia García-Franco, directora general de la Federación Española de Reciclaje; Carolina Gracia, directora de Ingeniería y Sostenibilidad y responsable de la innovación y la calidad del producto de HMY Group Servicio especial.

La tendencia hacia la sostenibilidad y la economía circular en el ámbito global es casi unánime. Aragón, por supuesto, no iba ser menos, pero el desafío es avanzar con ímpetu hacia ese modelo. Según los datos expuestos por Carolina Gracia, directora de Ingeniería y Sostenibilidad de HMY Group, Aragón es «una de las comunidades autónomas más concienciadas en cuanto al reciclaje, ya que solo tres tienen una recogida selectiva mayor que la nuestra». «El 23% de los residuos aragoneses se reciclaron en 2018», apunta. Para Gracia, se trata del «gran reto» de toda la sociedad, y no solo para los ciudadanos. «Hay tener en cuenta que en el 2018 el residuo doméstico suponía un 17% del residuo total generado en Aragón», explica Gracia, quien señala que el 83% restante está generado por las empresas y que aunque Aragón está por delante de la media nacional, el objetivo es llegar al 50% de que lo fabricado lo sea con residuo propio para 2025.

Roberto Ara, jefe de Producción de FCC Medio Ambiente, explica que tras el 2020, estamos ya camino de ese segundo control que marcan los objetivos europeos, el de 2025, y que hay cosas que «se han hecho bien» por lo que la mejoría es «evidente», pero destaca a su vez que muchas otras ideas ni siquiera se han podido llevar a cabo, «quizás por la falta de recursos económicos o la dispersión poblacional». «Debemos arrimar todos el hombro, no solo las Administraciones Públicas, sino personas empresas, medios de comunicación… Todos tenemos responsabilidad», subraya Ara.

Sin embargo, la directora general de Cambio Climático y Educación Ambiental del Gobierno de Aragón, Marta de Santos Loriente, se mantiene un poco más escéptica respecto a cómo progresa Aragón: «No quiero ser negativa, pero el reto es muy amplio. Saber que en los domicilios y en el ámbito industrial o comercial lo que realizamos es la separación de los materiales para su posible reutilización y reciclado. Vamos avanzando pero tenemos un reto muy importante por delante».

No obstante, sí es optimista Alicia García-Franco, directora general de la Federación Española de Reciclaje, quien afirma que va «con la cabeza bien alta por Europa» en el tema del reciclaje. «Tenemos una industria pionera y referente en muchos aspectos», asegura. Además, García-Franco explica que se debe hablar de los residuos con sus apellidos, es decir, que cada residuo es un mundo: «En reciclaje de vehículos fuera de uso tenemos muy buenas cifras, un 94% en Aragón. En baterías, a través de trituradoras o fundiciones de plomo, alcanzamos cifras del 98,27% de reciclaje. En equipos eléctricos y electrónicos quizás nos falta un empujón, pero estamos en cifras cercanas al 85%. Hay que estar orgulloso de lo que hemos alcanzado. Se alcanzan niveles muy amplios de reciclaje. Queda trabajar en ese Residuo Sólido Urbano (RSU)».

La recogida selectiva

Marta de Santos Loriente, directora general de Cambio Climático y Educación Ambiental del Gobierno de Aragón; Roberto Ara Palacio, jefe de Producción de FCC Medio Ambiente Servicio especial.

El reciclaje es una labor que pasa por las manos de toda la ciudadanía. Y también en el ámbito individual. Para Roberto Ara, Aragón progresa adecuadamente, pero debe analizar y mejorar en la progresión del residuo doméstico. «En Aragón estamos llevando al vertedero 400.000 toneladas de residuo doméstico, de los que 225.000 son de vertido directo», expone Ara. «Esto es lo que no nos deberíamos permitir a estas alturas del juego. Como mínimo debería existir algún tipo de tratamiento o de triaje previo», sentencia.

Y algo parecido ocurre con el residuo orgánico. Según los datos de FCC, Aragón recoge 57 kilos por habitante al año de recogida selectiva, mientras que Cataluña y Navarra recogen 135 y 156, respectivamente. La diferencia, de acuerdo con lo que Roberto Ara afirma, radica en la recogida selectiva de materia orgánica, poco implantada de manera general en Aragón. Como apunta Ara, hay proyectos importantes impulsados por la DGA en Jaca, Sabiñánigo o Calatayud, mientras que en Zaragoza se están llevando a cabo tres experiencias piloto. «Una de ellas», cuenta Ara, «se realizó en el Actur-Rey Fernando con la recogida de materia orgánica con un quinto contenedor (el de color marrón) y cerramiento, que ha supuesto un 98% de éxito».

