Unidas Podemos y el PSOE están viviendo sus momentos más complicados en la coalición del Gobierno, con profundas diferencias sobre cómo afrontar la guerra en Ucrania, la crisis energética o el giro del Sáhara, pero pese a ello, los dos están condenados a aguantar para evitar romper la legislatura.

Porque si la rompen ahora, con el malestar creciente en la calle y esta nueva crisis que impacta de lleno en las clases medias, hay muchas papeletas para que el PP y Vox puedan tomar la alternativa si hubiera un adelanto electoral.

En esa dirección apunta precisamente el último barómetro del CIS, en el que PSOE, PP y Vox se disparan, pero Unidas Podemos se hunde.

Lo que aún no refleja el sondeo es el volantazo de Pedro Sánchez en el Sáhara, apoyando el plan de autonomía de Rabat, muy criticado por los socios de gobierno y de investidura, que incluso advirtieron al PSOE que tomar decisiones unilaterales en cuestiones clave podrían comprometer la mayoría del bloque progresista.

Unidas Podemos ni se ha planteado mandar un recado tan contundente a los socialistas porque están decididos a mantener a flote el Gobierno aún a costa de la propia estabilidad de la formación confederal, que también se encuentra bastante amenazada.

Consiguieron remendar la fractura que se abrió dentro de la organización y en el seno del Ejecutivo a raíz del envío directo de armas a Ucrania, que Yolanda Díaz apoyó en contra del criterio de Podemos, pero el Sáhara igual revienta el remiendo interno.

Según han asegurado a Efe algunas fuentes del grupo parlamentario, hay varios diputados que no ven con buenos ojos que la dirección de Ione Belarra no se haya plantado ante los socialistas y continúe en el Gobierno volviendo la espalda a sus principios esenciales.

Incluso no descartan que algunos sigan el camino de Meri Pita, la diputada canaria que esta semana abandonó las filas moradas para integrarse en el Grupo Mixto después de criticar la deriva del partido de los últimos tiempos.

La marcha de Pita del grupo confederal llega después de que Alberto Rodríguez tuviese que dejar su escaño al ser condenado e inhabilitado por el Tribunal Supremo, dejando al grupo parlamentario en 33 escaños con el peligro que esto supone en el escenario actual de mayorías parlamentarias tan ajustadas.

Pese a las consecuencias que pueda tener para Podemos mantenerse en la coalición de Gobierno, el partido tiene claro que no va a romper con el PSOE porque creen que son una pieza clave y la única garantía para que el Ejecutivo siga haciendo políticas progresistas.

Y lo mismo piensa Yolanda Díaz, que si bien en esta ocasión ha salido a censurar a Sánchez, ha desechado por completo abandonar el Gobierno por este motivo.

La vicepresidenta segunda coincide con Podemos en no saltar de este barco y en poco más, aunque también las dos partes se ven obligadas a entenderse de cara a las próximas generales en el proyecto "transversal y sin siglas" que Díaz quiere promover y que continúa en el aire.

De momento, el proceso de escucha, el primer paso que quería dar la vicepresidenta antes de decidirse a impulsar una candidatura electoral, ha sido pospuesto varias veces y por ahora aparcado sin fecha debido a la grave crisis que está provocando la invasión de Ucrania cuando todavía no se ha remontado la que ha causado la pandemia y que obliga a Díaz a no despistarse de la tarea de gobierno.