El Colegio Santo Domingo de Silos entrega los premios del concurso de microrrelatos Aragón Negro

El salón de actos del Colegio Santo Domingo de Silos de Zaragoza acogió este miércoles la entrega de premios del II Concurso de Microrrelatos Silos-Aragón Negro, que se celebra por segundo año consecutivo en el marco de este festival dedicado al género policiaco y de misterio.

El evento contó con la presencia del director titular del centro, Fernando Urdiola, el director de ESO y Bachillerato, José Ángel Díaz, la encargada de Comunicación de la Fundación Carreras, Laura Juan, y el director del Festival, Juan Bolea.

Este certamen premia el talento de jóvenes escritores de toda la comunidad autónoma. Entre los galardonadas hubo alumnos del Silos y de otros colegios e institutos de Zaragoza y Teruel: Hijas de San José, IES Pedro Cerrada (Utebo), Liceo Molière, Cardenal Xavierre, Colegio San Gabriel (Zuera) e IES Salvador Victoria (Monreal del Campo).

Una gran labor de divulgación

Todos ellos disfrutarán de los libros recibidos como premio y, junto con los finalistas, asistirán a un taller de escritura creativa financiado por la Fundación Carreras e impartido por el director del Festival, Juan Bolea.

El público asistente pudo conocer la labor de divulgación que el Silos realiza a través de sus clubes de lectura. Desde ellos, promueve la literatura como fuente de disfrute a través de los libros y sus autores, muchos de los cuales han asistido a numerosos encuentros a lo largo del año.

El acto se cerró con una intervención del consagrado novelista Juan Bolea en la que mostró la presencia de las raíces de los clásicos españoles en la novela negra actual.

Ganadores del II Concurso de Microrrelatos Silos-Aragón Negro

Categoría 1º y 2º de ESO

PRIMER PREMIO

Amor inerte

Años atrás le prometí que algún día estaríamos juntos y la haría mía; después de tanto tiempo por fin la pude tener en mis brazos... Cuando ese día llegó solo éramos ella y yo; todo era perfecto. Ella es tan hermosa... Me encanta sentir su suave y delicada piel y el embriagante olor de su sedoso cabello...

Lástima que a los vecinos no les gustara aquel olor que emanaba de su cuerpo tan helado, para ellos 'desagradable' pero para mí fascinante. Aun así, pienso que todos deberíamos poder estar con quien realmente amamos. ¿No está usted de acuerdo, señor policía? ¿Acaso no puede comprender que lo hice por amor?

Isabella Palacio Duque

2° ESO D

Colegio Santo Domingo de Silos

SEGUNDO PREMIO

El Anotador

La decepción. Pensar que no habían hecho lo suficiente para pararlo. Y también el enfado. Podrían haber hecho más, pero no lo hicieron.

La historia empezó hace un año. Un hombre extraño había empezado a secuestrar a personas, pero cada vez que secuestraba a una persona, dejaba una nota con una letra.

Toda la policía buscaba sin cesar a este misterioso secuestrador.

Después de tres días, ya había secuestrado a tres personas, pero aún seguía. Y pasados otros tres días, leyeron la palabra escrita: Puerto. Inmediatamente, la policía corrió al único puerto que había.

Iban lo más rápido que podían, pero justo cuando llegaron, el puerto explotó. Intentaron buscar sobrevivientes, pero lo que encontraron fueron a los desaparecidos, muertos. Ya pasó un año desde esto, pero hoy reportaron una desaparición. Cuando llegaron, encontraron una nota con una letra, y detrás de ella había un mensaje: "He vuelto, preparaos".

Rocío Córdoba Planas

2º de ESO

Colegio San Gabriel (Zuera)

Categoría 3º y 4º de ESO

PRIMER PREMIO

Jaula de oro

Ni la luna roja brillaba tanto como la sangre aquel atardecer de color fuego. Su corazón —su espíritu— se encontraba dividido en trocitos carmesís y violáceos que se secaban bajo el sol. Parecían gelatina de fresa caducada, desprendían un hedor nauseabundo e, incluso, podían intuirse tonos verdosos. No sólo brillaba la sangre, también el músculo que había bajo su rostro arrancado.

Desde una jaula con varios loros uno de ellos cantaba. Su celda era la única abierta, sus alas las únicas cerradas. Todos parecían cómodos en su cárcel, ¿por qué salir? A su lado, uno de los más coloridos se arrancaba las plumas de sus alas para acabar siendo un simple pájaro más.

—Ha despedazado su propio corazón —sentenció la inspectora—. Como esta ave sus alas.

Y cerró la jaula mientras se reía de la ingenuidad del pájaro sin saber que los loros son los mejores imitadores.

Lydia Gallego Sánchez-Toril

4º de ESO

IES Salvador Victoria (Monreal del Campo)

SEGUNDO PREMIO

Miedo de culpable

El peligro era inminente. Tenía los pelos de punta, pero no podía echarme atrás. La mano en la que sostenía la pistola me temblaba como si tuviera vida propia. Nunca había llegado tan lejos como disparar a una persona, si acaso llegué a apuntar pero no con la intención de dañar sino intimidar. Esta vez era diferente, él no iba a dudar ni un momento en acabar con su vida. De repente se oyó un golpe y la puerta cayó. Había un inquietante silencio, salvo por los lentos pasos del hombre cada vez más fuertes. Justo cuando le ví con su traje negro disparé a su cabeza. Inmediatamente salí por la ventana, dejando el cuerpo del oficial de policía en el suelo.

Alfonso Núñez

4º de ESO

Lycée Français Moliere

Categoría 1º y 2º de Bachillerato

PRIMER PREMIO

Mi mejor amiga Sara

Sara ha sido mi mejor amiga desde que tengo memoria. Juego con ella todos los días de 15:00 a 17:00 desde que tengo tres años. Siempre que una de las dos llora, la otra le consuela, aunque a veces Sara se enfada conmigo y me dice cosas muy feas, pero se arrepiente y me pide perdón cuando vuelvo a verle. Sara dice que soy su mejor amiga, y que los mejores amigos se ayudan entre ellos. Sara me pide cosas fáciles, como que le lleve algo de comida, pero también me pide cosas que no puedo hacer, como que abra la puerta del sótano de mi padre...

Claudia Echániz Sierra

1º Bachillerato

Colegio Santo Domingo de Silos

SEGUNDO PREMIO

Retrato de una presencia

De repente, en medio de esa habitación desconocida en la que me encontraba, todavía confundido por cómo había llegado ahí, noté una presencia que se acercaba. Una extraña sensación recorría mi estómago, como si estuviese en una montaña rusa, con los pelos de los brazos erizados, mientras una gota de sudor frío se deslizaba por mi nuca. Algo se acercaba más, lo notaba.

Fue cuando escuché un crujido del parqué cuando, con un rápido movimiento, abrí la puerta y eché a correr por un largo pasillo. No me atrevía a mirar atrás, pero tenía claro que esa cosa me seguía de cerca. El pasillo parecía interminable, me costaba respirar, pero no podía parar o me atraparía. Tras el minuto más largo de mi vida, logré vislumbrar una tenue luz al final del pasillo. Pero el halo de esperanza duró poco, pues noté una mano fría posarse sobre mi hombro.

Laura Genzor Burriel

2º de Bachillerato

Colegio Cardenal Xavierre