VIDA EN LAS AULAS

El IES Ángel Sanz Briz de Casetas transforma su gimnasio en una cueva prehistórica

A través de la recreación de la caverna y de distintos stands, los estudiantes han descubierto cómo era la vida hace 8.000 años

Expositor de monumentos megalíticos en el gimnasio del instituto de Casetas transformado en cueva prehistórica.

Expositor de monumentos megalíticos en el gimnasio del instituto de Casetas transformado en cueva prehistórica. / IES ÁNGEL SANZ BRIZ

Lola Carrasco

Dicen que la educación está cada vez peor, que las aulas en estos tiempos son una pesadilla, que no hay conexión entre el alumnado y el profesorado, que no hay coordinación en los centros educativos, que no hay respeto mutuo… En nuestro instituto, otra vez más, hemos comprobado que esto no es cierto.

Queremos hacer saber que trabajamos con un alumnado brillante, con una capacidad arrolladora, una gran voluntad en lo que se hace y un interés desinteresado que derriba muros. No dejan de sorprendernos en cada propuesta que les hacemos, en verdad tenemos en nuestras manos personas muy válidas en muchos aspectos. Está claro que la motivación es el motor más eficaz en la docencia, capaz de mover lo que haga falta, y que, una vez comienza a rodar, es un descarrile de ideas. Da vértigo comprobar las grandísimas iniciativas e ideas que aporta el alumnado, y también increíble la satisfacción que experimentamos los profesores al ver desenvolverse a nuestros pupilos mayores enganchando a los más pequeños.

Y fue que, para dar fin a este 2022, en el IES Ángel Sanz Briz de Casetas decidimos transformar el gimnasio del centro en una ventana a la Prehistoria. Varios departamentos empezamos a hilar la manera de traer esta etapa de una manera atractiva a nuestro alumnado. Poco a poco, se fueron uniendo departamentos y, lo que inicialmente iba a ser una actividad complementaria, se convirtió en una gran excusa para enrolar a nuestros alumnos de cursos superiores que, encantadísimos, accedieron a aventurarse en este proyecto. ¡Y qué complacencia el ver la confianza ciega que depositaron en nosotros! ¡Y qué bárbara perplejidad al ver cómo caían ideas de nubes que no habíamos puesto allí, en esas jovencísimas cabezas!

Gimnasio del instituto del barrio de Casetas transformado en una caverna prehistórica.

Gimnasio del instituto del barrio de Casetas transformado en una caverna prehistórica. / IES ÁNGEL SANZ BRIZ

Se creó un documento común donde nos coordinamos, a lo largo de más de dos meses, una veintena de profesores, 53 alumnos de 4º ESO, 1º y 2º de Bachillerato. El resultado se mostró a más de 90 alumnos de 1º, 2º y 3º de ESO y FPB. Se repartieron temáticas, se realizaron varias reuniones, se hicieron ensayos, se dio libertad al alumnado para dirigir su stand, surgieron dudas, cambios, nervios… Y así pasaron las semanas, forjando la magia de ese esperado día.

Durante tres días, y con ayuda de todas las personas que hacían un hueco en su tiempo libre, montamos una cueva con la acústica y oscuridad suficiente para dar cabida a 20 alumnos y disfrutar de una de las posibles historias representadas en una caverna de hace 8.000 años. El Departamento de Lengua y Literatura se encargó de representar un teatro con sombras chinescas en esta cueva de más de 12 metros cuadrados.

Entrada a la gruta, de 12 metros de largo y tres de ancho, para dar cabida a unas 20 personas.

Entrada a la gruta, de 12 metros de largo y tres de ancho, para dar cabida a unas 20 personas. / IES ÁNGEL SANZ BRIZ

Una cueva prehistórica y otros siete stands

Paralela a la anterior, se montó una gruta de más de 12 metros de largo y tres de ancho, donde se recrearon pinturas rupestres y el alumnado de filosofía expuso el sentido de la vida y la muerte, los rituales y su influencia en el día a día, la inclusión de la astronomía en las construcciones megalíticas y su significado en aquellos tiempos.

