Miles de niños enrolados como combatientes y prestadores de servicios auxiliares en grupos armados son el resultado de cuatro décadas de conflictos en Sudán. Se calcula que más de 100.000 menores han sido movilizados a lo largo de los años.

Hasta que el Acuerdo General de Paz del año 2005 puso fin a la lucha entre el Ejército de Liberación Popular de Sudán (SPLA) y el Gobierno sudanés, los pequeños eran reclutados de forma sistemática. La independencia de Sudán del Sur, en el 2011, trajo paz y esperanza y su reclutamiento fue disminuyendo, en parte, gracias a los esfuerzos de la Comisión Nacional de Desarme, Desmovilización y Reintegración (NDDRC), con el apoyo de Unicef.

Pero no habían transcurrido ni tres años del nacimiento del Estado más joven del mundo cuando la violencia volvió a Sudán del Sur. Unicef calcula que más de 6.000 niños y niñas han vuelto a ser reclutados como soldados en este país desde el año 2013.

Algunos de esos 6.000 menores fueron secuestrados y obligados a alistarse. A otros, el hambre, la pobreza, la falta de perspectivas de futuro, los malos tratos, la presión de la sociedad o el deseo de vengarse de la violencia que ellos mismos o sus familias habían sufrido los llevaron a unirse de forma voluntaria a esos grupos armados y empuñar un arma. Pero todos ellos son por igual víctimas inocentes de las atrocidades de la guerra. Y sufrirán secuelas físicas y emocionales que en muchos casos no curarán nunca.

Para estos niños, niñas y adolescentes, el regreso a una vida normalizada y la recuperación de su infancia es tan difícil que puede parecer una misión imposible. Pero con tiempo, dinero y los programas apropiados, su reinserción es factible. Bien lo saben en Unicef, que lleva más de una década trabajando en distintos países para desarmar y desmovilizar a los niños reclutados por grupos armados, y para darles acceso a educación después de su liberación.

María Victoria Broto y José Manuel Pomar firman el convenio entre la DGA y Unicef.

Con miles de ellos lo ha logrado. Y, gracias al apoyo económico que va a recibir del erario público aragonés, podrá continuar con esta labor. «El Gobierno de Aragón siempre ha apostado por la infancia, no solo en nuestra comunidad autónoma, sino también por la infancia a nivel mundial, en nuestros proyectos de cooperación al desarrollo», sostiene la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto.

«Que un solo niño soldado pueda ser rescatado, acogido y reinsertado es ya un logro infinito. Pero nuestra voluntad es seguir cooperando para que sean muchas más las vidas liberadas y para que esa puerta a la esperanza no la cierre la falta de apoyo». Con estas palabras, Broto rubricaba la semana pasada, junto al presidente de Unicef Comité Aragón, José Manuel Pomar, el convenio que por segundo año consecutivo firman ambas instituciones para desmovilizar a niños y niñas en Sudán del Sur.

Este año, el Ejecutivo autonómico se plantea como objetivo colaborar en la liberación de 50 menores de grupos armados, favorecer su reunificación familiar y su reintegración social y económica. «Es un camino muy difícil. Desde aquí solo podemos contarlo, darle visibilidad y seguir colaborando. El drama y la historia de cada uno de esos niños merece, como mínimo, la pequeña oportunidad que un acuerdo de este tipo puede brindar», subrayó la consejera.

Por su parte, el presidente de Unicef, José Manuel Pomar, puso el acento en que «la renovación de este convenio permitirá que estos niños y niñas puedan contar con los recursos necesarios que les permitan comenzar una vida ajena a la violencia de un conflicto que ha violado sistemáticamente sus derechos, y es -a la vez- buena muestra del compromiso del Gobierno de Aragón con la infancia y con los más vulnerables».

El año pasado, el objetivo del convenio era liberar a 68 menores. Pero la pandemia dio al traste con los planes iniciales y solo se pudo rescatar a 44. El resto del dinero se destinó a dar apoyo a otros 103 pequeños que Unicef ya había apartado de la violencia en el 2019.

El convenio del 2021 cuenta con una partida económica de 130.000 euros, de los que 100.000 serán sufragados por el Gobierno de Aragón con cargo al Fondo de Solidaridad con los países más desfavorecidos. El resto lo cubrirá Unicef con aportaciones propias o de otras entidades.

El objetivo del programa es el registro y liberación de 20 niñas y 30 niños reclutados por grupos y fuerzas armadas para el conflicto armado en Sudán del Sur, favoreciendo la reunificación familiar y su reintegración socioeconómica. Recibirán cuidados, sanidad, educación y apoyo psicosocial para cubrir sus necesidades inmediatas. Mientras Unicef busca a sus familias, se realizarán las evaluaciones de necesidades a largo plazo de los niños y se desarrollarán planes individuales para su reintegración en sus comunidades.

En caso de no encontrar a sus familiares a corto plazo, estos chicos quedarán bajo los cuidados de familias de acogida mientras continúa la búsqueda. Además, podrán acceder a un programa de reintegración de tres años que cuenta con los servicios de trabajadores sociales que orientarán a cada uno de estos niños en esta fase complicada de transición a la vida civil. Y los adolescentes recibirán formación profesional y ayuda para iniciar pequeños negocios.

Con esta intervención se pretenden restablecer los derechos humanos básicos de los menores y lograr que estos cuenten con los recursos necesarios que les permitan comenzar una vida ajena a la violencia de un conflicto extremo y olvidado.