NACIDO EN MALLORCA Y ORDENADO SACERDOTE EN ZARAGOZA HA VIVIDO EN EL BARRIO DEL PICARRAL

LLEVA VARIOS AÑOS VIVIENDO EN EL CHAD, EN LA ZONA RURAL DE KIABE, ATENDIENDO UNA PEQUEÑA PARROQUIA

EN COLABORACIÓN CON ACCIÓN SOLIDARIA ARAGONESA ESTÁN DESARROLLANDO UN PROGRAMA DE FORMACIÓN LLAMADO ´MAESTROS CARPINTEROS´

-- ¿Cómo es regresar a Aragón?

-- Cuando llego aquí hay muchas cosas que me extrañan, sobre todo si lo miro con los ojos de mis amigos de allá. Me sorprenden las cosas más anecdóticas, pues siempre cuento que una africana cuando llegó a París lo que más le extraño fue que las mujeres no llevan un bebé detrás, sino un perrito. Este tipo de cosas son golpes culturales de otra manera de vivir. Allí no hay información y en la zona rural en la que estoy apenas se escucha la radio. No hay electricidad y todo esto conforma una manera de ser, cerrada y poco abierta a otras culturas, lo que es un caldo de cultivo para que pervivan incluso las tradiciones más antidesarrollo. Necesitan saber cómo viven otros.

-- ¿Cuál es su labor en la parroquia?

-- Yo soy párroco de una zona rural y mi presencia tiene sentido si se llevan adelante las facetas de evangelización y desarrollo. Por desgracia, soy demasiado el punto de referencia de llegadas de ayuda desde Europa. He estado trabajando 30 años en Aragón y por eso tengo muchos tipos de relación para la donación de ayuda, como un pequeño grupo de amigos, con aportaciones sencillas según sus posibilidades y también relación con oenegés y entidades públicas, como con Acción Solidaria Aragonesa (ASA).

-- ¿Cómo entiende estos trabajos de cooperación?

-- Me gusta siempre poner en cuestión todas las cosas que parecen evidentes. En este momento, en el lugar en el que estoy soy el final de la ayuda a personas con buena vitalidad, mientras en África están surgiendo personas con mi misma vitalidad que podrían tomar el relevo. Las ayudas son algo muy nuevo para la gente que tiene responsabilidades allá: no han tenido todavía años suficientes de experiencia.

¿Convendría que toda la ayuda fuera gestionada por ellos mismos? Pues sí y no. ¿Habría que dejar de hacer proyectos como el de formar carpinteros? Pues sí y no. No hay que olvidar que a veces, después de los proyectos, todo sigue exactamente igual porque los cambios culturales son muy lentos. A mis años no sé cómo hay que hacer muchas de las cosas, pero sé lo que no hay que hacer.

-- ¿En qué consiste el programa Maestros Carpinteros?

-- Gracias a los fondos de ASA hemos sacado adelante este programa. Una de las cosas más importantes es que han comprendido que tienen que trabajar con "el tiempo", es decir, ceñirse a unos plazos para sacar adelante sus proyectos. Por ejemplo, dedicar cinco horas para realizar una silla, algo que no está en la mente de los que participan en los cursos. En ellos reciben un nivel de carpintería para que luego cada uno de ellos en sus lugares de origen puedan montar un taller.

-- ¿Cuánta gente se beneficia de este tipo de proyectos?

-- Reciben clases teóricas y prácticas y están dentro diez alumnos de lugares muy distintos. Son gentes de una media de cuarenta años. Estamos muy satisfechos con el desarrollo de este proyecto que estamos haciendo con ASA por lo que significa de cambio respecto a experiencias anteriores.

-- ¿Recibe el apoyo de las autoridades de el país?

-- El país tenía gran cantidad de oenegés que colaboraban, pero de pronto, al descubrir petróleo, se ha decretado que puesto que el país tiene dinero ya no se sigue ayudando a El Chad. Pero resulta que el 75% de lo extraído se va a EEUU, el 10% a Francia y lo que queda, un porcentaje pequeño pero que serviría para levantar el país, no se sabe como lo distribuyen y además se invierte sin un plan: hoy aquí un hospital, luego una escuela, luego un puente allá.