El presidente del Gobierno, José María Aznar, mantiene, en una entrevista publicada ayer por el diario San Francisco Chronicle , que las armas de destrucción masiva que sirvieron de justificación para la guerra de Irak acabarán apareciendo.

A pesar de que responsables de la Administración norteamericana han reconocido que algunas de las acusaciones formuladas sobre el arsenal de Irak eran falsas, y también el primer ministro británico, Tony Blair, ha sido acusado de exagerar el potencial armamentístico del régimen de Sadam Husein, el presidente Aznar insiste en la entrevista en pedir paciencia a quienes exigen pruebas sobre la existencia de las armas químicas y bacteriológicas. Para el presidente español, la búsqueda de estas armas es una "tarea difícil que acaba de empezar" y requiere su tiempo.

"La comunidad internacional advirtió a Husein de que se desarmase", afirma el presidente español, que añade a continuación: "Hicimos lo que teníamos que hacer, y lo hicimos teniendo en cuenta la seguridad mundial y el respeto por las leyes internacionales".

APOYO DE PALACIO Tampoco la titular de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, cedió ayer un ápice en su afirmación de que el arsenal de destrucción masiva existe. La ministra incluso fue más allá y pronosticó que estas armas se descubrirán cuando "quien las ha enterrado" revele su paradero.

Palacio repitió que la posición española durante la guerra de Irak siempre estuvo basada en los informes que elaboraron los inspectores de Naciones Unidas y advirtió de que el Ejecutivo español no va a pronunciarse sobre la supuesta "exageración" del riesgo real por parte de Estados Unidos y el Reino Unido. "Eso es un asunto de política interna de esos países. El Gobierno no tiene por qué entrar a valorar una cuestión de política interna sobre si se han modificado algunos informes de inteligencia", zanjó la ministra de Asuntos Exteriores.