La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y el PP cosecharon ayer el menor apoyo ciudadano de la legislatura contra la política antiterrorista del Gobierno. La octava gran marcha convocada por el colectivo en Madrid, a la que el PP se ha sumado con menos entusiasmo que en ocasiones anteriores, solo logró congregar unas 70.000 personas, menos de la quinta parte de los participantes en la última manifestación, el pasado 10 de marzo. En aquel momento, gran parte de la sociedad estaba rabiosa porque el Ejecutivo excarcelara al etarra Iñaki De Juana Chaos, mientras ahora, una vez finiquitada la tregua, las fuerzas de seguridad, bajo las órdenes del Ministerio del Interior, detienen día sí, día también a miembros o colaboradores de la banda terrorista.

Las miles de banderas españolas que ondeaban al viento desde la Plaza de Pintor Sorolla hasta la Plaza de Colón no impedían que los huecos entre la gente, en algunos momentos del recorrido, fueran palpables. La Delegación del Gobierno cifró en 76.875 los asistentes, aunque según datos de este diario esta cifra podría rebajarse hasta unas 70.000 personas. Incluso la Comunidad de Madrid, que en anteriores ocasiones ha afirmado que más de un millón de ciudadanos respaldaban a la AVT, ofreció una estimación mucho menos abultada. Según los técnicos de Esperanza Aguirre, 550.000 participaron en la protesta.

AUSENCIA DE RAJOY El tibio resultado puede estar provocado porque el PP no ha defendido la marcha de la AVT con el mismo fervor que en anteriores ocasiones. El partido ha insistido, desde que se supo la convocatoria, en que apoyaba la protesta, pero su líder, Mariano Rajoy, que en el pasado modificó su agenda para acudir a las concentraciones, no acudió ayer con el pretexto de que tenía un acto de precampaña en Almería. Y hasta el viernes no hizo un llamamiento a manifestarse, después de que el presidente de la AVT, Francisco José Alcaraz, le echara en cara su falta de apoyo. Aún así, la plana mayor del PP --desde Ángel Acebes y Eduardo Zaplana, hasta Esperanza Aguirre y Ana Botella-- sí que acudió a la cita. El expresidente José María Aznar excusó su presencia porque está de viaje en Estados Unidos.

Ante estas ausencias, el auténtico protagonista de la marcha fue el portavoz de la AVT. Su imputación por un delito de injurias al Gobierno ha supuesto el último paso para convertirle en icono de la oposición de las víctimas a la negociación con ETA. "Alcaraz somos todos" se escuchó con mucha más intensidad que "Zapatero, dimisión", la consigna protagonista en otras marchas. Si bien, el fervor de la gente no siempre era espontáneo. En más de una ocasión, miembros de la organización pidieron a los asistentes que gritaran consignas en su apoyo.

Cuando la cabecera de la manifestación, que rezaba Un futuro en libertad, llegó a la Audiencia Nacional, la marcha se detuvo y los participantes empezaron a gritar "Libertad de expresión". Y en el escenario, la periodista Isabel San Sebastián, destacó la "feroz campaña" que el Gobierno ha emprendido contra el portavoz de las víctimas "por atreverse a negarse a la negociación". Alcaraz, por su parte, dedicó su discurso a repasar los motivos de la marcha: la petición al Ejecutivo de que ilegalice a ANV y EHAK, "brazos políticos de ETA", y derogue la "indigna" resolución que permite al Gobierno "negociar con los asesinos".

También hubo banderas preconstitucionales. Al final de la marcha se agruparon una veintena de personas de ultraderecha que proferían gritos contra el Gobierno y la democracia.

ANV TAMPOCO CONVENCE Escasas también fueron las protestas celebradas en Euskadi para "construir un muro frente a la ilegalización" de ANV tuvieron escasa asistencia. La formación aberzale pretendía responder también a la convocatoria de la AVT en Madrid. En San Sebastián se reunieron unos cientos de personas, entre ellas la novia del etarra Iñaki de Juana Chaos, Irati Aranzabal, y el dirigente del sindicato LAB. En Bilbao, 2.000 personas marcharon tras el lema "Independentzia" y el anagrama de ANV. En Vitoria, la convocatoria congregó a unos centenares de personas.