No está tan convencida Marta de Santos, directora general de Cambio Climático de la DGA, al manifestar que Aragón lleva cinco años estancado en las cifras de reciclado. «No estamos mejorando, y cuando en todo el mundo ha habido una concienciación brutal con el plástico, en Aragón no han mejorado las cifras. El reto es muy grande, no somos los peores, pero tampoco estamos del todo bien». La directora general cuenta su experiencia como usuaria de proyectos piloto para el reciclado orgánico en su pueblo de 200 habitantes, donde se instaló una compostadora: «Toda esa materia orgánica deja de transportarse y ya no se mezcla con otros residuos, por lo que el contenido es mucho más limpio y fácil de separar y reciclar». Sin embargo, el problema es que fuera de los círculos concienciados, que son los menos, la realidad es la indiferencia. Su uso, por tanto, es mínimo en comparación con lo que debiera ser, por lo que la clave es crear un sistema de incentivos para los ciudadanos, según coincidieron todos los ponentes.

Es un complejo laberinto, pero el residuo aragonés no puede transportarse a Zaragoza para reciclarse debido a que el resto de Aragón no tiene medios. Esta fue otra de las opiniones compartidas por la mesa en el desayuno informativo: el coste y la huella de carbono que genera el transporte de las zonas menos accesibles hasta las zonas de reciclaje hacen que el balance no sea positivo. Para Roberto Ara, sería un error que el sistema quedara así: «Habría costes de transporte, gases de efecto invernadero… Quizás la apertura de un par de plantas, una al norte y otra al sur, sería una posible solución. El principal problema de Aragón es económico y de dispersión poblacional». Y Marta de Santos lo resume con la imperiosa necesidad de incentivar la separación en origen: «Si no, el mayor volumen sigue yendo al contenedor de restos, al verde oscuro, lo que hacemos es trasladar agua y aire de un lado para otro».

Además de coincidir con sus compañeros de mesa, Alicia García-Franco incide en que otros residuos también complican el reciclaje generalizado: «En el sector textil, por ejemplo, los residuos acaban mucho en vertederos, en torno a un 9% del total. Siempre pensamos en la ropa y los zapatos, pero hay que hablar de tapicerías, cojines, edredones, colchones…».

«Y nos queda mucho camino por recorrer en el camino doméstico mezclado», deja caer García-Franco. A este respecto, no obstante, Carolina Gracia, de HMY Group, subraya la importancia de desarrollar proyectos para transformar ese textil usado. «Muchos clientes dicen que estamos fomentando que la gente traiga a las tiendas la ropa usada pero luego no saben qué hacen con ella», afirma. Para muestra, un botón: HMY desarrolla un proceso en el que convierten el residuo textil en tableros para hacer mobiliario de primera mano.

La valorización

La valorización es uno de los aspectos más controvertidos en el mundo del reciclaje. Eufemismo para unos, necesario para alcanzar los objetivos a corto plazo para otros, lo cierto es que refleja disensos entre los entendidos. Pero ¿qué es la valorización? Pues la quema de residuos para obtener energía o combustibles a través de ellos.

La directora general de cambio climático, Marta de Santos, se muestra poco a favor, sobre todo porque le genera más dudas que certezas en torno a su eficiencia: «El objetivo es dejar de extraer para reutilizar los materiales. Terminar quemándolo no es una solución si se puede llegar a evitar». El problema, continúa la directora, reside en establecer el límite en qué es valorización y qué es eliminación. «Si le pones más energía o recursos al hecho de quemar que a lo que luego obtienes, cuando el balance no compensa, eso es eliminación», expone.

Roberto Ara, jefe de Producción de FCC, explica el porqué no demoniza la valorización de residuos: «Si de residuos que no tienen solución sostenible podemos extraer energía eléctrica o cogeneración para las necesidades de la industria, no hay que demonizarla». Además, insiste en que la separación en origen es fundamental desde cualquier punto de vista, pero que para alcanzar los objetivos marcados a corto plazo las plantas mecánico-biológicas como la de Zaragoza son imprescindibles: «Si crecemos en paralelo con esas recogidas selectivas en origen, esta es la forma en la que llegaremos a los objetivos marcados».

