Las papeleras necesitan buenas carreteras, ferrocarril a pie de planta (el papel viaja mal), gas, energía eléctrica...y sobre todo agua en abundancia. Todo eso ofrece la ribera baja del Ebro. Un argumento, ahora que Aragón se consolida como líder en esta producción en España, que viene como anillo al dedo para entender la resistencia al trasvase. Por cada tonelada de papel se usan 5 metros cúbicos de agua, 5.000 litros. Si se limitan los recursos, se condiciona el futuro.