¿Quién paga qué en el triángulo que forman el cliente, el banco y el comercio? La respuesta fácil es, el cliente. Pero no siempre es así. Además de que el comercio también paga, el sector financiero español intenta fomentar el uso de la tarjeta de débito como medio habitual de pago, porque es el que supone un coste menor tanto para la entidad financiera como para el usuario de la red.

Cuando el titular de una tarjeta de débito paga una compra en un comercio, el coste de esa operación es cero para él. El banco propietario del terminal punto de venta (TPV) carga con un coste (tasa de intercambio) que en este momento está establecido en el 1% de media, con un mínimo de 0,90 euros. Ese importe es lo que la entidad del TPV paga al banco emisor de la tarjeta. Así se le recompensa porque, si no hubiera terminal, el emisor no tendría negocio. Pero la entidad emisora paga también --hoy una media de 0,30 euros-- al banco propietario del TPV. Si no hubiera tarjetas, el propietario del dispositivo tampoco haría negocio.

El gestor del TPV transfiere el coste que genera la compra con tarjeta de un cliente al propietario del comercio en el que se realiza la compra. Es la tasa de descuento. Los importes medios --considerando que son diferentes en cada tienda-- están determinados en el 1,2% de la suma, con un mínimo de 0,34 euros. Por lo que respecta al cajero, el cliente no paga cuando se trata de su propio banco, aunque la operación genera un coste pero no se traslada directamente al usuario.