ENTREVISTA | Olga Estella Gerente de la Fundación Isabel Martín

“Muchos problemas de convivencia se deben a que no nos conocemos”

La fundación invita a las organizaciones sociales a asistir al VI Foro sobre su proyecto Espacio EntreMujeres

El jueves, en la Casa de la Mujer, hará balance de su experiencia con las entidades que en él participan

El Espacio EntreMujeres es un lugar de encuentro y convivencia que apuesta por la interculturalidad

Olga Estella, gerente de la Fundación Isabel Martín.

Olga Estella, gerente de la Fundación Isabel Martín. / Laura Trives

Mario Gracia

¿Qué impulsó el nacimiento del Espacio EntreMujeres?

La Fundación Isabel Martín se dedica a la cooperación internacional para el desarrollo, y toda nuestra actividad se da un entorno multicultural, pues siempre trabajamos con contrapartes locales. Además, en el patronato de la fundación corría un runrún desde su creación, en 2015. Toda nuestra actividad se daba fuera, pero había que hacer algo también aquí, en Zaragoza, con la interculturalidad, pues muchos problemas de convivencia se deben a que no nos conocemos. Nos planteamos abrir un espacio de encuentro dirigido sobre todo a mujeres, pero no excluyente. Todo el mundo es bienvenido.

¿Qué papel jugaron las Canonesas del Santo Sepulcro?

Fueron nuestro primer socio. Y aún seguimos teniendo una relación muy estrecha con ellas. Organizamos una visita mensual a su monasterio, fundado en Zaragoza en 1312, y cada semana hacemos una actividad de jardinería terapéutica en su jardín. Las canonesas tienen una trayectoria de siglos estando en la calle y de apertura a diferentes culturas, gentes y religiones. Les planteamos nuestra idea y tuvo una buena acogida. En principio, nos cedían un local en el propio monasterio, pero acondicionarlo era muy complicado porque es un bien protegido. Además, pensamos que esa ubicación podía echar para atrás a personas de otras religiones.

¿Y qué hicieron?

Estando en conversaciones con las Canonesas salió una convocatoria de la Fundación la Caixa para proyectos sociales de carácter multicultural que nos encajaba a la perfección. Presentamos el nuestro y lo eligieron. Fue una sorpresa, porque éramos una entidad muy joven y no podíamos acreditar ninguna experiencia en el terreno de lo social. Pero parece que la ocurrencia no era tan descabellada.

¿No había ya otras entidades que trabajasen la interculturalidad?

Sí, y hacían cosas muy interesantes, pero todas muy enfocadas al contacto entre asociaciones y a mostrar cómo es cada cultura. Y lo que nosotras queríamos era mezclar a gentes de distintos sitios y culturas y que hablasen entre ellas, sin mentorizar ni tutorizar. Necesitábamos un espacio físico de encuentro sin intermediarios.

¿Y lo consiguieron?

Pudimos abrir las puertas, a finales de 2018, en la calle San Vicente de Paúl. Ahí arrancó un espacio donde las personas del barrio o de la ciudad podían acudir a compartir intereses y a comprender sus diferencias. Aprovechamos para abrir ahí también nuestra tienda física de comercio justo, y desde el primer momento ofrecemos degustación gratuita de café y té. Las mujeres españolas estamos muy acostumbradas a socializar en bares, pero en otras culturas no se sienten tan cómodas, así que tratamos de reproducir el ambiente de una cafetería, pero gratis, y donde se viene a dialogar tranquilamente. Es un espacio de esparcimiento y de desarrollo personal.

¿Cómo ha ido evolucionando?

Queríamos que fuera un espacio lúdico y de paz, acogedor, en el que pudieran venir las mujeres a socializar, que las empoderara y se apoderaran de la ciudad, sobre todo aquellas más vulnerables, como las migrantes que apenas salen porque no tienen un entorno familiar o de acogida estable. No queríamos ser un centro de actividades, ya que bastante trabajan todo el día, sino que pudieran concederse el derecho de no hacer nada. Pero al final tuvimos que ir introduciendo actividades para dinamizar el espacio, y ahora ofrecemos muchas, buena parte de ellas propuestas por las propias usuarias. En nuestra web está la programación. Tenemos salidas culturales, un coro, talleres de pintado de bolsas o de consumo, cuentacuentos, club de lectura…

¿Y en una nueva ubicación?

Sí, tuvimos que cerrar durante la pandemia y, cuando reabrimos, lo hicimos en la calle Mayor, compartiendo local con las oficinas de la oenegé. Cuando llegó el confinamiento, la mayoría de nuestras usuarias eran mujeres mayores del barrio, pero no podíamos trasladar nuestra actividad al mundo virtual, porque era un proyecto concebido para que la gente se mezclara y se tocara. Eran ellas quienes más nos llamaban para ver cuándo íbamos a abrir de nuevo, ya que nos echaban de menos.

¿Así surgió el Espacio EntreMayores?

Sí, nació para dar respuesta a la crisis que el covid motivó en muchas personas mayores, que se encontraron solas, confinadas y asustadas por volver a salir. Entonces tenía un enfoque terapéutico, de envejecimiento activo. Pero, una vez superada la pandemia, lo cambiamos, porque hay otras entidades que hacen eso mucho mejor que nosotras. Pasamos de la atención domiciliaria a las actividades grupales, más lúdicas, y de socialización, muchas de ellas compartidas con mujeres de otras culturas y generaciones.

¿Eso también forma parte de su apuesta por la diversidad?

Huimos del edadismo. Aunque en la actividad en la que hay más diversidad es las conversaciones en español, dirigidas sobre todo a gente recién llegada o que necesita seguir practicando el idioma, que son derivadas por otras entidades sociales. Lo importante es crear redes. Siempre hemos querido ser un recurso más para las organizaciones que atienden a mujeres en el ámbito de la inserción laboral, la violencia de género o el acompañamiento a migrantes. Cuando salen, esas mujeres no tienen un sitio en el que juntarse a conversar. Así que vienen al Espacio EntreMujeres, donde también organizan sus propias actividades, pero abiertas a cualquiera que quiera unirse. Por ejemplo, tenemos un grupo de mujeres latinas que viene los sábados a tejer.

¿La creación de redes motiva el foro que han organizado el día 29?

Desde el principio organizamos un foro al año en la Casa de la Mujer, dirigido a las entidades sociales. El primer año lo dedicamos a preguntarles qué les parecía la idea del espacio. Y esta sexta edición será un homenaje a esas redes que ya hemos creado, pues ya hemos conseguido que nos vean como un recurso más de la ciudad, que sus socias conozcan nuestro espacio y se apropien de él. Invitamos a todo el mundo a que venga a conocernos, a tomar un café o un té y a charlar y compartir. El acceso es libre y gratuito, como todas nuestras actividades.