Movilización, aumento de la ambición y soluciones innovadoras son los tres ejes de trabajo señalados por Naciones Unidas para impulsar los ODS a partir de 2020, año que marca el inicio de la que la organización ha declarado la ‘Década de Acción’. La ONU considera que para lograr la Agenda 2030 es necesario que todo el mundo la conozca y tome conciencia de la importancia de su impacto en la misma, y actualmente tres de cada cuatro ciudadanos (el 74%) a nivel mundial --hasta un 80% en el caso de los españoles-- afirma haber oído hablar de los ODS, un dato que, a pesar de ser bastante positivo, no resulta suficiente teniendo en cuenta lo ambicioso de las metas marcadas, de ahí la importancia de la movilización.

La Red Española del Pacto Mundial, en su publicación ‘ODS Año 5, El liderazgo colectivo en la Agenda 2030: una década para la acción’, señala que para dar a conocer y concienciar de la importancia de la Agenda 2030 es fundamental que los ODS se integren en las agendas políticas de todos los países y en las estrategias empresariales, impulsando acciones de comunicación con narrativas innovadoras o conectando movimientos sociales para crear fuerzas de cambio.

En concreto, apunta que el liderazgo empresarial es esencial para lograr los objetivos dirigidos a erradicar la pobreza y favorecer un desarrollo sostenible e igualitario, que requieren la implicación de todos, ya que a través de las empresas se puede llegar a la población general.

Tal y como indica la Red Española del Pacto Mundial, solo en España hay alrededor de 2.860.755 empresas que emplean a 15.532.951 personas, lo que supone alrededor de un 33% de la población total del país. Las compañías impactan sobre todas estas personas de forma directa, y también en todos sus grupos de interés y en el conjunto de la población a través de sus productos, servicios o acciones de marketing y comunicación.

Infografía políticas medioambientales

El director de la Cátedra Liderazgos y del Observatorio de los ODS de Esade, Àngel Castiñeira, ha recalcado el concepto de “empresas ciudadanas”, es decir, “organizaciones con capacidad para empoderar comunidades, trasladar buenas prácticas susceptibles de incorporarse en los entornos familiares y asociativos y, en definitiva, liderar y acelerar el cambio hacia economías y sociedades verdes”. “Hay una primera tarea de formación, información, comunicación y reporte que todas las empresas deberían realizar en relación con sus grupos de interés internos: esto incluye a empleados, junta de gobierno, directores ejecutivos, líderes sénior y accionistas. En paralelo a esta tarea, las empresas se deben también a sus grupos de interés ‘externos’ que incluyen a toda su cadena valor: proveedores, distribuidores, clientes e inversores. Y por supuesto, también a las comunidades en las que operan, los reguladores y gobiernos y la sociedad civil en general”, ha explicado.

Gracias al conocimiento, la tecnología, la fortaleza financiera y la capacidad de innovación, anticipación y transformación en materias como la eficiencia y el ahorro energéticos, el reciclaje de residuos, la gestión del agua, la reducción de la huella de carbono, la generación de energía renovable o el cuidado de la biodiversidad, por ejemplo, algunas empresas pueden ejercer un fuerte liderazgo responsable en sostenibilidad y la creación de alianzas y las colaboraciones de diversos tipos: público-privadas, privadas-no lucrativas, entre otras.

Ayudas a empresas

Además de ser un imperativo de la sostenibilidad, la inversión en energías renovables es un condicionante importante para la recepción de las ayudas de los fondos Next Generation EU. La apuesta por las energías verdes como alternativa al consumo de combustibles fósiles representa, además, un mecanismo eficaz y de aplicación relativamente sencilla que permite alinear a las empresas con las expectativas de los grupos de interés.