--¿Alguna vez había pensado que llegaría a encabezar una lista electoral?

--¡No! Yo vengo de distintos movimientos sociales y hay mucha faena, pero llega un momento que, cuando has estado en estos colectivos y estás reclamando en que es necesaria la unión de las fuerzas de izquierda con un proceso de participación, y te dicen 'vale, quién estáis', no se puede decir que yo lo propongo y escondo la mano. Me acorralaron bastante y hay que ser coherente.

--¿Ha sido la izquierda social la que ha propulsado la coalición?

--En muchas ocasiones, en movilizaciones y en plataformas te has encontrado con gente de estos grupos políticos y veías muy buena sintonía. Cuando hemos entrado en el proceso participativo te das cuenta de que había mucha gente que quería que esto sucediera y a la que ha venido bien un empujón desde fuera. También comprobar que desde la sociedad se iba a recibir bien.

--La sensación es que se han entendido fácilmente y que ha habido buena sintonía.

--Ha sido muy rápido pero había mucho trabajo. Tú pones encima de la mesa lo que hay, pero ves que hay muchos años de política y de trabajo por separado y eso crea lenguajes separados. Algo de fondo debía haber porque esos lenguajes enseguida se pusieron de acuerdo.

--¿Militaba en CHA o IU?

--No, colaboraba puntualmente cuando se me ha pedido alguna cosa. No era una cuestión de principios, pensaba que era más útil donde estaba. Y donde estaré, incluso aunque vaya al Senado.

--¿Se han sentido cómodos los representantes de la izquierda social en la coalición?

--Nosotros no sustituimos a los movimientos sociales. Cada uno tiene que seguir su propia vía. Por todas las partes se ha tenido un exquisito cuidado en no mezclar churras con merinas. Venimos de donde venimos pero cada uno está en su sitio y juega su papel.

--Si llegase al Senado ¿cuáles serían sus prioridades?

--La primera, meter el dedo en el ojo, sobre todo a los partidos mayoritarios. El Senado es un coto cerrado de los dos partidos mayoritarios, está sirviendo de coto para los políticos prejubilados y eso transmite la sensación a la población de que no sirve para nada. No queremos cargarnos el Senado, sino recuperarlo, darle contenido, mejorar la representación de la población, que tenga un papel efectivo, que tengan competencias legislativas exclusivas. Lo tenemos que utilizar como un espacio para visibilizar las reivindicaciones, tanto de Aragón, como de los movimientos sociales.

--¿Es esta una cámara infrautilizada?

--Completamente. Tanto como institución como políticamente por los representantes que van allí.

--¿Cuáles son esas reivindicaciones de las que hablaba?

--Desde los movimientos sociales, en este momento de crisis se pone el acento que la recuperación económica solo puede venir de un nuevo modelo sostenible, de las políticas de empleo, que deben mejorar la igualdad, tanto en la mujer como en la diversidad sexual. Todo eso que desde la derecha se relega a las épocas de bonanza. Y no es así, ya que contribuyen a salir de la crisis. Además de la propia reivindicación, como propugna el 15-M, de la democratización del Estado, de mover a la gente.

--¿Hay personas del movimiento 15-M?

--Hay personas que han estado participando, sí. Allí me siento muy a gusto. Pero como he dicho antes somos muy exquisitos: El 15-M no va a pedir el voto para nadie, ni la abstención, ni nosotros vamos a utilizar el 15-M diciendo que somos nosotros.

--¿Qué pasará después del 20-N? ¿Seguirá en marcha esta coalición?

--Sí, una de las cosas más interesantes de la coalición es que hay un compromiso de abrir un proceso de participación, en el que los cargos electos, cuando vuelvan de Madrid, explicarán en asamblea participativa sus logros.