El informe del Consejo de Europa expresa su "inquietud por la existencia de un nacionalismo agresivo en el País Vasco, donde una parte de la población no nacionalista es objeto de exclusión social, amenazas y violencia, que en algunos casos se cobra víctimas mortales". También muestra su preocupación "por la dimensión xenófoba y étnica de los actos violentos cometidos por ETA".

El informe recoge las críticas formuladas por el comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Alvaro Gil-Robles, por los planteamientos excluyentes y agresivos contra los no nacionalistas que se dan en las escuelas vascas, que "roza a veces la incitación a posiciones racistas".

El Consejo de Europa considera también que en Cataluña los niños castellanohablantes que siguen el programa de inmersión lingüística de la Generalitat deberían tener "la posibilidad de recibir la educación en español".

El documento critica la "marginación y exclusión" que padece "gran parte" de la comunidad gitana. Otros problemas son las dificultades sanitarias y la vivienda.