Sin casa y sin trabajo

Uno de los colectivos con mayores dificultades para encontrar un empleo son las personas sin hogar, y lograr la meta de su inserción laboral supone todo un desafío, lleno de obstáculos, para las profesionales del proyecto Emplearte

El proyecto Emplearte trata de lograr la inserción laboral de sus 50 personas usuarias.

El proyecto Emplearte trata de lograr la inserción laboral de sus 50 personas usuarias. / Laura Trives

Mario Gracia

Este Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, hay aragoneses que poco o nada tienen que celebrar. Pese a la disminución del paro, no acaban de encontrar su hueco en el mercado laboral. Personas con discapacidad, racializadas o próximas a la edad de jubilación continúan sin tenerlo fácil.

Pero, si hay un colectivo para el que el acceso al empleo sigue representando un desafío mayúsculo, ese es el de las personas sin hogar. Los obstáculos que afrontan “son múltiples. Las personas en situación de calle están en inferioridad de condiciones por aspectos que para otras son básicos”, afirma Marina Mihaela Aldica, terapeuta ocupacional en la Fundación La Caridad.

“Nuestros usuarios, la mayoría de las veces, no pueden comenzar a trabajar por no tener un techo, una higiene básica, acceso a las tecnologías para la búsqueda de empleo ni una higiene del sueño o una alimentación adecuadas”, indica. “Además, a estas dificultades se unen los prejuicios y estigmas que hoy en día existen en la sociedad y en las empresas”.

Algunas organizaciones de la Coordinadora de Entidades para Personas Sin Hogar de Zaragoza (CEPSHZ), como El Carmen, Sercade, Cruz Roja o Cruz Blanca, cuentan con servicios y programas de inserción sociolaboral. Pero un elevado porcentaje de sus personas usuarias presenta “perfiles muy complejos que requieren una intervención más específica y continuada en el tiempo”, explica Aldica.

Por este motivo, hace seis años, la Coordinadora ponía en marcha el proyecto Lumbre “para poder atender a personas en extrema vulnerabilidad que necesitaban una atención más especializada e individualizada”. Hoy, rebautizado como Emplearte y gestionado por La Caridad, es un recurso al servicio de todas las asociaciones de la CEPSHZ, que cuenta con 50 participantes.

Este proyecto trabaja de manera transversal objetivos de prevención e integración social que confluyen y refuerzan los de las entidades. Al frente hay dos profesionales. Una es la terapeuta ocupacional Marina M. Aldica, cuyo perfil profesional se complementa con el de la psicóloga y orientadora Carolina J. Casado, un equipo interdisciplinar que consigue dotar a los usuarios de “las herramientas y fortalezas necesarias para una inserción laboral satisfactoria”, asegura la primera.

Los beneficiarios son derivados desde las entidades de la CEPSHZ. Se hace una valoración de sus circunstancias personales, habilidades, motivaciones y objetivos para “poder explorar sus fortalezas y debilidades”. Después, se traza un itinerario de actuación individualizada y comienzan la intervención directa y las acciones necesarias para su inserción laboral. Y, cuando la persona encuentra trabajo, se hace un seguimiento prolongado en el tiempo, evaluando las capacidades adquiridas para el mantenimiento del mismo.

En paralelo, se ofrece atención emocional y psicológica. Desde Emplearte, se intenta que cada persona recupere “el sentido de utilidad y pertenencia. Se trabajan los traumas, la ansiedad, los trastornos del estado del ánimo…”, detalla Aldica. “En conclusión, tratamos de empoderar a la persona y dotarla de estrategias y pautas necesarias para afrontar los problemas que le impiden avanzar”.

No es una tarea fácil. Según describe, “la población a la que se destina este proyecto tiene un perfil multiproblemático, que afecta tanto a los usuarios a los que se atiende como al entorno en el que conviven”. En casi todas las personas atendidas confluyen factores comunes como la pobreza severa, una edad avanzada, la falta de apoyo social, el aislamiento, la ruptura de vínculos familiares, el deterioro personal, la falta de alojamiento y de cualificación, profesiones obsoletas, adicciones...

Circunstancias que no les facilitan alcanzar la meta de la inserción sociolaboral. “Muchos tienen mucha rigidez, falsas expectativas, se niegan a la formación, necesitan inmediatez, les cuesta adaptarse a las nuevas tecnologías y a la nueva metodología de búsqueda de empleo... Y muchos desaparecen durante el proceso”, admite la terapeuta.

Cada día es para nosotras una montaña rusa de emociones. Nos duele ver la frustración de muchos de ellos, que desean trabajar y no pueden”, lamenta. Y, a pesar de todo, el éxito del proyecto es notorio. El año pasado, 48 personas, de un total de 63 participantes, encontraron trabajo.

Carolina y Marina, las responsables del proyecto Emplearte.

Carolina y Marina, las responsables del proyecto Emplearte. / Laura Trives

9 entidades que suman esfuerzos

La Coordinadora de Entidades para Personas Sin Hogar de Zaragoza está compuesta por nueve organizaciones: Centro Social San Antonio (Sercade), Obra Social El Carmen, Obra Social de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Fundación San Blas, Fundación Cruz Blanca, Hermandad del Santo Refugio, Cruz Roja Zaragoza, Fundación La Caridad y Cáritas Diocesana de Zaragoza. Además, cuenta con la colaboración del Albergue Municipal de Zaragoza.

Su finalidad es tejer una red para atender de forma conjunta a este colectivo, defender sus intereses y coordinar y apoyar los esfuerzos de todas las entidades que trabajan con él. Asimismo, contribuye al proceso de transformación de la realidad social, ejerciendo como interlocutora en lo que atañe a políticas sociales, de promoción y prevención. Estas organizaciones atienden cada día a más de 700 personas, cubriendo sus necesidades básicas, interviniendo en la calle e implementando itinerarios de acompañamiento e inserción personalizados.