Los 300 empleados temporales que entraron en la factoría de Figueruelas en octubre del 2020 para trabajar en la línea 1 del turno de noche no continuarán en la factoría. Algunos de estos contratos (de obra y servicio) vencían el 30 de abril y otros (temporales) no tendrán continuidad porque no hay semiconductores. Se trata de la herida más visible de la crisis de los microchips, que ha puesto en jaque al sector del automóvil en todo el mundo y que comienza a pasar factura a la fábrica de Stellantis en Zaragoza. La noticia, avanzada por este diario, cayó como un jarro de agua fría en la planta. «Es una pena ver que gente joven se tiene que ir a la calle viendo cómo está la situación», apuntó el presidente del comité de empresa, Rubén Alonso, que reconoció que existe «preocupación».

Pero las consecuencias de la falta de piezas procedentes de Asia va más allá. La dirección de la firma comunicó este miércoles a los sindicatos que presentará un expediente de regulación temporal de empleo (erte) para más de 4.000 personas que permitirá hacer frente al déficit de semiconductores, que ya ha obligado a echar mano de 19 de los 25 días de flexibilidad pactados en la planta aragonesa. El problema es que se desconoce cuándo estos suministros volverán a llegar a la factoría con normalidad, según trasladó la dirección a los sindicatos. Por ello, la mayoría en el comité rechazó la oferta de Stellantis de prolongar durante 10 días la flexibilidad en Figueruelas, lo que aboca a negociar un erte para toda la plantilla, tal y como adelantó este diario en la edición de ayer. 

Sea como fuere, esta crisis ha provocado que Figueruelas deje de producir unos 40.000 vehículos en los últimos meses, lo que supone algo más del 10% de todos los coches que fabricó en el 2020. Los 300 operarios que se suprimen del turno de noche trabajaban en la línea 2, que produce el Crossland X y el C3 Aircross, aunque la línea 1, de la que sale el Opel Corsa, se mantiene. 

El secretario general de la sección sindical de CCOO en la planta, José María Fernando, lamentó asimismo la situación y confió en que estos trabajadores puedan volver a la fábrica cuando se normalice la situación. No obstante, dijo no entender cómo se puede estar «tan expuestos» al devenir del mercado asiático.

Acuerdo en oficinas

El camino que puedan seguir los afectados por el erte en el área de producción puede ser el mismo que están a punto de sellar los trabajadores de oficinas (informática, compras, recambios y finanzas, entre otros), que también sufren un erte que implica a 650 personas.

El presidente del comité señaló que este miércoles se alcanzó un principio de acuerdo con la dirección. Entre los puntos más destacados figuran abonar el 80% del salario bruto, las pagas extras y complementos a los afectados. Además, los 27 días de vacaciones se mantendrían invariables y los contratos temporales no se verían afectados por el erte sino que se les aplicaría criterios de flexibilidad. El expedienete sería de 40 días y se aplicaría a lo largo de todo el año.