Coincide con que se debe cumplir siempre con el principio de jerarquía Alicia García-Franco, directora general de la Federación Española de Reciclaje, aunque destaca que la valorización es una salida para determinados tipos de residuos: «Hay plásticos que contienen bromados perjudiciales que no se pueden introducir en el ciclo y la única opción es quemarlos o enterrarlos en vertederos». Añade García-Franco que en los países punteros de Europa este proceso está muy desarrollado. «España tiene 12 plantas de valorización energética y en Alemania hay 112. Hay que atacar el vertedero, pero hay que dar soluciones a esos vertederos», finaliza.

Retos y educación

De las conclusiones del desayuno informativo se extrae cuál debe ser el camino a seguir por la sociedad: la educación ambiental. Se pueden lanzar mil planes, pero si la población no está concienciada, el camino hacia la economía circular y la sostenibilidad será pedregoso. Todo pasa por la educación en medioambiente. Para Carolina Gracia, directora de Ingeniería y Sostenibilidad de HMY Group, los niños están mejor educados que los adultos: «En los colegios existen las brigadas medioambientales en el recreo, la concienciación para no tirar residuos y un largo etcétera. Yo confío plenamente en que las generaciones venideras tendrán una conciencia medioambiental mucho más desarrollada, yo he aprendido a reciclar gracias a mis hijos. Pero es verdad que hay que hacerlo antes, no tenemos tanto tiempo. Es responsabilidad de las empresas y tenemos que empujar».

A esa importancia trascendental se une Alicia García-Franco, directora general de la Federación Española de Reciclaje, aunque solicita un cambio en los contenidos educativos. «Es cierto que sin educación no hay transformación, y ahí también nos queda mucho. En los libros de texto de mi hijo buscaba sobre el reciclaje y lo único que encontraba era la separación de los contenedores. El reciclaje no es solo eso; es economía circular, las consecuencias de reutilizar los residuos, es mucho más», recalca.

En cuanto a los desafíos, Roberto Ara, jefe de Producción de FCC, sentencia que «hay que promover y primar la separación en origen de los residuos frente a la separación en destino». «Tenemos que extender esta recogida de bioresiduos así como el compostaje comunitario y doméstico por toda la comunidad y hay que avanzar en la implantación de la recogida de productos textiles, aceites de cocina usados y también de los residuos peligrosos domésticos. También debemos avanzar en la recogida de residuos comerciales, exigir la participación y colaboración de los grandes productores. El ciudadano, sí; los grandes productores, sí multiplicado por equis», finaliza el jefe de Producción de FCC Medio Ambiente.

Por su parte, Carolina Gracia, de HMY Group lanza tres retos. El primero, la incentivación de la sostenibilidad en la sociedad, no solo a nivel individual sino sobre todo a nivel empresarial, como ya han hecho desde la empresa con el sello Tiendas Sostenibles. El segundo, crear espacios de colaboración entre las grandes empresas para tener un punto de encuentro donde compartir ideas, dar visibilidad a proyectos… Y el tercero, innovar en las materias primas derivadas de los residuos para darles un uso inteligente.

En el ámbito institucional, Marta de Santos incide en fomentar la educación ambiental, sobre todo en los adultos. «Tenemos por ejemplo el programa europeo CECI en el que nos contamos con otros países cuáles pueden ser las buenas prácticas en economía circular. Ponemos en valor esas prácticas en Aragón junto a las asociaciones empresariales. Y este sería uno de los retos que sería bonito realizar: coordinarnos para esa sensibilización y que la Administración recibamos qué es lo que se necesita para encaminar bien la normativa y los recursos».

Y para Alicia García-Franco, directora general de la Federación Española de Reciclaje, los retos se hallan en el diseño y el mercado de materias primas secundarias. «Tenemos que diseñar para reciclar, reparar y reutilizar. Es absurdo que no puedas cambiar la batería de tu móvil cuando antes lo podías hacer. Europa está montando planes concretos para ordenadores y teléfonos. Hay que imponer a los fabricantes ese diseño. Y hay que poner en valor ese mercado de materias primas secundarias, que se valore y obligue a que haya un contenido reciclado en los productos. Nos falta mucho trabajo en la introducción de plástico reciclado en los materiales, algo que tampoco es fácil tecnológicamente», afirma con rotundidad García-Franco.

El camino es complejo y difícil para alcanzar una economía sostenible, pero es a su vez imprescindible. De estas claves saldrá el futuro de la sociedad contemporánea.