El histórico cambio de posición de España sobre el Sáhara Occidental ha abierto una crisis diplomática con Argelia que amenaza con golpear la economía nacional. Este miércoles, Argel dio por suspendido con carácter “inmediato” el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con Madrid, congelando a su vez todas las operaciones de comercio exterior con quien hasta ahora había sido su aliado.

El pasado 18 de marzo, el Gobierno de Pedro Sánchez anunció que dejaba atrás su neutralidad para apoyar el plan autonomista de Marruecos sobre la antigua colonia, un giro que irritó a Argelia, aliada del pueblo saharaui. El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, aseguró entonces que el cambio no tensaría su relación con Argel, una promesa que se ha deshecho menos de tres meses después. Y es que el paralizado Tratado de Amistad, sellado en 2002, garantiza la cooperación económica entre ambas naciones.

La congelación de las transferencias bancarias para bloquear el comercio exterior con España puede tener un impacto mayúsculo sobre la economía española. Y es que, entre enero y julio de 2021, España importó 2.237 millones de euros de Argelia, mientras que el volumen de transacciones en la otra dirección fue de 1.111 millones. En 2019, el último año de no afectación por la pandemia, España exportó a Argelia bienes por valor de 2.735 millones, según la Dirección del Comercio Exterior argelí.

Impacto sobre el gas

Las represalias de Argel también podrían afectar la relación energética entre ambas naciones, considerada una prioridad estratégica de la política comercial española en África. Ya en abril, el gobierno argelino amenazó con romper los contratos de gas que la empresa estatal Sonatrach tiene con empresas españolas, a punto de vencer, si constataba que el destinatario final era Marruecos. Como ya hizo en marzo, Madrid ha asegurado que no teme por el suministro de gas procedente de Argelia. “No hay dificultad para el flujo de gas”, ha puntualizado Albares.

A diferencia de otros países europeos, que dependen de Rusia, alrededor del 40% del gas natural que necesita España proviene de Argelia. Esa dependencia ha sido del 33%, del 29,2% y del 45,9% en los años 2019, 2020 y 2021, respectivamente. Ese gas llega principalmente a España través del gasoducto Medgaz, que conecta directamente los yacimientos argelinos de Hassi R’mel con Almería, pues el Magreb-Europa (GME), que pasa por Tarifa y Marruecos, fue cerrado a finales de octubre del año pasado a causa de las malas relaciones entre las dos naciones magrebíes.

Junto a la escalada de los precios energéticos, esa tensión diplomática ha llevado a España a maniobrar para rebajar su dependencia de Argelia aumentando las compras a otros países, como Egipto o Nigeria. Así, en enero Estados Unidos desplazó a Argelia en su posición histórica y pasó a ser el mayor proveedor de gas natural licuado (que se transporta con barco), con un 34,6% de las importaciones, frente al 25,4% provenientes del país africano, según datos de Enagás y de la Corporación de Reservas Estratégicas (Cores). Ese 'sorpasso' hace que, de impactar sobre el gas, las represalias de Argel sean menos duras de lo que habrían sido hace unos meses.

La crisis energética acentuada con la invasión rusa de Ucrania también ha hecho que España ya exporte más gas a Francia del que importa de Argelia.