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La otra cara de la movilidad

El auge del transporte sostenible y compartido en las grandes ciudades es imparable pero en Aragón, para la juventud en las zonas rurales, tener carnet y vehículo propio es más que necesario

Aunque los jóvenes usan cada vez menos el coche, en las zonas rurales sigue siendo imprescindible.

Aunque los jóvenes usan cada vez menos el coche, en las zonas rurales sigue siendo imprescindible. / EL PERIÓDICO

Laura Rabanaque

Laura Rabanaque

El auge de la movilidad sostenible y compartida en las grandes ciudades es indudable. En las urbes cada vez se usa menos el coche y más las bicicletas y los patinetes, y para viajes largos, se emplean aplicaciones como BlablaCar. La compra de vehículos ha caído en picado entre los jóvenes de 18 a 25 años, un 50% en la última década. Aunque en Aragón, donde la población vive muy dispersa y los medios de transporte públicos no llegan a todos los rincones o lo hacen con pocos servicios, la gente joven se resiste a bajarse del coche. 

Es la otra cara de la movilidad. En las zonas rurales, sacarse el carnet y tener vehículo, ya sea de algún familiar o de segunda mano, es para la juventud más que necesario. «Es normal que los jóvenes de la ciudad no tengan tanto interés por sacarse el carnet y comprarse coche, depende mucho de la zona. En las zonas rurales es obligatorio para no depender de tus padres o de un amigo», explica Óscar Sánchez, estudiante de 2º de Bachillerato del IES Lucas Mallada.

Este joven de Monzón sube y baja todas las semanas a Huesca, donde vive en una residencia, para asistir a clases. Tiene pensado sacarse el carnet en verano «antes que nada», una vez acabe el curso y los exámenes de la EBAU. Puede que al año que viene estudie en Madrid, Barcelona o Valencia. 

En las ciudades, los coches conviven hoy en día con bicicletas, patinetes, autobuses y tranvías.

En las ciudades, los coches conviven hoy en día con bicicletas, patinetes, autobuses y tranvías. / EL PERIÓDICO

«Para ir al sitio en concreto he pensado coger el transporte público o BlablaCar. Una vez ahí, al ser grandes ciudades, no creo que lo necesite, solo lo usaré en el pueblo». De momento tiene pensado usar el coche de su madre, y «a raíz de que trabaje en verano o cuando sea», se comprará uno de segunda mano.

Mayor libertad y comodidad

En una situación parecida se encuentra Sandra Popescu, estudiante de 2º de Bachillerato del IES de Daroca. «Tengo pensado empezar lo antes posible con el carnet porque mi plan es irme a Zaragoza a estudiar la carrera. Allí no me haría mucha falta pero sí que lo usaría para volver a casa en vacaciones, los fines de semana...», cuenta.

Sandra todavía no sabe si se lo prestarán o si comprará uno de segunda mano, pero «si es un coche mío o que vaya a usar, intentaría correr con los gastos con algún trabajo puntual que me permita estudiar».

En la ciudad no ve necesario usar el coche habiendo transporte público, pero no es lo mismo en las zonas rurales. «Hay autobuses a Daroca pero cada vez hay menos y los horarios son muy específicos. El coche te da más libertad para no tener que esperar al autobús o depender de él», indica.

Muchos jóvenes de las zonas rurales se van a vivir a las ciudades cuando llegan a la universidad.

Muchos jóvenes de las zonas rurales se van a vivir a las ciudades cuando llegan a la universidad. / EL PERIÓDICO

Christian Laguens baja todos los días desde Cuarte de Huerva hasta Zaragoza para ir a clase en el IES Miguel Servet. Al igual que Óscar y Sandra, está a punto de cumplir los 18 años y espera poder sacarse el carnet de conducir este verano. 

Además de «por la comodidad de no tener que ir en autobús», en su caso le serviría para ayudar a su familia. «Mi abuelo vive en casa y mi padre tuvo un accidente y no conduce, así que si necesitamos ir al médico o hacer cualquier recado, se encarga siempre mi tía», explica.

Planea comprarse un vehículo de segunda mano lo antes posible. «Al principio los gastos los pagará mi padre pero si empezase a trabajar los pagaría yo», afirma, para constatar que «en mi círculo, todo el mundo tiene ganas de sacarse el carnet».

LOS JÓVENES SE BAJAN DEL COCHE

Hace no tantos años, la compra de un coche era una prioridad para cualquier joven. El deseo de cumplir los 18 y tener el volante entre las manos era ineludible. Sin embargo, esa realidad se ha roto. En la última década, los más jóvenes se han bajado del automóvil en masa. La caída en diez años es de más del 50%. Lo dice un informe elaborado por la patronal española de las aseguradoras, Unespa . 

Tras esta cifra se encuentra según fuentes del sector tres variables. La más importante es la falta de poder adquisitivo de la gente joven, con menores salarios y mayor dificultad para encontrar trabajo. A ello se suma un cambio generacional, ya que el automóvil ha dejado de ser como lo era para generaciones más mayores, símbolo de una mayor libertad. El tercer factor, está unido al de la propia movilidad, con redes de transporte público y alternativas como las bicicletas o los patinetes eléctrico, que son ahora mayores y más accesibles que hace unos años. 

Para el joven montisonense Óscar Sánchez, «es cierto que hay una conciencia de viajar de manera más sostenible, pero lo que puede influir más a la hora de tener coche es el tema económico, porque no solo es comprarlo, es mantenerlo, lo que requiere tener una fuente de ingresos fija y estable y siendo joven es difícil».

Para Christian Laguens, de Cuarte de Huerva, tener coche sigue siendo sinónimo de libertad. «Me parece bastante útil, no solo para ir a trabajar o estudiar sino para viajar, irte de fin de semana. Si son distancias cortas y sin tener mucha experiencia conduciendo, te puedes escapar».