Luis Aragó-Cortés contaba 26 años cuando murió en un atentado de ETA en San Sebastián, en el año 1991. Pero el tiempo transcurrido desde su asesinato no ha hecho más que acentuar el dolor de sus familiares. "Nada más oír la noticia de la tregua por la televisión, me levanté para apagarla", declaró ayer Maximiliano Vidal, su padre, que vive en el pequeño pueblo zaragozano de Murero, cerca de Daroca. "No quiero saber nada de la ETA, ni del terrorismo", reconoció. "Desde que murió mi hijo, no puedo soportarlo".