En los alrededores, siete stands más esperaban a los más pequeños en los aledaños de las cuevas. De frente a la salida de la gruta más larga, pudieron apreciar los materiales con los que se construían las pinturas del arte parietal, los instrumentos musicales, los telares, el arte mobiliario, las herramientas cotidianas… Impregnaron sus manos en pigmentos minerales, hicieron cerámica cardial y conocieron el efecto Venturi de manos de nuestros jóvenes físicos.

Explicación en el stand con distintas herramientas cotidianas de la Prehistoria.

Explicación en el stand con distintas herramientas cotidianas de la Prehistoria. / IES ÁNGEL SANZ BRIZ

Envueltos en el vibrante sonar de un asta de “uro”, llegaron al puesto del chamán. Conocieron los usos de plantas medicinales (corteza de sauce como antibiótico, poder alucinógeno del muérdago, poder cicatrizante de la consuelda, carácter hemostático de los yesqueros, etc.), las intervenciones que hacían en fracturas accidentales y cómo cicatrizaron los cráneos trepanados para "curar males de espíritu".

Y, alucinando con las reproducciones óseas, se topaban con el puesto de las construcciones megalíticas: cómo ingeniárselas para mover rocas que pesaban toneladas, de dónde las traían y qué uso le daban a las mismas, todo un misterio resuelto por nuestros incipientes tecnólogos.

Stand con reproducciones óseas de distintos animales.

Stand con reproducciones óseas de distintos animales. / IES ÁNGEL SANZ BRIZ

Proyecto interdepartamental

En la esquina les esperaban los matemáticos prehistóricos, con las primeras piezas que se piensa corresponden a marcas numéricas de ciclo lunar. Y un mamut de más de un metro, a repartir por porciones y en donde los pequeños debían calcular el número fraccionario que les correspondía para consumir.

Dejando a Munny atrás, un expositor con ocho cráneos y unas láminas de fauna del Pleistoceno era explicado por los alumnos de Biología y Física. El cómo se sabe de su alimentación; la potencia de mordida de las especies predadoras; el tipo y campo visual de presas y depredadoras; pelaje, tallaje y peso de cada especie y cómo reconstruir los paisajes de la época gracias a la palinología, ciencia empleada en la actualidad también, en predicciones alergológicas y resolución de casos en policía científica y criminología. Los ojos de los participantes lo decían todo.

Los estudiantes con Mummy, un mamut de cartón de más de un metro.

Los estudiantes con Mummy, un mamut de cartón de más de un metro. / IES ÁNGEL SANZ BRIZ

En la puerta de salida, un neandertal de cartón piedra a tamaño real presidía el estand de Geografía e Historia. Un test de hominización dejó a más de uno pensativo entre nuestros jóvenes chequeados.

Y en cada stand, un sello; y, al finalizar su paso por todos los puestos, un almanaque, un recuerdo de este increíble día, del que esperamos no olviden el 1 de enero del 2024, cuando demos paso al nuevo año, y que cada vez que salga en el fondo de un cajón, dibuje una sonrisa en el rostro de quien lo ve.

Visitas al gimnasio para conocer la cueva y los distintos stands del proyecto.

Visitas al gimnasio para conocer la cueva y los distintos stands del proyecto. / IES ÁNGEL SANZ BRIZ

Visitas de otros escolares

Y así fue como los tecnólogos, matemáticos, filósofos, biólogos, geólogos, físicos, químicos, geógrafos, historiadores, literatos, músicos, artistas plásticos… Maquinamos la manera de retroceder a nuestro orígenes y conseguimos hacer vibrar las mentes de todos los participantes, incluyéndonos en ese saco.

¿Y por qué quedarnos ahí? ¿Por qué no compartir esta maravilla de experiencia? Contactamos con los colegios del entorno y nos visitaron los alumnos de 6º de Primaria de varios centros y con ellos revivimos de nuevo ese inolvidable 22 de diciembre.

De corazón, un placer trabajar con personas como vosotros, compartir nuestro tiempo con el vuestro: ¡un día inolvidable!