-¿Qué papel juega el Colegio de Médicos de Zaragoza (COMZ) en el ámbito de la cooperación?

-Una de las cosas importantes en la medicina es que tienes que curar, pero también paliar de alguna manera las condiciones sanitarias de los países menos desarrollados. Desde el año 2002, el COMZ dedica aproximadamente el 0,7% de su presupuesto a cooperación, unos 20.000 euros al año. Siempre se destina a proyectos de desarrollo del ámbito sociosanitario, a través de oenegés con sede en Zaragoza.

-¿Cómo se eligen los proyectos a los que se destinan los fondos?

-Cada año sacamos una convocatoria en febrero o marzo y nos llegan unas 20 propuestas. Tienen que ser proyectos muy serios y avalados científicamente desde un punto de vista sanitario. Nos encantaría ayudar a todo el mundo, pero el presupuesto es el que es. Solemos repartir los 20.000 euros entre dos o tres proyectos, en base a una puntuación objetiva. La resolución solemos publicarla en el mes de mayo.

-Financian. ¿También difunden?

-A lo largo de todo el año se organizan muchas conferencias y exposiciones de temas relacionados siempre con los países empobrecidos. Aunque ahora acabamos de inaugurar una muestra sobre el trabajo de Phileos en Filipinas, solemos priorizar los países africanos, como ocurre también con la financiación de los proyectos. Normalmente se adjudican dos proyectos en Áfrico y otro bien en Asia o bien en Latinoamérica.

-¿Es la médica una profesión especialmente solidaria?

-En el ambiente sanitario siempre se dice un refrán, y es que el médico tiene que ser un buen profesional, pero sobre todo una buena persona. El que no lo sea, que se dedique a otra cosa pero que no se haga médico. El médico siempre tiene que intentar curar, pero además tiene que demostrarle cariño, amabilidad y amor al paciente, y tiene que consolarle incluso cuando las noticias son malas.