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Niñas libres de violencia

Gerardo Molpeceres López, de la onegé Entreculturas, aborda el derecho a la educación como la mejor vía para que las niñas lleguen a ser mujeres sin tener que soportar malos tratos machistas

Niñas libres de violencia

La violencia hacia las niñas atenta contra los derechos humanos, dificulta la educación de la mitad de la población mundial y perjudica gravemente el desarrollo. Se manifiesta de forma diversa en todo el mundo mediante violencia física y psíquica, acoso escolar, abusos sexuales, maltrato en el hogar, abandono infantil, discriminación asociada a la pobreza, matrimonio infantil, embarazos precoces u otras formas.

Esta violencia tiene su causa en la discriminación de género impuesta por el orden social dominante. Se basa en la creencia de que las niñas y las mujeres son inferiores a los niños y los hombres y justifica el trato desigual en el acceso a los recursos y el ejercicio del poder. Las instituciones de la vida diaria, como el hogar, la familia, la escuela, la comunidad, el lugar de trabajo o la religión conforman la vida diaria de las niñas, les imponen tareas y roles, justifican las situaciones de violencia y condicionan su acceso a la educación, al trabajo, al matrimonio y a la maternidad.

La adolescencia es una etapa clave en la socialización de estos roles de género desiguales. Esta discriminación se agrava por la pobreza, los conflictos armados y los prejuicios xenófobos sobre etnia, clase social, religión o condición de migrante. También influye la débil capacidad institucional, la ausencia de mecanismos de denuncia y protección y la aceptación social de la violencia machista, justificada por el 44% de las adolescentes del mundo.

Las consecuencias de la violencia sobre las niñas son su menor escolarización, mayor absentismo y rendimiento escolar más pobre. El matrimonio infantil, por ejemplo, está directamente relacionado con el abandono escolar. La violencia física o psicológica, por leve que sea, baja la autoestima y puede derivar en depresión, ansiedad y otros problemas psíquicos que perduran a largo plazo. Las niñas víctimas de violencia sexual sufren embarazos no deseados y abortos inseguros. Todo ello repercute en su menor formación, menores posibilidades de desarrollo y trabajo en la edad adulta y mayor pobreza. Estas consecuencias se transmiten de madres a hijas; las niñas que han sufrido violencia machista en su familia tienen mayor probabilidad de encontrar una pareja violenta en sus futuras relaciones.

El derecho a la educación está en peligro. Pese a la mejora en el acceso a primaria entre el 2000 y el 2015, se mantiene la brecha de género, especialmente en los países de renta baja e India y en la educación secundaria y superior. En el 2016 había en todo el mundo 100 millones de adolescentes de entre 12 y 17 años fuera de la escuela, mayoritariamente chicas. Supone el 49% de quienes deberían estudiar secundaria. Además, entrar en la escuela no significa finalizarla, especialmente para las niñas de entornos rurales o regiones empobrecidas, donde la división sexual del trabajo impide su permanencia en la escuela. Su rendimiento escolar refleja la violencia y la discriminación, sobre todo en ciencias y matemáticas, debido a los estereotipos de género que impiden corregir esa brecha.

Este es un objetivo clave en la agenda de desarrollo 2030 porque sin igualdad y educación transformadora, de calidad y libre de violencia para todas las niñas, no es posible el verdadero desarrollo humano.

Informe: www.entreculturas.org/es/informate/publicaciones/derecho-a-la-educación.

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