En un "día extraño" (como dijo Emilio Olabarría, del PNV), previo a la primera gran manifestación sindical contra el Gobierno de Rodríguez Zapatero, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, asumió ayer la tarea de defender en el Parlamento la necesidad de una reforma "ambiciosa" y "gradual" del sistema de pensiones que incluya alargar a 67 años la edad de jubilación y "reflexionar" sobre la conveniencia de alargar el actual periodo de 15 años para el cálculo de las pensiones. "Más que tranquilizar, su intervención estimula las movilizaciones", le vino a decir al ministro el diputado del PNV.

Corbacho compareció ayer ante la Comisión del Pacto de Toledo para explicar el documento aprobado por el Consejo de Ministros del 29 de enero (en el que no pudo participar el ministro), con más de 50 propuestas de reforma que han puesto en pie de guerra a los sindicatos. Corbacho justificó la necesidad de cambios "por razones demográficas" que, según dijo, no tienen nada que ver con la actual situación de crisis económica y de dificultades en las cuentas públicas.

"De aquí al 2050, la población mayor de 64 años duplicará su tamaño, pasando de 7,6 millones a 15,3 millones", dijo el ministro. "La tasa de dependencia, es decir, el porcentaje de población con más de 65 años sobre el colectivo en edad laboral, pasará en 40 años del 24% actual al 60%", añadió. Ahora hay un mayor de 65 años por cada cuatro activos; en el 2050 habrá dos jubilados por cada tres activos. Con este panorama, "sería irresponsable no poner sobre la mesa el debate sobre la edad legal de jubilación", dijo.

El ministro también se refirió a la posibilidad de alargar el actual periodo de cálculo de 15 años de las pensiones (propuesta que se coló en el Plan de Estabilidad que el Gobierno ha remitido hace unos días a Bruselas y que luego fue suprimida). Corbacho constató que "el documento no establece ningún aumento del actual periodo de cálculo, aunque sí entiende el Gobierno que este tema debe ser objeto de reflexión y debate". En su opinión, el objetivo es "reforzar la relación entre el esfuerzo contributivo realizado y la prestación reconocida".

El ministro fue recibido con muchas ganas por los portavoces parlamentarios del Pacto de Toledo, quienes le expresaron sus críticas por las "formas" con las que el Gobierno ha abierto un debate tan delicado. El portavoz del PP,Tomás Burgos, dijo que lo ha hecho "de la peor manera posible", provocando "alarma" social. El portavoz de CiU, Carles Campuzano, tendió la mano. "Sería bueno que todos, más allá de las ganas que tenemos de darle al ministro, nos situemos en la lógica de esta comisión: las reformas y el consenso". El diputado se mostró dispuesto a debatir sobre el periodo de cálculo de las pensiones y sobre la edad de jubilación, aunque opinó que "hoy no toca hablar de los 67 años porque hay recorrido" para alargar la actual edad efectiva del retiro (de 63 años y 10 meses) por la vía de los incentivos y las penalizaciones.

Tomás Burgos dijo que el PP "va a estudiar cada propuesta, plantearemos alternativas y al final, si es posible, haremos una reforma desde el acuerdo y la responsabilidad", y no desde la "improvisación y la manipulación" que atribuyó a "las propuestas alocadas" del Gobierno.

En oposición frontal, el ministro se encontró con Gaspar Llamazares (IU), Joan Tardà (ERC) y Emilio Olabarría (PNV), quienes le exigieron la retirada de su propuesta de alargar la edad legal de jubilación. "No negociaremos si se rompe el icono de la jubilación a los 65 años", dijo Llamazares. "Su propuesta es inconstitucional, supone una reforma regresiva del sistema de pensiones", dijo Olabarría. Tardà llegó a la descalificación al tildar de "estupidez" la idea de alargar la jubilación. "En los bares de Cornellà de Llobregat le llaman de todo menos guapo", le dijo al ministro del PSC. Corbacho entró a saco: "Dentro de 20 años vamos a leer juntos el diario de sesiones de hoy y veremos quién ha dicho más estupideces, si usted o yo".